Washington DC, la capital del poder estadounidense y en muchas ocasiones del poder mundial, así como sede de algunos de los organismos internacionales más importantes, ha recibido recientemente un nuevo título: el de la ciudad con más concentración de ratas en Estados Unidos.
Pese a ser un reconocimiento que tradicionalmente ha estado más asociado a Nueva York, ya que todo aquel que vive o visita la Gran Manzana constata la omnipresente existencia de estos roedores, un informe sitúa a Washington como la ciudad con más quejas por la presencia de estos animales.
Líder en quejas por habitante
Según el RentHop Rat Report 2024, un estudio que recoge desde enero de 2015 el número de reclamaciones de los vecinos de Boston, Chicago, Nueva York y Washington, la capital es la urbe con mayor quejas por habitante.
Es cierto que en cuanto a números totales, Washington ocupa el tercer puesto en la lista con más de 13.000 advertencias por ratas, por detrás de Chicago (36.000) y Nueva York (23.000).
Pero, dado que existe una diferencia de población considerable (en Nueva York viven más de 8 millones de personas y en Washington cerca de 700.000, según el último censo), el estudio sitúa a la capital como la primera en cuanto a ratio de ratas por habitante.
Una rata muerta yace en el suelo mientras es perseguida por los perros de The Ryder’s Alley Trencher-fed Society (R.A.T.S.) en un vecindario del bajo Manhattan. Foto AFPEn el último muestreo, que abarca hasta septiembre de 2024, en Washington se ha registrado una media de 200 quejas por cada 10.000 habitantes. Por encima de Chicago, que ha anotado 135 quejas, Boston, 60, y Nueva York, 28.
«Tenemos el número de quejas por ratas más alto, pero en realidad nadie sabe cuántas ratas hay», matiza el encargado del control de estos roedores del Distrito de Columbia, Gerard Brown, en declaraciones a EFE.
Basta con un paseo por un barrio residencial en Washington para constatar cómo muchos de los cubos de basura colocados afuera de las casas fueron agujereados por las ratas para comerse lo que hay en su interior.
También es común ver a muchos de estos roedores aplastados en la calzada por el tráfico de vehículos.
El hartazgo de los vecinos
«No sabía que éramos los primeros de Estados Unidos, pero sé que todos nuestros vecinos se quejan de las ratas. Así que me lo puedo creer», afirma a EFE Dalila, una vecina de un barrio del noroeste de la capital, la zona donde según el informe se han registrado más denuncias.
Para el Departamento de Salud de la capital esto se debe a que los vecinos de Washington llaman muchas veces mientras los técnicos están resolviendo el problema: «Después de hacer la primera llamada y de que llevemos a cabo la primera inspección, vuelven a llamar. El tratamiento no es cosa de una vez, puede tardar meses».
Sin embargo, Melisa, otra vecina de la zona, asegura que tiene que poner trampas todas las semanas y que cuando llamó a las autoridades para quejarse de esta plaga «no le dijeron nada».
«Yo vivía en Nueva York y creo que una de las cosas más chocantes es que aquí las ratas también se comen los cables de debajo del coche», explica Yumi, otra residente de la ciudad. «No se trata solo de basura o de que estén por las aceras, aquí las ratas dañan propiedades reales».
El responsable insiste en que el equipo de Gobierno de la alcaldesa, Muriel Bowser, «está muy sensibilizado con la situación» y lanza un mensaje a la población: «El gobierno de DC (Distrito de Columbia) no puede hacerlo solo y los residentes no pueden hacerlo solos, así que tenemos que trabajar juntos».
Pero algunos vecinos parecen haber optado ya por otros mecanismos que, al menos a su juicio, son más eficientes: «Pagamos un servicio privado para tener cajas de cebo cada mes para tratar de deshacerse de las ratas», cuenta Dalila.
