Desde que las grandes compañías tecnológicas han apostado a la energía nuclear, toda la financiación y mirada está puesta en este tipo de energía. Entre los diferentes inconvenientes encontramos una puja por el uranio, siendo China y Rusia los dos países que compiten por él. Sin embargo, estos dos países no esperaban la irrupción de Canadá.
Contexto. Desde el accidente de Fukushima en el año 2011 la imagen de la energía nuclear se desplomó y nadie quería invertir en ella. Sin embargo, de aquí a unos cinco años se ha producido una reversión aumentado su inversión, de hecho las grandes financieras tienen su apuesta fijada.
Además, encontramos figuras relevantes como Bill Gates quien ha promocionado y destacado la energía nuclear con la planta Natrium. Finalmente, con la irrupción de la Inteligencia Artificial y los centros de datos las grandes empresas tecnológicas como Amazon, Google, Microsoft y Meta han encontrado en la nuclear una fuente continua.
Canadá y sus yacimientos. Ante la puja de poder, Canadá tiene en sus minas de la cuenca de Athabasca, en la región de Saskatchewan, uno de los mayores depósitos de uranio.
El yacimiento, operado por la empresa NexGen, está valorado en 4.000 millones de dólares, pero no estará comercialmente operativo hasta 2028. No obstante, en el momento que sea regulada podrá desplazar a Kazajistán del primer puesto como mayor productor de uranio del mundo.
Pero, ¿por qué Canadá? A diferencia del mayor productor, este no enriquece el uranio que extrae y por ello los países dependen de Rusia y China para obtener el uranio enriquecido para sus reactores nucleares. Sin embargo, Canadá cumple con ambas funciones.
Por ese motivo, Canadá está considerada como una nación nuclear de primer nivel. Según el gobierno canadiense, el país es actualmente el segundo mayor productor de uranio y representa el 13% de la producción mundial total.
Cabría añadir que existe una regla estricta para la venta de su uranio a otros países y es que sólo se utilice para la generación de energía nuclear.
Las críticas a la energía nuclear. Aunque durante la COP28 diferentes países firmaron para aumentar su capacidad nuclear, saltaron las críticas a este tipo de energía. En primer lugar, grupos de ambientalistas están preocupados por el coste de los proyectos y que tengan plazos que no se ajusten a la urgencia climática. También, han manifestado su inquietud entorno a los residuos de los reactores nucleares. En la Columbia Británica, que cuenta con su propio suministro de uranio, no ha permitido que ninguna planta funcione desde 1980. Por último, otros temen un desastre como el de Fukushima.
Estados Unidos con la mirada atenta. En las pasadas elecciones estadounidenses, Donald Trump ha logrado convertirse en el presidente 47º. El futuro de la nuclear en Estados Unidos, con algún leve cambio, parece que seguirá el mismo camino establecido por Biden. En cuanto a la búsqueda de alternativas al uranio ruso, Canadá se ha convertido en el vecino y proveedor seguro y fiable.
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