Estas dos cosas son ciertas en lo que respecta a la carrera presidencial: las encuestas muestran que la vicepresidenta Kamala Harris y el expresidente Donald Trump están empatados de manera efectiva.
Y las encuestas ajustadas no necesariamente significan que habrá un resultado ajustado.
Esto puede parecer contradictorio, pero el hecho es que estamos a solo un error de encuesta muy normal de que cualquiera de los candidatos obtenga una victoria decisiva, especialmente en el Colegio Electoral.
Este es un punto que mi colega de The New York Times, Nate Cohn, ha mencionado regularmente en sus actualizaciones de la carrera electoral durante las últimas semanas.
Pero vale la pena repetirlo, porque un resultado desequilibrado cuando hay una expectativa de márgenes muy estrechos podría avivar aún más la desconfianza en las encuestas y en el proceso electoral en sí.
«Puede haber una elección ajustada en el voto popular y alguien podría superar los 315 votos del Colegio Electoral, lo que no parecerá ajustado», dijo Lee Miringoff, director del Instituto de Opinión Pública del Marist College.
Los nombres de la candidata demócrata a la presidencia y vicepresidenta de EE.UU. Kamala Harris, el candidato demócrata a la vicepresidencia Tim Walz, el candidato republicano a la presidencia y expresidente de EE.UU. Donald Trump y el candidato republicano a la vicepresidencia JD Vance aparecen en una papeleta oficial para las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, el día de las elecciones en Manhattan, Nueva York, EE.UU., el 5 de noviembre de 2024. REUTERS/Andrew Kelly“O se podría conseguir un voto popular con una diferencia de 5 puntos”, añadió, “lo que, según los estándares actuales, es una victoria aplastante, una palabra que nadie ha utilizado este año”.
Desde 1998, las encuestas electorales en las carreras presidenciales, de la Cámara de Representantes, del Senado y de gobernadores han diferido del recuento final de votos en un promedio de 6 puntos porcentuales, según un análisis de FiveThirtyEight.
Pero en las elecciones de mitad de mandato de 2022, ese error promedio fue de 4,8 puntos, lo que lo convierte en el ciclo de sondeos más preciso del último cuarto de siglo.
Si las encuestas se equivocaran este año, en cualquier dirección, por el mismo margen, el candidato ganador obtendría una victoria decisiva.
Según la posición de los promedios de las encuestas del lunes, si las encuestas subestiman a Harris en 4,8 puntos en cada uno de los siete estados clave, ganaría todos ellos y un total de 319 votos electorales, en comparación con solo 219 para Trump.
Si esas mismas encuestas subestiman a Trump por el mismo margen, ganaría todos los estados en disputa, por un total de 312 votos electorales.
(Estos cálculos suponen que Harris y Trump ganan cada uno en los otros estados en los que son favoritos).
Es posible que las encuestas no se equivoquen todas en la misma dirección, o por esa magnitud.
Pero incluso un año históricamente preciso para las encuestas podría significar que cualquiera de los candidatos arrasa en la mayoría de los estados en disputa:
Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
Las encuestas preelectorales tienen una cierta cantidad de error incorporado, en parte debido al proceso de votación en sí, pero en gran medida porque tienen que adivinar quién va a acudir realmente a votar, para hacer coincidir la muestra que tienen con esa población de votantes.
Otras encuestas de opinión pública que se centran en temas no políticos no tienen que lidiar con ese desafío.
“Como las herramientas que tienen los encuestadores para pronosticar la participación son bastante limitadas (intención de voto declarada, interés en la elección, importancia percibida del resultado, participación en elecciones anteriores), todos pueden cometer los mismos errores si esas herramientas no resultan tan útiles en una elección determinada”, dijo Scott Keeter, asesor principal de encuestas del Pew Research Center.
Obviamente, quién se presenta a votar hace una gran diferencia en términos de quién gana.
La mayor ventaja en cualquier estado clave en este momento es la de Trump en Arizona, donde los promedios de las encuestas lo muestran por delante por 3 puntos, por lo que incluso un error tan pequeño como 2 o 3 puntos porcentuales podría significar una gran victoria para cualquiera de los candidatos.
Parte de esto se debe a que las encuestas tienden a errar en la misma dirección en un ciclo electoral determinado (aunque no siempre), y los estados en disputa que son demográficamente similares tienden a votar de la misma manera (aunque, nuevamente, no siempre).
Como resultado, si las encuestas se equivocan por un margen mínimo, pero en la misma “dirección” (ya sea subestimando a Trump o subestimando a Harris), eso podría significar la diferencia entre un candidato u otro, derribando los estados indecisos como fichas de dominó.
Nada de esto quiere decir que definitivamente tendremos una victoria por nocaut el día de las elecciones; todavía existe la posibilidad muy real de que sea una carrera reñida que se decida por unos pocos cientos de votos en un solo estado.
Pero entender que estas son posibilidades que están dentro del rango de error normal de las encuestas puede ayudar a frenar parte del latigazo cuando finalmente se cuenten los resultados.
c.2024 The New York Times Company
