Cuando Airbnb se lanzó hace 16 años, sus fundadores no imaginaron que iban a poner patas arriba el mercado inmobiliario de medio mundo. En su concepción original, Airbnb permitía que los anfitriones ofrecieran alojamiento económico en sus propios hogares, generalmente en forma de colchón inflable (o sofá cama en el mejor de los casos) y compartir un desayuno con ellos.
De ese modo, la plataforma permitía a los viajeros visitar otras ciudades a un precio mucho más accesible. El Airbnb que conocemos en la actualidad se ha transformado en algo muy diferente y ni sus propios fundadores están satisfechos con su deriva.
Un dolor de cabeza para las ciudades. Airbnb fue la chispa que prendió la mecha de la problemática de los pisos turísticos que actualmente está causando tantos problemas a las Administraciones públicas, contribuyendo a la falta de oferta de viviendas y al incremento en los precios de los alquileres.
En 2022, el CEO y cofundador de Airbnb, Brian Chesky, reconoció en una entrevista a Bloomberg que la esencia inicial de la compañía se había desviado. En sus propias palabras, la empresa «fue diseñado para una compañía mucho más pequeña que creció como la espuma». Aunque Chesky ha alentado a los propietarios a bajar sus tarifas, resolver este problema llevará tiempo.
Impacto económico y social de Airbnb. Uno de los principales problemas del boom del modelo de alojamiento que proponía Airbnb fue que los países no contaban con una legislación sólida para modular el impacto de esta nueva modalidad de alojamiento que unía al sector del turismo con el inmobiliario. Dos sectores estratégicos para países como España, Italia o Portugal.
Lo que empezó como una alternativa para compartir espacios, se convirtió en un negocio multimillonario que muchos propietarios han utilizado para obtener ingresos considerables al alquilar propiedades enteras, agravando la escasez de vivienda.
El origen del incremento en el precio de la vivienda. Airbnb no es la única plataforma de alojamiento turístico en el mercado, pero sí ha sido la pionera en este tipo de modalidad, situándola como origen de la escalada de precios de la vivienda por la elevada rentabilidad inmobiliaria que ofrece la plataforma.
Un estudiode investigadores de la Universidad de Barcelona analizaba el impacto de la plataforma en una ciudad con tendencia a la masificación turística como es Barcelona. La conclusión del estudio es que la actividad de Airbnb ha aumentado los alquileres en un 1,9%, los precios de transacción en un 4,6% y los precios publicados en un 3,7%, dejando un notable impacto en el mercado de la vivienda local con un incremento medio de los pisos de alquiler de un 7%.
Golpe (fallido) de timón. En 2023, la ejecutiva de Airbnb trató de reconducir la plataforma hacia sus origines colaborativos, tratando de hacerla menos interesante para los fines comerciales y recuperar el espíritu de compartir la casa propia con el que nació la plataforma.
El intento derivó en un movimiento llamado ‘Airbnbust‘ en X y otras redes sociales, donde los propietarios expresaron su descontento por la disminución de los márgenes de sus alquileres y el temor a una posible burbuja de alquiler de corta duración.
Guerra abierta contra los alojamientos turísticos. 2024 no está siendo un buen año para Airbnb, que ve como cada vez más ciudades ponen coto al alojamiento turístico en un intento desesperado por controlar el precio de la vivienda y hacerlo asequible para los habitantes locales.
Ciudades como Barcelona revocaron miles de licencias para viviendas turísticas, lo que refleja la preocupación generalizada por el impacto de plataformas como Airbnb en la oferta de alquileres de larga estancia.
Competir con los hoteles, no con los alquileres. Chesky ha señalado la importancia de hacer que los precios de los alojamientos en Airbnb sean competitivos frente a los hoteles, proponiendo ofrecer a los anfitriones herramientas que les permitan ajustar sus precios basándose en datos locales de hoteles.
«Mucha gente conoció nuestro servicio desde el punto de vista de los precios. Cuanto más asequibles son los Airbnbs, más reservas obtenemos», aseguraba el fundador de Airbnb a Bloomberg en su entrevista.
Demasiado lucrativo para dejarlo escapar. Aunque Airbnb sigue siendo atractivo por sus precios, convencer a los anfitriones de reducir sus tarifas es todo un desafío. Muchos propietarios han encontrado en la plataforma una fuente de ingresos demasiado rentable como para abandonarla, lo que perpetúa el problema de la escasez de alquileres a largo plazo.
Según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, los alojamientos turísticos de Barcelona, tendrían una gran ventaja estratégica frente a los hoteles de la ciudad, por concentrarse en el centro de la ciudad, por lo que es más probable que un turista opte por un alojamiento en un Airbnb que en un hotel más alejado. Esa ventaja hace que los deseos de ajustar precios del fundador de la plataforma queden muy alejados de la realidad de los propietarios de esos pisos.
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