Baterías de litio. Quién os ha visto y quién os ve. El litio es una de las materias primas más codiciadas. Y lo es debido a que este elemento químico es uno de los ingredientes fundamentales de las baterías de nuestros smartphones, ordenadores portátiles o coches eléctricos, entre muchos otros dispositivos. Su producción global se ha cuadruplicado desde 2010 debido a que la demanda no ha dejado de aumentar, aunque, desafortunadamente, el litio está en muy pocas manos.
Y es que este elemento químico está siendo controlado por muy pocos países. Australia, Chile y China lideran su producción seguidos a cierta distancia por Argentina, Brasil, Zimbabue, Estados Unidos y Portugal. No obstante, este no es el único ‘pero’ que podemos poner al litio; también es importante que no pasemos por alto que su extracción tiene un profundo impacto medioambiental, y también que tarda varios cientos de miles de años en degradarse una vez que ha sido procesado y deja de ser utilizado.
Además, los procesos a los que es necesario someterlo durante la fabricación de las baterías requieren la utilización de una gran cantidad de agua y energía. Y, de propina, cuando concluye su vida útil las baterías de litio son difíciles de reciclar. Pero la demanda lo es todo. El mercado del litio ha crecido más de un 2.000% desde 2016, y lo ha hecho espoleado por la altísima demanda que ha desencadenado la industria de la fabricación de baterías.
La sobreproducción está tumbando los precios
Aunque a priori resulta sorprendente, lo que está pasando con el litio encaja como un guante en el escenario actual. Como acabamos de ver, la producción de este elemento químico se ha disparado durante los últimos años debido al enorme incremento de la demanda, pero las empresas que se dedican a la minería del litio y las que fabrican las baterías han asumido un riesgo. Un riesgo importante. Si la producción no está alineada con la demanda los precios pueden resentirse, y eso es justo lo que está sucediendo.
El precio de las celdas ha caído ni más ni menos que un 73% desde 2014
Un informe elaborado por la consultora Benchmark Mineral Intelligence durante este mes de septiembre refleja con claridad que la sobreproducción de litio ha desencadenado un descenso muy acusado del precio de las celdas. De hecho, ha caído ni más ni menos que un 73% desde 2014. Es una auténtica barbaridad. Tanto que hace diez años con toda probabilidad nadie se habría atrevido a vaticinar que iba a suceder algo así. En todo caso lo más plausible habría sido que la demanda hubiese provocado que el precio del litio se incrementase, algo que ha sucedido en muchos momentos. Pero el panorama actual es muy distinto.
Un apunte interesante: el precio medio de una celda en 2014 era de 290 dólares, mientras que hoy, en 2024, asciende a 78 dólares. La diferencia es abrumadora. Para los consumidores es una buena noticia que este coste se haya reducido tanto, pero no está claro en absoluto que los fabricantes de dispositivos electrónicos, coches eléctricos y otros ingenios que utilizan este tipo de baterías vayan a trasladar este descenso al coste final de sus productos.
En cualquier caso, las baterías de estado sólido, las de sodio, las de quitina y las de litio-azufre aspiran a abrirse paso en el mercado, por lo que es muy probable que poco a poco el litio vaya perdiendo relevancia. Seremos testigos de esta probable tendencia durante los próximos años.
Más información | Benchmark Mineral Intelligence