el jefe de la centroderecha y ganador el domingo, Friedrich Merz, busca formar gobierno con los socialdemócratas

Alemania enfrenta su segundo cambio de líder en menos de cuatro años luego que el jefe de la oposición de centro-derecha, Friedrich Merz, ganara las elecciones del domingo, que registraron un aumento de un partido de extrema derecha y una contundente derrota para el canciller saliente Olaf Scholz.

Tras el colapso del gobierno de tres partidos de Scholz en noviembre, ahora le corresponde a Merz restaurar la estabilidad en el país más poblado de la Unión Europea y un peso político tradicional, que también tiene la economía más grande del continente.

Merz enfrenta una tarea difícil. Pero podría haber sido peor. Merz tiene una opción realista para formar un gobierno: una coalición con los socialdemócratas de Scholz. Su bloque de la Unión Demócrata Cristiana de Alemania y su rival de centro-izquierda tienen un total combinado de 328 escaños en el parlamento de 630.

Él dice que espera concretar el acuerdo para Pascua. Ese es un plazo desafiante: los posibles socios tendrán que reconciliar propuestas contrastantes para revitalizar la economía, que se ha contraído durante los últimos dos años, y para frenar la migración irregular, un tema que Merz impulsó con fuerza durante la campaña. Eso probablemente requerirá diplomacia y una disposición a comprometerse que a menudo no fueron evidentes en las últimas semanas.

Aún así, es una tarea mucho más fácil de lo que podría haber sido. Durante horas en la noche del domingo, lucía probable que Merz necesitaría añadir un segundo socio de centro-izquierda, los Verdes ambientalistas, para formar una mayoría parlamentaria.

La Unión y los socialdemócratas fueron los pesos pesados de la Alemania de la posguerra. Pero su apoyo ha estado erosionándose durante al menos dos décadas a medida que el panorama político se ha vuelto más fragmentado. Su desempeño combinado el domingo fue el más débil desde que se fundó la república federal de posguerra en 1949.

Los socialdemócratas tuvieron su peor resultado en la posguerra con sólo el 16,4% de los votos. La Unión tuvo su segundo peor resultado con un 28,5%. Esta es apenas la segunda vez que el partido ganador obtuvo menos del 30%; la primera fue en 2021.

La Alternativa para Alemania, o AfD, de extrema derecha y antiinmigración, emergió como el partido más fuerte en el este del país, que anteriormente era comunista y menos próspero. Eso consolidó su primacía en una región que ha sido durante mucho tiempo su bastión, y donde ganó su primera elección estatal el año pasado.

Otros partidos fueron más fuertes en tan solo unas pocas circunscripciones del este fuera de Berlín. En el oeste de Alemania, que representa la mayor parte de la población del país, la AfD quedó detrás de la Unión de Merz y, a veces, de otros partidos también, pero aún así obtuvo un fuerte apoyo en su camino hacia el 20,8% de los votos a nivel nacional, la puntuación más alta de un partido de extrema derecha en la posguerra.

Si bien la AfD registró las mayores ganancias, el Partido de la Izquierda hizo las más inesperadas. El partido parecía destinado a la obsolescencia electoral al inicio de la campaña, pero logró un regreso contundente al obtener el 8,8% de los votos.

El Partido de la Izquierda apeló a los votantes jóvenes con posiciones muy liberales sobre cuestiones sociales y de migración y una política de gravar a los ricos, respaldada por una astuta campaña en redes sociales.

Se benefició de la polarización durante la campaña después de que una moción que Merz presentó al parlamento, pidiendo que muchos más migrantes fueran devueltos en la frontera, pasara gracias a los votos de la AfD. Los conservadores de Merz han rechazado durante mucho tiempo trabajar con el Partido de la Izquierda, por lo que no había perspectivas de que este lo apoyara en la cancillería.

Merz ha sido un firme defensor de Ucrania mientras se defiende de la invasión rusa. Escribió en la red social X el lunes que “más que nunca, debemos poner a Ucrania en una posición de fortaleza”. Agregó que “para una paz justa, el país que está bajo ataque debe ser parte de las negociaciones de paz”.

Alemania se convirtió en el segundo mayor proveedor de armas de Ucrania después de Estados Unidos bajo Scholz. Merz ha criticado en ocasiones al gobierno saliente por hacer muy poco, pidiendo notablemente que Alemania suministrara misiles de crucero de largo alcance Taurus a Kiev. Scholz se negó a hacerlo.

Merz, al igual que Scholz, ha sido reservado hasta ahora sobre si Alemania podría contribuir a una posible fuerza de mantenimiento de la paz, sugiriendo que la discusión es prematura.

Scholz logró una estrecha victoria en 2021 después de presentarse como la opción más segura disponible.

Pero la agenda de su gobierno fue rápidamente trastornada por la guerra en Ucrania y las subsiguientes crisis de energía e inflación. Su coalición se volvió notoria con el tiempo por las luchas internas y la mala comunicación. Scholz ha sugerido recientemente que tal vez debería haberla terminado antes de lo que lo hizo.

Scholz buscó otro regreso poco probable. Pero demasiados votantes, e incluso algunos en su propio partido, se habían desilusionado con el impopular canciller.