En un fuerte “mensaje” al régimen venezolano, Estados Unidos incautó este lunes en República Dominicana un avión que es utilizado regularmente por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, después de determinar que su compra violaba sanciones estadounidenses e infracciones de las leyes de control de exportaciones. Las autoridades federales llevaron luego la aeronave al estado de Florida.
La incautación fue una operación conjunta entre los departamentos de Seguridad Nacional, Justicia y Comercio, y otras agencias federales estadounidenses. El avión, utilizado por Maduro por motivos personales y profesionales, es un Dessault Falcon 900EX, un jet corporativo que está valuado en 13 millones de dólares, según el Departamento de Justicia.
Según explicó la cadena CNN, el avión sería el equivalente venezolano al Air Force One, la nave oficial del presidente de Estados Unidos, aunque el aparato confiscado es una nave de mucho menor porte que el Boeing 747 que ahora usa Joe Biden.
Nicolas Maduro y su narcodictadura se ha dedicado a saquear al pueblo venezolano.
Hoy, decomisamos su avión y ojalá pronto será extraditado a los Estados Unidos por sus infinitos crímenes de lesa humanidad.
— Rep. Carlos A. Gimenez (@RepCarlos) September 2, 2024
La acción del gobierno de Joe Biden sube la tensión con Caracas y eleva la presión sobre el régimen de Maduro, al cumplirse un mes de las elecciones presidenciales de fin de julio en las que el autócrata venezolano fue proclamado ganador por el Consejo Nacional Electoral, pese a que el candidato opositor, Edmundo González Urrutia, obtuvo la mayoría de los votos, según observadores internacionales y las actas disponibles. Biden ha insistido en que Maduro debe reconocer la derrota y mostrar las actas y ha condenado la represión por parte del régimen venezolano.
“Esto envía un mensaje a la cúpula venezolana”, dijo un funcionario estadounidense a CNN. “Incautar el avión de un jefe de Estado extranjero es un hito en asuntos criminales. Estamos enviando un mensaje claro de que nadie está por encima de la ley, nadie estpa fuera del alcance de las sanciones estadounidenses”, agregó.
“Los funcionarios estadounidenses trabajaron estrechamente con la República Dominicana, que notificó a Venezuela sobre la incautación”, señaló el funcionario. “El siguiente paso, al llegar a Estados Unidos, será buscar la confiscación de la aeronave, lo que significa que el gobierno venezolano tiene la oportunidad de solicitarla”.
El avión fue incautado en el aeropuerto de La Isabela, en Santo Domingo, República Dominicana, donde aparentemente se encontraba desde hace unos meses, y luego trasladado al aeropuerto ejecutivo de Fort Lauderdale, informaron las autoridades.
El avión, matriculado en la república europea de San Marino, había visitado previamente San Vicente y las Granadinas, Cuba y Brasil, a menudo con Maduro a bordo, según la documentación.
“El Departamento seguirá persiguiendo a quienes violen nuestras sanciones y controles de exportación para evitar que utilicen recursos estadounidenses para socavar la seguridad nacional de Estados Unidos”, dijo el Fiscal General Merrick Garland, que señaló que el avión había sido adquirido “ilegalmente” por 13 millones de dólares a través de una “sociedad fantasma” y “sacado de contrabando” de Estados Unidos para luego ser utilizado por “Maduro y sus amigos”.
La incautación se dio en el marco de las investigaciones que lleva adelante Estados Unidos sobre las prácticas corruptas del gobierno de Venezuela. El gobierno de Biden mantiene una orden de captura contra Maduro sobre quien pesa una recompensa de 15 millones de dólares. Los cargos por los que se busca al autócrata venezolano incluyen “narcoterrorismo, corrupción y tráfico de drogas” en una causa abierta en Nueva York en 2021.
Estados Unidos y Venezuela habían acordado el año pasado en Barbados una vía para “restaurar la democracia” en el país caribeño. El pacto implicaba que el gobierno de Maduro celebraría elecciones justas y transparentes a cambio de que Estados Unidos levantara algunas sanciones petroleras. Las sanciones se reinstalaron porque el régimen incumplió y la tensión entre ambos países se agravó luego de las pasadas elecciones presidenciales, cuando Maduro se dio por ganador sin mostrar las actas electorales.
Fulton Armstrong, profesor de Estudios Latinoamericanos de American University, ex asesor de Inteligencia para América Latina entre 2000 y 2004 dijo a Clarín que “el gobierno de Biden quiere dar la impresión de que está siendo duro con Maduro. Ha aplicado políticas de “máxima presión” durante años y ha fracasado estrepitosamente. Se negó a crear condiciones, como reducir las amenazas contra Maduro y sus aliados si aceptaban una victoria de la oposición, que los hubieran inducido al menos a aceptar su derrota cada vez más evidente”.
La incautación significa que “el gobierno de Biden no va a utilizar esta crisis para explorar, como han instado México, Brasil y Colombia, un acuerdo negociado. Estados Unidos está provocando a Maduro y a sus aliados para que se empecinen y luchen hasta el final. El objetivo sigue siendo continuar con la máxima presión con la esperanza –sin pruebas de que las esperanzas estén basadas en la realidad– de que los militares se rebelen, derroquen a Maduro y lo extraditen”.
Sin embargo, señala el experto, “el hecho de que Maduro no haya publicado las actas equivale a una pérdida inexplicable de la legitimidad de sus afirmaciones de victoria electoral. Pero sería bastante extraordinario que un presidente como Maduro, elegido democráticamente en elecciones anteriores, se apresurara a entregar las riendas del gobierno a los candidatos preferidos de los Estados Unidos”.