La energía solar fotovoltaica se ha convertido en uno de los pilares de la transición hacia un sistema energético limpio. Sin embargo, detrás de cada panel solar existe una cadena de suministro que depende de minerales críticos, cuya demanda se proyecta en niveles sin precedentes. Cobre, silicio, plata, aluminio y litio son esenciales para fabricar paneles solares y sistemas de almacenamiento. El cobre permite la conducción eléctrica; el silicio es la base de las celdas fotovoltaicas; la plata mejora la eficiencia de las celdas; el aluminio aporta ligereza y resistencia; y el litio es clave para baterías que almacenan energía solar.
Según datos de EPSE (Energía Provincial Sociedad del Estado), San Juan genera el 33% de la energía solar del país, cuenta con 21 parques solares en operación y supera los 860 MW de energía renovable instalada. Este liderazgo posiciona a la provincia como un actor clave en la transición energética argentina, y abre oportunidades para integrar su minería —especialmente la del cobre— a la cadena de valor de las energías limpias.
Datos que muestran la magnitud del desafío
Cada gigavatio (GW) de capacidad fotovoltaica instalada requiere unas 5.000 toneladas de cobre, según la International Copper Association. La industria solar consume aproximadamente 20 gramos de plata por panel, representando cerca del 6% del costo total del módulo, mientras que tecnologías avanzadas como HJT incrementan el uso a 22 mg por vatio (Silver Institute). Según el Banco Mundial y la Agencia Internacional de Energía (IEA), advierten que la demanda de minerales críticos deberá triplicarse para 2030 y cuadruplicarse para 2040 para cumplir los objetivos de cero emisiones netas.
El respaldo académico refuerza estas proyecciones. Un análisis publicado en Annual Review of Earth and Planetary Sciences estima que la demanda de cobre podría alcanzar 91 millones de toneladas anuales en 2050, cifra considerada “inalcanzable” con la capacidad actual. Por su parte, un estudio de Springer Nature proyecta que la demanda de materiales críticos para electricidad crecerá un 294% hacia 2050, con incrementos de hasta 1300% para el litio en escenarios de alta penetración renovable. La IEA y la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA en inglés) coinciden en que tecnologías solares y eólicas requieren entre 2 y 7 veces más minerales por unidad instalada que las tecnologías fósiles, lo que plantea desafíos de suministro y sostenibilidad.
En este contexto, San Juan, con su potencial en cobre, puede integrarse a esta cadena de valor. El cobre sanjuanino es vital para la infraestructura eléctrica que acompaña los parques solares. Esta sinergia abre oportunidades para que la provincia se posicione como un actor estratégico en la transición energética global.




