Tras la denuncia ayer del papa Francisco de que Israel negó el ingreso a Gaza del Patriarca de Tierra Santa y bombardeó a niños, el gobierno de Jerusalén permitió hoy el ingreso del cardenal Pierbattista Pizzaballa quie ofició una misa en la parroquia de la Sagrada Familia y entregó “un mensaje de esperanza, solidaridad y apoyo” a la población severamente castigada por la guerra.
Un comunicado del patriarcado se limitó a informar que “su Beatitud, el cardenal Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, ingresó a la parroquia de la Sagrada Familia para una visita pastoral y ofició una misa”.
El Papa reveló ayer que Israel había negado la entrada del patriarca a la tierra palestina y dijo que además “fueron bombardeanos niños”.
El ministerio de Relaciones Exteriores Israel, criticó al Papa tras su denuncia y le respondió que “crueldad es que los terroristas se escondan detrás de niños mientras intentan asesinar a niños israelíes».
La cancillería judía añadió que “crueldad es tener a cien rehenes durante 442 días, incluídos un bebé y un niño que están en manos de terroristas que los maltratan”. Lamentó “que el Papa haya decidido ignorar todo esto” y calificó como “particularmente decepcionante” la denuncia del Papa.
Francisco padece un fuerte resfrío, tiene la respiración pesada y la voz ronca. El Vaticano anunció que mañana dará la bendición dentro de la Basílica de San Pedro y citó la agotadora semana que tiene por delante Francisco, después de que el Papa se mostró congestionado y con dificultades respiratorias. Francisco cumplió 88 años la semana pasada.
El pontífice ha sufrido desde hace años episodios de bronquitis, de los que se recuperó, en Roma hace frío y ha comenzado el invierno.