En medio de un repudio mundial por la polémica iniciativa del presidente Donald Trump de que Estados Unidos “tome” la Franja de Gaza para desarrollarla como una “Riviera de Oriente Medio” y desplazar de forma permanente a más de dos millones de palestinos que viven allí, la Casa Blanca buscó este miércoles atenuar su plan y dijo que no enviarán tropas a esa zona ni tampoco pagarán por la reconstrucción.
En un sorpresivo anuncio tras reunirse con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu en la Casa Blanca, Trump dijo el martes en una conferencia que “Estados Unidos tomará la Franja de Gaza”. “La poseeremos y nos encargaremos de desmantelar todas las bombas peligrosas sin explotar y otras armas en el sitio, nivelar el sitio, deshacernos de los edificios destruidos, allanarlo, crear un desarrollo económico que proporcionará un número ilimitado de empleos”.
Además, insistió en que reubicaría a los palestinos que viven allí fuera de ese territorio, en países vecinos, donde se les daría “un pedazo de tierra bueno, fresco y hermoso” mientras sugería que EE.UU. se adueñaría de Gaza por un tiempo prolongado. “Yo veo una posesión de propiedad a largo plazo y creo que traerá gran estabilidad a Oriente Medio”, dijo.
La explosiva iniciativa de Trump se produce en medio de un frágil alto el fuego entre Israel y Hamas, durante el que el grupo armado ha ido entregando rehenes a cambio de la liberación de prisioneros retenidos por Israel. Y cuando se está por negociar una segunda fase del acuerdo.
Netanyhau a su lado festejaba la iniciativa y calificaba a Trump como el mayor aliado que Israel haya tenindo en la Casa Blanca”. El estadounidense también se entusiasmaba: “A todas las personas con las que he hablado les encanta la idea”, dijo Trump.
La deportación o el traslado forzosos de una población civil es una violación del derecho internacional humanitario, un crimen de guerra y un crimen de lesa humanidad, advierten los expertos y, más allá del repudio de los palestinos, la iniciativa fue rechazada por aliados de Estados Unidos como Egipto, Jordania, Arabia Saudita, Francia, España, Gran Bretaña, Italia y Australia.
La Casa Blanca salió a defender la propuesta de Trump como «ideas audaces, frescas y nuevas». Pero ante el rechazo mundial, algunos funcionarios buscaron bajar el tono de algunos elementos del plan del presidente.
El secretario de Estado, Marco Rubio, sugirió dos veces que Trump solo proponía despejar y reconstruir Gaza, no reclamar la posesión indefinida del territorio. “Lo único que ha hecho el presidente Trump… es ofrecer la voluntad de Estados Unidos» de intervenir y limpiar las municiones sin explotar en el enclave devastado por la guerra, lo que requeriría que los palestinos se retiren por un período, dijo Rubio.
Steve Witkoff, el enviado especial para el Medio Oriente, dijo a los senadores republicanos en un almuerzo a puertas cerrada que Trump «no quiere poner tropas estadounidenses en el terreno, y no quiere gastar ningún dólar estadounidense en absoluto» en Gaza, según el senador Josh Hawley de Missouri. Igualmente, la idea del desplazamiento se mantiene.
La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt aclaró que Estados Unidos no iba a enviar tropas al terreno. Y dijo que no iban a pagar por la reconstrucción de Gaza. “Va a trabajar con nuestros socios en la región para reconstruirla», dijo. “Pero eso no significa que haya botas sobre el terreno en Gaza. No significa que los contribuyentes estadounidenses vayan a financiar este esfuerzo», dijo Leavitt. «Significa que Donald Trump, que es el mejor negociador del planeta, va a llegar a un acuerdo con nuestros socios en una región».
Leavitt dijo que los palestinos en Gaza tendrían que ser «reubicados temporalmente», a pesar de la sugerencia de Trump el martes de que el desplazamiento sería permanente.
Duros cuestionamientos
Los rechazos contra la iniciativa fueron duros. El primero fue el del grupo ultraislámico Hamas, que controla la Franja y que lanzó el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023 en Israel, que aseguró que la propuesta es «racista» y pretende «liquidar» la causa palestina. “El pueblo palestino… seguirá apegado a su tierra y no aceptará ese plan sin importar el coste», aseguró en un comunicado Abdul Latif al Qanou, portavoz de Hamas.
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmud Abbas, enfrentado con Hamas desde 2007, se sumó al rechazo: «No permitiremos que los derechos de nuestro pueblo, por los que llevamos décadas luchando y por los que hemos realizado grandes sacrificios, sean violados», dijo.
Arabia Saudita, un importante aliado estadounidense, también se pronunció rápidamente en un enérgico comunicado: “Rechazo absoluto de la infracción sobre los derechos legítimos del pueblo palestino, ya sea a través de políticas de asentamiento israelíes, la anexión de tierras palestinas o los esfuerzos para desplazar al pueblo palestino de su tierra”, dijo el comunicado que señaló que el pedido de Riad de que se forme un estado palestino independiente es una “posición firme, constante e inquebrantable”.
Egipto y Jordania ya habían manifestado su oposición a albergar palestinos. Pero este miércoles, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto dijo que los programas de ayuda y recuperación para Gaza tendrían que comenzar «sin que los palestinos se vayan». Y el rey Abdullah II de Jordania, en una reunión con el jefe de la Autoridad Palestina, rechazó cualquier intento de desplazar a los palestinos y anexionarse sus tierras.
Las voces contra el plan de Trump también se alzaron desde Europa. La ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, emitió un duro comunicado: «Un desplazamiento de la población civil palestina de Gaza no solo sería inaceptable y violaría el derecho internacional. También conduciría a nuevos sufrimientos y nuevos odios”, dijo.
Francia también manifestó su oposición a cualquier «desplazamiento forzoso desplazamiento forzoso de la población palestina de Gaza, que constituiría una grave violación del derecho internacional«, dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores francés en un comunicado. París señaló que un intento de expulsión sería «un obstáculo importante a la solución de los dos Estados y un factor desestabilizador de primer orden» para toda la región, incluidos países socios como Egipto y Jordania.
El primer ministro de Gran Bretaña, Keir Starmer, dijo que los habitantes de Gaza «deben ser autorizados a volver a casa, se les debe permitir reconstruir y debemos estar con ellos en esa reconstrucción en el camino hacia una solución de dos Estados».
La propuesta «es difícil de implementar», dijo el canciller italiano Antonio Tajani.
Desde España, el canciller José Manuel Albares afirmó que «Gaza es la tierra de los palestinos gazatíes, deben seguir en Gaza porque Gaza es parte del futuro Estado palestino por el que España apuesta».
El primer ministro Anthony Albanese de Australia, un país que es fuerte aliado de Estados Unidos en Asia-Pacífico, fue sutil: “Como primer ministro de Australia, no voy a hacer un comentario diario sobre las declaraciones del presidente de Estados Unidos”, dijo.
Incluso China criticó: “El dominio palestino sobre los palestinos es el principio básico de la gobernanza de Gaza en la posguerra, y nos oponemos al traslado forzoso de los residentes de Gaza», dijo Lin Jian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.
En Estados Unidos, si bien algunos legisladores republicanos avalaron la iniciativa, otros, como Rand Paul, se cuestionaban por qué gastar en semejante iniciativa en el exterior cuando habían votado por “America first”.
Los opositores rechazaron rápidamente la idea de Trump. El senador demócrata Chris Coons calificó sus comentarios de “ofensivos, locos, peligrosos y tontos”. A su vez, la representante demócrata Rashida Tlaib, congresista estadounidense de origen palestino, acusó a Trump en una publicación en redes sociales de “llamar abiertamente a la limpieza étnica” con la idea de reasentar a toda la población de Gaza.