Decenas y decenas de reuniones con referentes y entidades ligadas a personas con discapacidad, siempre arrojaban el mismo planteo: la necesidad de posibilidades concretas para la inserción laboral del sector, que hasta el momento no tenía alternativas ni propuesta alguna por parte del Estado. Salvo capacitación y formación.
Ese fue el desafío que asumieron las autoridades del Ministerio de Familia y Desarrollo Humano, a través de la Dirección de Personas con Discapacidad y al cabo de unos meses de gestión se comenzó a trabajar en un programa que contemplara un trabajo como actividad esencial para la autorrealización de las personas con discapacidad y en base a sus talentos. Pero también como medio de sustento y de satisfacción de necesidades básicas. Esas fueron las premisas con las que se lanzó “Trabajando Sueños”, para establecerse como política pública para la inserción laboral e igualdad de oportunidades y en condiciones equitativas, previo entrenamiento y acompañamiento que le permita al interesado tener herramientas y conocimientos puntuales para la inclusión.
El primer paso fue generar una base de datos que abarcara los perfiles de las personas con discapacidad de San Juan que desearan trabajar para luego ponerlo a disposición de organismos públicos y privados que estuviesen buscando personal y que apostaran a ellas para la inclusión laboral. Incluía a aquellos de entre 18 y 55 años, que hubiesen tramitado su Certificado Único de Discapacidad (CUD) y no sean beneficiarios de otros programas.
En paralelo, también se hizo una sensibilización y una búsqueda de empresas e inclusive de organismos de gobierno, que quisieran ser parte del programa que consiste en gestionar un puesto de trabajo, según las necesidades, por un lapso de 6 meses. Cumplido este período de entrenamiento, los trabajadores podrán ser incorporados a los planteles, tanto de entidades como de empresas, de manera temporal o permanente.
A cambio, el empleador recibe una certificación del programa y la posibilidad de acogerse a los beneficios impositivos que ofrece la legislación nacional. Mientras que la persona -además de tener que cumplir con la asistencia y el horario de trabajo establecido- obtiene un subsidio de 200.000 pesos por mes y el asesoramiento y acompañamiento de un preparador laboral para afianzar sus competencias. El aporte económico se fijó en base al monto de la pensión por discapacidad, que al momento de aprobarse el proyecto era equivalente.
La iniciativa se lanzó públicamente y en sólo dos meses 41 personas con diferentes discapacidades ya están trabajando en 24 empresas locales, de diferentes rubros y características. Para la mayoría es su primer trabajo.
Para el ministro de Familia y Desarrollo Humano, Carlos Platero, este programa es un gran paso porque significa que “el Estado puede actuar de nexo activo entre una necesidad y una solución, entre quien necesita trabajar y quien puede dar trabajo, pero también entre quien tiene un puesto laboral vacante y busca alguien competente para realizarlo. Acompañar, capacitar, dar herramientas es la clave así como generar conciencia sobre la importancia de que toda persona, aún con discapacidad, puede ser un trabajador más, en igualdad de condiciones que el resto. Lo más importante es que estamos dando oportunidades a personas con un gran compromiso por la tarea, mucho talento y muchas ganas de crecer, que hasta ahora estaban fuera del sistema y de a poco van encontrando un lugar en el mercado laboral”.
Este programa tiene vigencia hasta diciembre del 2025. La idea es renovarlo y mejorarlo para las próximas ediciones, en beneficio de los interesados.