Los números empiezan a reflejar la votación reñida que los analistas esperaban antes de que Joe Biden abandonara la contienda.
El Día del Trabajo en EE.UU. suele señalar el inicio de la recta final de la temporada de campaña.
Sin embargo, este año el primer lunes de septiembre se sintió como una pausa; un breve respiro después de dos meses tumultuosos.
Al final, la campaña presidencial casi parece haber vuelto a la “normalidad”.
Los candidatos pelearon por los diferentes temas y sus respectivas agendas.
No hubo preguntas sobre si un candidato abandonaría la contienda.
Y si las encuestas sirven como guía, la opinión pública también está llegando a algo parecido a la normalidad.
Basta con echar un vistazo a nuestros promedios de encuestas, que se han actualizado desde que Robert F. Kennedy Jr. salió de la contienda (otra señal de la vuelta a la normalidad).
No hay señales del caos político de los últimos meses.
En cambio, los resultados parecen los típicos:
en todo el país, Kamala Harris aventaja a Donald Trump con tres puntos porcentuales, 49 por ciento ante 46 por ciento.
En los estados más disputados, la contienda está empatada.
En todos los estados y en todo el país, la media de las encuestas está a 1,5 puntos del resultado de las elecciones presidenciales de 2020.
En resumen, los sondeos finalmente muestran la elección reñida que los analistas esperaban hace un año, antes de que la candidatura del presidente Joe Biden saliera de la ecuación.
En todo caso, está aún más reñida de lo esperado:
los promedios de las encuestas de hoy están más cerca que los sondeos preelectorales finales de cualquier elección presidencial en la era de las encuestas modernas, más cerca que en 2000, 2004 o 2012, por no hablar de 2016 o 2020.
Los patrones demográficos poco comunes del último año —la erosión del apoyo a Biden entre grupos tradicionalmente demócratas— también se han ido desvaneciendo.
No obstante, hay algunos vestigios de lo que vimos en el inusual sondeo de la contienda Biden-Trump.
En algunos casos, sorprende un poco.
A continuación, analizamos cómo la contienda está —o no— volviendo a la normalidad.
El regreso de la brecha generacional
Vuelve la ventaja demócrata entre los votantes jóvenes.
En las encuestas de alta calidad del último mes, la vicepresidenta Harris aventaja a Trump en una media de 20 puntos entre el grupo demográfico más joven encuestado (ya sea de 18 a 29 años o de 18 a 34).
En julio, los mismos sondeos mostraban a Biden y Trump empatados entre los votantes jóvenes.
Los votantes de más edad, por su parte, apenas se han inclinado por Harris.
En conjunto, la división generacional habitual de la política estadounidense ha regresado.
Dicho esto, las encuestas no son del todo las típicas.
Harris sigue a la cabeza entre las personas de la tercera edad, un grupo que, según los estudios posteriores a las elecciones, se inclinaba ligeramente por Trump en 2020.
La diferencia entre el sondeo actual de las personas de la tercera edad y el resultado estimado entre ellos en las elecciones previas no es particularmente grande.
Sin embargo, no deja de ser una diferencia que llama la atención.
Es difícil saber con certeza si la fuerza de Harris entre las personas de la tercera edad se debe a que el envejecimiento de los boomers está resultando beneficioso para los demócratas, o si es que las encuestas están equivocadas y tienen problemas para contactar a los partidarios de Trump, o que los demócratas y Biden en realidad eran mejor vistos por la gente mayor de lo que se estimó todo el tiempo.
Sea cual sea la explicación, no se trata de una casualidad estadística provocada por el pequeño tamaño de las muestras:
las encuestas llevan tiempo mostrando que los demócratas obtienen resultados sorprendentemente buenos entre las personas mayores, incluso antes de las elecciones de 2020.
Complementando la posibilidad de que los demócratas simplemente hayan tenido más fuerza entre la gente mayor todo el tiempo, está el estudio Pew NPORS.
En cada una de sus encuestas anuales, realizadas en un lapso de cinco años y en las que participaron más de 7000 encuestados mayores de 65 años, los demócratas empataron o superaron a los republicanos en identificación partidista.
Del mismo modo, en todas las encuestas, más personas mayores dijeron que apoyaban a Biden que a Trump en 2020.
Un repunte entre las personas negras e hispanas
La fortaleza de Trump entre los votantes negros e hispanos fue una de las tendencias más sorprendentes del ciclo.
Con Harris como candidata demócrata, no es de extrañar que la ventaja de Trump haya disminuido.
En el último mes de encuestas de alta calidad, Harris tiene una ventaja de 78-14 entre los votantes negros y una ventaja de 52-41 entre los votantes hispanos.
Nuestros sondeos de The New York Times/Siena College en los estados disputados muestran resultados similares, con una ventaja de 80-15 entre los votantes negros y de 52-42 entre los hispanos.
En cada caso, Harris se encuentra a medio camino entre la débil posición de Biden antes de abandonar la contienda y su mejor resultado estimado en las elecciones de 2020.
Aunque esto es más cercano a lo típico, “normal” no es necesariamente el término correcto para describir los números actuales.
Los resultados actuales de Trump —un 14 por ciento de apoyo entre los votantes negros y un 41 por ciento entre los votantes hispanos— seguirían representando el nivel más alto de respaldo que un candidato presidencial republicano ha recibido en las encuestas previas a las elecciones desde la promulgación de la Ley de Derechos Civiles en 1964.
Harris podría seguir ganando terreno entre estos grupos en los dos últimos meses.
También es posible que las encuestas estén sobrestimando la fuerza de Trump o que muchos de sus partidarios negros e hispanos simplemente no vayan a votar.
Pero también empieza a ser concebible que Trump obtenga algunos de los mejores resultados registrados por un republicano entre los votantes de color – y que lo haga frente a una candidata demócrata negra que también tiene ascendencia sudasiática.
No se trataría de un “realineamiento racial”, pero sí tendría importantes consecuencias para el futuro de la política estadounidense.
La brecha de participación está desapareciendo
Una de las características más inusuales de las encuestas del año pasado fue la notable debilidad de Biden entre los votantes menos participativos, aunque se mantuvo entre el tipo de votantes que impulsaron el éxito demócrata en las elecciones de mitad de mandato y especiales.
Este patrón se ha atenuado un poco desde la incursión de Harris en la contienda, aunque no ha desaparecido del todo.
En las últimas encuestas de Times/Siena sobre los estados más disputados, Harris iba seis puntos detrás entre quienes no votaron en las elecciones de 2022, frente a los 15 puntos de desventaja que tenía Biden en mayo.
Las últimas encuestas del Cook Political Report muestran un patrón similar, utilizando definiciones ligeramente diferentes de involucramiento político.
Por supuesto, es probable que los votantes menos participativos sean quienes menos han seguido todo el drama de los últimos dos meses.
Veremos cómo cambian en la recta final.
Nate Cohn es el analista político jefe del Times. Cubre elecciones, opinión pública, demografía y encuestas.
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