qué vías de acceso podría usar

Cuando faltan apenas horas para que empiece la ceremonia de jura para un nuevo mandato presidencial en Venezuela, Edmundo González Urrutia aseguró que llegará a Caracas para asumir ese cargo. Pero son muchas las incógnitas sobre las formas en que podría entrar al país, cuando el régimen chavista emitió una orden de detención contra el líder opositor.

El ex diplomático, que ha sido reconocido como presidente electo de Venezuela por varios gobiernos tras mostrar pruebas creíbles de su victoria electoral ante Nicolás Maduro en julio pasado, no ha ofrecido detalles de cómo pretende acceder Caracas, lo que ha acrecentado las expectativas sobre si cumplirá o no el compromiso que asumió poco después de abandonar el país en septiembre para exiliarse en España.

González Urrutia, exiliado en España desde septiembre por las amenazas del régimen chavista de encarcelarlo, emprendió esta semana una gira por América Latina y Estados Unidos. Tras su paso por Argentina, Uruguay, Estados Unidos y Panamá, este jueves estaba en República Dominicana y tenía previsto intentar llegar a Venezuela.

Maduro fue declarado ganador en julio pasado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), un organismo colegiado de mayoría oficialista que afirmó sin presentar evidencias que el mandatario obtuvo 6,4 millones de votos frente a los 5,3 millones que recibió González.

La oposición recopiló y exhibió un 83,5% de las actas de votación como prueba de la victoria de González por 2 a 1 frente a Maduro, que fueron avaladas internacionalmente por observadores electorales como el Centro Carter o Naciones Unidas.

Se desconoce si intentará -y si podrá- entrar al país en avión, por vía terrestre o por otra modalidad, cuando las rutas para acceder a la capital venezolana son variadas pero cuentan con fuerte control del gobierno de Maduro.

Tras la crisis política que se desató luego de las cuestionadas elecciones presidenciales del 28 de julio, los accesos a Venezuela a través de vuelos comerciales se restringieron de manera abrupta con la decisión del gobierno de Maduro de suspender -en rechazo a los cuestionamientos a su reelección- los vuelos hacia cuatro de los principales destinos en la región como Panamá, República Dominicana, Perú y Chile.

Sólo dejó abiertas las conexiones aéreas con Bogotá y algunos países de Europa.

A estas restricciones, se suman los férreos controles de entrada y salida de pasajeros que mantienen las autoridades policiales en más de una decena de terminales aéreas y en particular el aeropuerto internacional Simón Bolívar de la localidad costera de Maiquetía, que es la principal puerta de entrada al país y la capital venezolana. Allí, se difunden mensajes con la orden de captura contra González en las pantallas de información de vuelos.

Aparte de los aeropuertos controlados por las Fuerzas Armadas, en las afueras de Caracas operan tres pequeños aeropuertos privados que también están bajo custodia militar.

Aunque Venezuela comparte por el oeste, este y sur de su territorio una extensa frontera de varios miles de kilómetros con Colombia, Guyana y Brasil, las posibilidades de acceso por esas regiones son muy limitadas.

Las rutas están rodeadas de selvas, caudalosos ríos e intrincadas montañas y los pocos pasos internacionales están fuertemente custodiados por las fuerzas militares, en particular los cuatro que comunican la frontera colombo-venezolana (San Antonio del Táchira, Ureña, Boca de Grita y Paraguachón) y el ubicado en el poblado sureño de Santa Elena de Uairén. Este último comunica Venezuela con Brasil y está a más de 1.000 kilómetros de distancia de Caracas.

En esas regiones, han proliferado las rutas irregulares conocidas como “trochas” que suelen ser controladas por bandas de narcotraficantes y delincuentes comunes, lo que eleva considerablemente los riesgos para quienes recurren a esas vías.

Así lo enfrentó el ex dirigente opositor Juan Guaidó cuando en febrero de 2019 salió de Venezuela por una trocha del estado occidental del Táchira para asistir a un concierto en apoyo a la oposición venezolana que se realizó en la ciudad colombiana de Cúcuta y se encontró con miembros de una banda delictiva que operaba en la frontera.

Una situación similar concurre en la región costera de Venezuela, de unos 2.800 kilómetros, donde los principales puertos están bajo control de las fuerzas militares y policiales y la Armada mantiene una vigilancia constante en las costas.

Pese a ello, son frecuentes las denuncias sobre los ataques de piratas y narcotraficantes a los pesqueros y embarcaciones privadas que navegan por las aguas venezolanas.

Venezuela tiene una ubicación estratégica en el Caribe y comparte fronteras marítimas con numerosas islas de esa región como Curazao, Aruba y Trinidad y Tobago, que se encuentran a menos de cien kilómetros de las costas venezolanas, y otras que están más distantes como República Dominicana y Puerto Rico.