Aquellos usuarios que sean consumidores de Reels en Instagram seguramente se hayan percatado de que los vídeos virales tienden a verse algo mejor que los no tan populares. Hay muchos factores en juego, desde la cámara usada para grabar hasta el software de edición y el procesado, factores que el creador puede controlar hasta cierto punto. Pero hay un factor que no: la viralidad, que el vídeo tenga más o menos visitas. Y ese factor es, precisamente, uno de los que usa Instagram para decidir si nuestros vídeos se ven mejor o peor.
Qué ha pasado. Que Adam Mosseri, CEO de Instagram, hizo una sesión de preguntas y respuestas en su perfil de Instagram. En dicha sesión, Mosseri confirmó que Instagram reduce la calidad de los vídeos en función de si generan más o menos visitas. «En general, queremos mostrar el vídeo de mayor calidad que podamos», afirmó el ejecutivo en una story. «Pero si algo no se ve durante mucho tiempo (porque la gran mayoría de los visionados son al principio) pasaremos a un vídeo de menor calidad. Y luego, si se vuelve a ver mucho, volveremos a mostrar el vídeo de mayor calidad», concluyó.
En otras palabras. Conseguir que un vídeo se haga o no viral, que tenga más o menos reproducciones no es una ciencia exacta. Hay pautas comunes, trucos para retener la atención, etc., pero no hay un manual de instrucciones que se pueda seguir a rajatabla para que todos los vídeos tengan millones de reproducciones. Si no, todos los vídeos se harían virales. Para que haya vídeos virales tiene que haber vídeos que no se vean o se vean muy poco.
Eso es para el grueso de usuarios, pero luego están los grandes creadores e influencers, aquellos con una legión de seguidores que consumen su contenido. Sus publicaciones, por norma general, tienden a generar muchas visitas. Así pues, el enfoque de Instagram parece ser darle a los usuarios más populares la mejor calidad gráfica para sus vídeos. Algo que tiene sentido desde el punto de vista de Meta, pero que juega en contra de los creadores más pequeños ya que, siguiendo la lógica de Instagram, sus vídeos nunca se verán tan bien como los de los grandes creadores.
Tampoco es tan importante. Según Mosseri, claro. En respuesta a un usuario que pregunta si esto no hará que los creadores más pequeños lo tengan más difícil, el CEO de Instagram ha dicho que aunque «es la preocupación correcta», en la práctica «no parece importar mucho, ya que el cambio de calidad no es enorme y el hecho de que la gente interactúe o no con los vídeos se basa mucho más en el contenido del vídeo que en la calidad». Para Mosseri, «la calidad parece ser mucho más importante para el creador original, que es más probable que borre el vídeo si tiene mal aspecto, que para sus espectadores».
Eso puede ser cierto, pero también razonable. Aunque la creación de contenido a nivel amateur solo requiere de un móvil y algo de ingenio, llevar los vídeos a cotas de calidad más altas requiere de inversión económica: un mejor móvil e incluso una cámara, un micrófono, un trípode, software más avanzado… Es normal que el pequeño creador también quiera que sus vídeos se vean bien, ya que una imagen más nítida también sirve para retener al usuario y captar la atención. Y en última instancia, para monetizar.
Este sistema hace que el creador no tenga control sobre cómo ven los usuarios su contenido, ya que, al final, es Instagram la que decide la calidad en la que se muestra su contenido. Pero nadie dijo que el juego de las redes sociales fuese justo.
No es blanco o negro… Adam Mosseri también contestó a otro usuario diciendo que este sistema no funcionaba a un nivel individual, sino que «funciona a nivel agregado». De acuerdo a Mosseri, «tendemos a una mayor calidad (codificación más intensiva para la CPU y almacenamiento más caro para archivos más grandes) para los creadores que consiguen más visitas. No se trata de un criterio binario, sino de una escala móvil».
… ni tampoco barato. Hay que romper una lanza a favor de Meta y es que aunque el contenido potencial que los usuarios pueden publicar es infinito, los recursos para almacenarlo y servirlo no lo son. Solo el año pasado y solo en Facebook se sirvieron 4.o00 millones de reproducciones de vídeos diarias. Tan relevante es hacer una gestión eficiente del contenido generado por el usuario que Meta tuvo que desarrollar un chip para procesar el contenido VOD: MSVP (Meta Scalable Video Processor). Y no estamos metiendo este saco Instagram y WhatsApp, cuyo contenido también ha de almacenarse.
Así pues, el enfoque de Meta es aplicar un códec de compresión sencillo al principio e ir mejorando la calidad conforme el contenido genera más visualizaciones. El problema es que no sabemos qué es para Meta un «tiempo de visualización suficientemente alto» a la hora de aplicar la mejora. Lo que sí parece claro es que los grandes creadores lo tienen más fácil que los más pequeños o los que están empezando.
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