(Kiev, enviada especial) Ucrania es un país muy distinto a aquel que fue antes de que las tropas de Vladimir Putin lo invadieran, en febrero de 2022. De soportar la destrucción y los muertos del inicio, pasó a ser rearmada por la Alianza Atlántica del Norte, que lidera Estados Unidos, y así desafiar al enemigo. Ahora, los ucranianos son socialmente también otros: Rusia, su invasor, es una obsesión y debieron aceptar que se les detuvo la vida y debieron reevaluar el futuro que tenían a corto, mediano y largo plazo.
Hoy, con un este del territorio plenamente ensangrentado porque la guerra se concentra allí y con un oeste que relativamente vive en calma porque de tanto en tanto reciben un misil, hay aspectos no visibles de esta guerra.
“Cuando se termine la guerra en Ucrania vamos a ser un país de veteranos y nos estamos preparando para ello”, le dijo a Clarín en Kiev, Yulia Kirillova, la jefa de la Federación de Veteranos de Guerra de Ucrania.
Kirillova conversó con un grupo de prensa especializada en relaciones exteriores, entre ellos, Clarín, invitados por la cancillería ucraniana para ver de cerca este nuevo período de la guerra. El viaje a Kiev desde la Argentina dura dos días porque el último tramo, desde Varsovia a Kiev, hay que hacerlo en 15 horas por tierra porque desde que fueron invandidos la aviación civil está suspendida.
Ex combatiente voluntaria, Kirillova contó un dato poco conocido en países que sufrieron otras guerras: en 2021, cuando intentaban hacer una gran reestructuración en la Federación, tenían 400.000 veteranos que atender. Ahora, en dos años y medio de guerra tras la invasión masiva y abierta del 24 de febrero de 2024, la Federación debe atender ya 1.200.000 veteranos con toda su problemática: los que están en pie y no fueron heridos o quedaron discapacitados y vuelven a movilizarse a la guerra y entraron a la Federación. La mujer estima que en poco tiempo, aunque no se sabe cuándo terminará esta nueva guerra, pasarán a ser 5 millones los veteranos con sus familias.
Tal como contaron también Bohdan Okhrimenko y Petro Yatsenko, que están al frente de la Oficina para el Trato de Prisioneros de Guerra, Rusia y Ucrania intercambiaron hasta fines de agosto sólo 7.000 prisioneros de guerra. Más de la mitad de ellos fueron entregados por el gobierno de Volodimr Zelenski.
Los dos contaron primero que el acuerdo que están llevando a cabo con Moscú sobre los prisioneros de guerra es atípico dentro de la misma Convención de Ginebra, puesto que se está haciendo mientras el conflicto sigue y no sobre el final del mismo. Por otro lado, aseguran que mientras ellos a Rusia “devuelven a sus presos en buenas y dignas condiciones” físicas, los rusos devuelven a los ucranianos demacrados y torturados.
En la Federación debieron hacer un giro de 180 grados en su actividad. Tienen 857 proyectos y ocho programas que reciben ayuda del gobierno ucraniano y de los Estados Unidos, su primer gran aliado en la actualidad. Este 22 de septiembre harán el primer gran festival de para estos hombres, -hay sólo 30.000 mujeres fruto de que recientemente fueron incorporadas a la carrera militar en todos sus rangos- muchos de los cuales están consiguiendo trabajo en las fábricas militares, en el desarrollo y fabricación de drones, uniforme y todo tipo de equipamiento para el frente con Rusia.