En diferido, en un tribunal francés donde su marido está acusado de haber organizado que al menos 90 hombres la violaron y el los filmara, luego que el la drogara, en el pueblito provenzal de Mazan, Madame Gisèle Pelicot está viendo y hablando hoy por primera vez de su propio tormento. Ella nunca se enteró de que era sistemáticamente violada hasta que la policía la invitó a presentarse en la comisaria de Carpetras, en la Vauclouse, en pleno Covid.
Desde el lunes, 51 hombres reclutados por el electricista jubilado Dominique Pélicot para abusar de su mujer, a la que había drogado, están siendo juzgados ante el tribunal penal de Vaucluse, en Avignon. En el cuarto día del juicio, la víctima, Gisèle Pélicot, habló ante los acusados y el juez este jueves.
“Son escenas de barbarie”, dijo Gisèle. “Estoy inerte, en mi cama, y me están violando. Son escenas de barbarie”, pudo responder este jueves. “No me hables de escenas de sexo. Son escenas de violación. Nunca he practicado tríos ni swinging. Eso quiero decir”, añadió.
Con un vestido largo naranja, digna, acompañada por sus tres hijos, la víctima llegó temprano a la audiencia en el Tribunal de Avignon, a 700 kilómetros de París. Su hija se retiró el miércoles de la audiencia del tribunal, cuando descubrió que su padre la había filmado desnuda.
Desde la apertura de este juicio hace tres días, Gisèle se mantiene estoica, silenciosa, pero muy atenta. Por primera vez, Gisèle Pélicot habló este jueves ante el tribunal penal de Vaucluse. Pero sobre todo delante de los 51 hombres acusados de haberla violado.
Violadores reclutados por Internet
Durante casi diez años, su marido, Dominique Pélicot, reclutó en Internet a decenas de desconocidos, ofreciéndose a abusar de ella, después de haberla drogado con somníferos.
“La policía me salvó la vida investigando computadora del señor Pélicot”, declaró en el estrado esta mujer de 72 años, que también se negó a permitir que el juicio se celebrara a puerta cerrada, para que “la vergüenza cambie de bando”. Ella y su marido están en pleno juicio de divorcio.
Desde que se inició el lunes el juicio, previsto para cuatro meses, la mujer ha estado muy atenta a los debates. Y las preguntas de algunos abogados defensores, dirigidas el miércoles al director de la investigación, aparentemente la afectaron. Uno de ellos se preguntó sobre un posible libertinaje de la pareja o sobre la credibilidad de Gisèle Pélicot, que no se dio cuenta de nada, durante diez años, a causa de los somníferos que le administraba su marido.
Ella está evidentemente indignada”, comentó Antoine Camus, su otro abogado, el miércoles, durante una pausa de la sesión: “Le hubiera gustado responder. La sentimos patear detrás de nosotros, diciendo: «Pero quiero responder, quiero responder, pero tengo que responder”. Y respondimos: «¡Mañana!»
«Un insulto a la inteligencia»
El abogado le preguntó a la señora Pélicot: “Algunos acusados admiten los hechos, otros los niegan todos, y otros confirman que estuvieron presentes pero niegan que se tratara de una violación. Usted contrajo cuatro enfermedades de transmisión sexual y estuvo expuesta al VIH seis veces. ¿Qué tiene que decir a las personas que afirman que usted consintió todo esto?”
La señora Pélicot respondió: “Lo único que tengo que decir es que es un insulto a mi inteligencia. Esas personas sabían perfectamente en qué estado me encontraba. Nunca participé conscientemente en ninguna de estas cosas. ¿Cómo puede siquiera intentar hacer creer a la gente que una mujer participaría conscientemente en todo esto?”, preguntó en la sala del juicio.
Interrogado el miércoles, Jérémie Bosse Platière, director de investigación de este caso y ahora director interdepartamental de la policía de Altos Alpes, subrayó «la angustia» de la víctima cuando tuvo conocimiento de los hechos, en el otoño de 2020, por la policía. Su marido acababa de ser detenido por filmar bajo las faldas de tres mujeres, en un centro comercial de Carpentras. Esta angustia “marcó” a los investigadores, insistió el comisionado divisional.
La imagen de subir las escaleras de la comisaría “me acompañará toda la vida”, explicó Gisèle al juez. “Me quedé tranquila, pero cuando entré en la comisaría no vi al señor Pélicot. Era la época de la Covid, así que llevaba mascarilla. Me pidieron mi identidad y la de mi familia”, explicó.
“Me quedé atónita con todas esas preguntas. Una de ellas fue la siguiente: ¿cómo describiría a su marido? Dije que durante los últimos 50 años había sido un “buen tipo y bien intencionado””, continuó.
“Soy una mujer a la que sólo un hombre puede tocar, el señor Pélicot. Ningún otro puede ponerme la mano encima. Me dijeron que me quitara la mascarilla y el policía dijo que me iba a decir algo que no me iba a gustar”, relató Gisèle. Así se enteró de su aberrante drama.
Casi 200 violaciones en nueve años
Víctima desde hace diez años de las acciones de su marido, de julio de 2011 a octubre de 2020, primero cuando vivían en la región de París y luego, sobre todo, en su casa familiar en Mazan, esta pequeña ciudad de Vaucluse, donde se mudaron en marzo de 2013, Gisèle Pélicot nunca entendió que había sido violada durante años.
Por su marido, del que se está divorciando desde que se revelaron los hechos, y por completos desconocidos, que ahora tienen entre 26 y 74 años.
“Mi mundo se está derrumbando. Para mí se está derrumbando todo, todo lo que he construido en 50 años”, explicó este jueves ante el tribunal, recordando aquel día en el que conoció los hechos.
De los 50 coacusados reclutados por Dominique Pélicot, ahora de 71 años, para abusar de su esposa, entre julio de 2011 y octubre de 2020, diez habían regresado varias veces, hasta seis veces en algunos casos. Según las estimaciones de los investigadores, se produjeron en total 200 violaciones, 92 de ellas cometidas por estos hombres reclutados por el marido.
Para Gisèle Pélicot, este proceso será «una prueba absolutamente terrible», advirtió Camus, también abogado de los tres hijos de la pareja: «Vivirá por primera vez, en diferido, las violaciones que sufrió durante diez años», explicó.
La señora Pélicot admitió haber tenido una aventura. Su marido la agarró del cuello cuando se enteró.
“Nada me perturba después de lo que pasé”, dijo.
“Mi hija gritó como una bestia cuando se enteró”, dijo al tribunal. Los hijos le pidieron que no dijera pavadas cuando les contó. No le creían.
Gisèle dijo que se “convenció” de que había desarrollado Alzheimer durante la terrible experiencia.
“No entendía por qué tenía momentos así”, dijo Gisèle Pélicot, de 72 años, al tribunal después de subir al estrado por primera vez.
La Sra. Pélicot dijo que luego le preguntó en broma a Dominique, su esposo, si la estaba drogando, a lo que aparentemente él “se echó a llorar” y dijo: “¿De verdad crees que podría hacer eso?”.
Luego explicó cómo su esposo la acompañó a ver a un médico porque le preocupaba que tuviera Alzheimer. Le dijeron que podría haber tenido un “ataque cerebral”.
Madame Pélicot renunció a su derecho al anonimato para mantener el juicio abierto al público para que “la vergüenza cambie de bando” por el supuesto abuso en serie por parte de su esposo durante 50 años.
Al menos 35 acusados se han declarado inocentes y 14 culpables, incluido Dominique Pélicot.
Fotos
En el testimonio de la Sra. Pélicot, reveló que su marido le tomaba fotos periódicamente, incluso cuando salía del baño.
Después de un tiempo, la mujer dijo que le molestaban las fotos constantes. Le pidió a su marido que dejara de hacerlo, a lo que él dijo: «Debería estar contenta de que después de 50 años tu marido todavía quiera sacarte fotos».
Ella le dijo al tribunal: «Quizás fue un halago. Pero me molestó y le dije que parara».
Dominique Pélicot, de 71 años, jubilado del sector eléctrico de EDF y padre de tres hijos, fue acusado de invitar a unos hombres a tener relaciones sexuales con Gisèle, su esposa desde hace casi 50 años, a través de un sitio web ahora prohibido, en una sección llamada “a son insu” (sin su conocimiento).
La investigación
La policía contabilizó 92 violaciones cometidas por 72 hombres, de los cuales 51 fueron identificados formalmente, a lo largo de 10 años. Uno se fugó.
Los agentes comenzaron a investigar a Pélicot en septiembre de 2020, cuando un guardia de seguridad lo sorprendió filmando a escondidas, bajo las faldas de tres mujeres en un centro comercial.
Al examinar su computadora, encontraron miles de fotografías y vídeos de su mujer, visiblemente inconsciente. Luego filmaba y archivaba meticulosamente sus actos sexuales, guardando las imágenes en un archivo llamado “ABUSOS”, en una memoria USB.
Según la acusación de 400 páginas, los abusos comenzaron en el 2011, cuando la pareja vivía cerca de París, y continuaron después de mudarse a Mazan dos años después, hasta 2020.
Se dice que el sospechoso dio a los hombres instrucciones estrictas cuando abusaron de su esposa durante la noche. Se prohibió el tabaco y el perfume para evitar olores fuertes que pudieran despertarla.
Una vida en ruinas
Gisèle Pélicot ha dicho que mantendrá su apellido de casada durante el resto del juicio, antes de volver a usar su apellido de soltera.
Inicialmente le dijo al magistrado que quería que se refirieran a ella por su apellido de soltera, pero luego cambió de opinión.
“Estoy intentando seguir de pie por mis nietos”, explicó, tras ser preguntada por el motivo de su cambio de opinión.
“Cuando me miras, piensas que esta mujer es fuerte, pero por dentro es un montón de ruinas. La fachada es fuerte, por dentro no es lo mismo”, describió.
“Me hicieron la prueba del VIH porque un hombre que vino (a violarme) seis veces era seropositivo. Mi vida estaba en peligro, pero nadie se detuvo ni un segundo”, declaró la señora Pélicot ante el tribunal.
“Por suerte, no me contagié. Pero el señor Pélicot no se dijo ni una sola vez: “He ido demasiado lejos. No mostró piedad, ninguna piedad en absoluto”.
Ella contó que jamás se despertó con un pijama diferente al que ella se había colocado para irse a dormir. El juicio continúa.