El primer vuelo del X-59 está cada vez más cerca. La NASA ha comenzado a probar el motor del avión cuyo principal objetivo es producir un estampido sónico menos intrusivo. Se trata de un hito para el proyecto que inició en un lejano 2016 y que, pese a que a sufrido algunos retrasos, ahora parece estar avanzando a buen ritmo hacia sus etapas más interesantes.
Las pruebas que comenzaron el pasado 30 de octubre se diferencian de las anteriores en un aspecto clave: el motor ha funcionado sin estar conectado a fuentes de energía externa. En una primera fase, los equipos de la agencia espacial estadounidense y los del contratista Skunk Works (Lockheed Martin) hicieron girar el motor a baja velocidad.
El X-59 «enciende motores»
Una vez que se aseguraron de que no había fallos a la vista, procedieron a ponerlo en marcha en la siguiente fase. El arranque del motor del X-59 permitió a los ingenieros comprobar el funcionamiento de los sistemas hidráulicos, eléctricos, de control ambiental, entre otros.
Todavía estamos hablando de ensayos integrados que se realizan en tierra. Las siguientes etapas consistirán en un probar el motor en diferentes condiciones de aceleración. El avión también será sometido a prueba de simulación de vuelo en un laboratorio, así como a pruebas de rodaje, donde el X-59 se moverá en tierra.
Cuando hablamos del motor de este avión supersónico experimental no estamos hablando de un motor completamente nuevo. Se trata, de hecho, de un General Electric F414 como el que equipan los F-18 Super Hornet, pero con una serie de modificaciones especiales para funcionar en el avión de la NASA.
La idea es que el X-59 pueda volar a Mach 1,4 a una altitud de aproximadamente casi 17.000 metros (55.000 pies) Como podemos ver en las imágenes, el motor se encuentra ubicado en la parte superior trasera del avión. El primer vuelo, según el cronograma actualizado de la NASA, se producirá en algún momento de 2025.
Imágenes | NASA