Que el fútbol es mucho más que fútbol, a pesar de la famosa frase de Vujadin Boskov, no es nada nuevo. El fútbol es economía, cultura, política, historia… y un inesperado laboratorio de experimentación sociológica que permite a los expertos estudiar fenómenos tan complejos como el racismo. Así lo demostraron hace unos años un grupo de investigadores que vieron en el fichaje de Mohamed Salah por el Liverpool FC una oportunidad único para estudiar la islamofobia y un fenómeno tan interesante como complejo: el denominado «contacto parasocial».
Sus conclusiones resultan sorprendentes.
¿Para qué sirve un fichaje estrella? Si de lo que hablamos es de fútbol la respuesta parece obvia: para que contribuya a que su club conquiste títulos. Hace unos años un grupo de sociólogos y politólogos de las universidades de Stanford, Yale y Colorado Boulder (UCB) se preguntaron si la llegada de un nuevo futbolista a un equipo podría tener aplicaciones de corte más académico, como por ejemplo estudiar un fenómeno a priori tan complicado y polémico como la xenofobia.
Su conclusión fue que sí. Y decidieron fijarse en un caso concreto: el fichaje de Mohamed Salah, un prometedor futbolista de origen egipcio que llegó al Liverpool Football Club procedente del Associazione Sportiva Roma en junio de 2017.
¿Por qué ese caso en concreto? Porque el de Mohamed Salah es un caso excepcional, en el que se combinan tantos factores que casi parece diseñado por los sociólogos. Nació en Nagrig, Egipto, hace 32 años, y es claramente musulmán, algo que demuestra con frecuencia en el propio terreno de juego, donde los aficionados europeos lo han visto celebrar goles con la oración sujūd o apuntar con el dedo al cielo al recitar la shahada. Si esas demostraciones de su identidad islámica no fueran suficientes, Salah ha llamado a su hija Makka, igual que el lugar más sagrado del Islam, y es habitual ver a su esposa animándolo con un velo.
¿Lo diferencia algo más? Sí. Además de profesar abiertamente su religión, Salah ha destacado por otro factor igual de crucial para los sociólogos que hace años decidieron estudiar su caso: el egipcio no tardó en convertirse en una pieza valiosa en la plantilla del Liverpool, que en 2018, con el delantero egipcio recién incorporado a sus filas, llegó a la final de la Champions League. Apenas un año después se alzó con el trofeo y en 2020 el club ganó la Premier League.
Prueba del papel de Salah en esas hazañas deportivas es que logró en varias ocasiones la Bota de Oro de la Primer League y en las gradas del Liverpool podían escucharse cánticos que alababan su desempeño sobre el terreno de juego, algunos incluso poniendo énfasis en su fe musulmana, como «Mohamed Salah, un regalo de Allah» o «Si marca unos cuantos goles más yo también seré musulmán«.
¿Qué hicieron los investigadores? Plantearse una pregunta, a priori sencilla, pero difícil de responder de una forma rigurosa e incuestionable: El papel de Salah en el Liverpool, ¿estaba influyendo de alguna forma en las actividades xenófobas que pudieran registrarse en la ciudad o entre los aficionados del Liverpool?
Sus éxitos deportivos, la admiración y alabanzas que generaba entre la hinchada… ¿Tenía su reflejo en el antislamismo? Responder a esas cuestiones con criterios claramente científicos no resulta sencillo, así que los científicos de Stanford, Yale y la UCB recurrieron a la caja de herramientas clásica de la sociología.
Los investigadores estudiaron en detalle las denuncias por delitos de odio en Inglaterra y Liverpool y su entorno, realizaron encuestas y examinaron alrededor de 15 millones de tuits de aficionados a la Premier League, incluido por supuesto seguidores del equipo de Mohamed Salah. Semejante esfuerzo tuvo sus frutos. Y los resultados acabaron plasmados en American Political Science Review.
¿Se redujeron los delitos de odio? Sí. Y de forma clara. Los investigadores comprobaron que después de que Salah se uniera al Liverpool los delitos de odio en el área de Liverpool se redujeron un 16% —algunas referencias elevan la caída al 18,9% en el condado de Merseyside— en comparación con su modelo de prueba.
No es el único indicador que mejoró tras el fichaje. Los aficionados del Liverpool también redujeron a la mitad su tasa de publicación de mensajes de carácter anti musulmán en X, entonces Twitter. La tasa de tuits antislámicos entre los hinchas del Liverpool tras la llegada de Salah fue del 3,8%. Sin él hubiese sido del 7,3%.
¿Y qué opinaban los aficionados? Otra prueba consistió en encuestar a alrededor de 8.000 seguidores del Liverpool para averiguar si la visibilidad de Salah había influido de laguna forma en la visión que tenían de los musulmanes. Los expertos se volvieron a encontrar con un dato elocuente: la creencia de que el islam es compatible con los valores británicos había crecido de forma sensible, cinco puntos porcentuales, pasando del 18% del grupo de control a un 23%.
«Estos resultados sugieren que la exposición positiva a celebridades de grupos extremos, especialmente cuando la pertenencia de estas celebridades a grupos minoritarios es muy destacada, puede reducir los prejuicios», añaden los expertos.
¿Cuál es la conclusión? Que la enorme visibilidad alcanzada por Mohamed Salah en el Liverpool y que el futbolista mostrase abiertamente su fe ayudó a que se redujeran los perjuicios religiosos. «La relevancia de la identidad musulmana de Salah permitió que los sentimientos positivos hacia su persona se generalizasen a los musulmanes de una manera más amplia», reflexionan los investigadores en su artículo, publicado en 2021 y con el que creen haber respaldado la hipótesis del «contacto parasocial», que sostiene básicamente eso: las imágenes positivas de minorías, como la que en este caso representa Salah, reduce prejuicios.
El experimento en torno al egipcio resulta interesante, explicaba hace un tiempo Alexandra Siegel, investigadora de la Universidad de Stanford y una de las autoras del estudio, por su influencia en un colectivo muy específico. «Se trata de un grupo de hombres británicos de edad avanzaba que, en general, según la información de opinión pública en el Reino Unido, no apoyan a los musulmanes». Difícil generar un escenario más ajustado a sus inquietudes que el que se creó de forma natural a partir del verano del 2017 en el entorno del Liverpool con la llegada de Salah.
¿Han seguido investigando? El estudio generó una enorme expectación. Tanta, de hecho, que de él se han hecho eco, además de universidades como Stanford, la Georgetown University Qatar, Colorado Boulder o la UCLA, medios como The Economist e Independento la propia web oficial de la Premier League.
En un artículo publicado por la UCLA, se formulaban nuevas preguntas: ¿Es el «efecto Salah» un fenómeno aislado, que responde a unas condiciones especiales, o podemos esperarlo en otros casos similares? ¿Qué pasa si un jugador estrella como Salah deja de marcar, se afianza la islamofobia? ¿Y fuera de su propio club? Al fin y al cabo en 2019 Salah fue víctima de comentarios racistas por parte de aficionados del Chelsea. Casos como el de Samuel Eto´o o más recientemente el de Vinicius demuestran que la xenofobia no es un desafío exclusivo del fútbol británico.
Imagen | Cchana (Flickr)