En la misma semana se han producido dos hechos que aparentemente no deberían ir ligados. En primer lugar, han comenzado a retirar los restos de combustible altamente radiactivo de Fukushima, y podría llevar 100 años terminar. En el otro punto del planeta, los lujosos almacenes Harrods de Londres han elevado a la categoría de culto unos melocotones. Tres piezas salen cerca de 100 euros al cambio, y se han cultivado en Fukushima.
La fruta más cara del mundo. La región montañosa de Fukushima es el segundo mayor productor de melocotones de Japón, lo que representa más de una cuarta parte de la industria. Harrods lo sabe, y el año pasado en el mes de octubre sorprendió al mundo vendiendo una “serie limitada” de estos melocotones de la hoy tristemente famosa zona del desastre en el Festival anual de Japón en Londres. Se agotaron el primer día y la tienda de lujo vio el filón.
Los melocotones son apreciados por su sabor excepcional, su forma perfecta y su reputación de ser los más dulces del mundo, con un contenido de azúcar que duplica el de las variedades habituales de supermercado. Harrods ahora los ha convertido en una pieza para las élites: los primeros melocotones inusualmente dulces cuestan 80 libras la caja de tres, y salieron a la venta el pasado sábado.
¿Hay peligro? Lo cierto es que era la primera vez que se vendían melocotones de Fukushima en una tienda británica y el movimiento se produce en medio de los temores por el riesgo de contaminación radiactiva de los productos alimenticios de la zona.
La campaña de ventas está a cargo de The Tokyo Electric Power Company (Tepco), los operadores de la planta de Fukushima, los mismos que ahora están a cargo de su desmantelamiento. De fondo: un esfuerzo por disipar las asociaciones negativas y mejorar las ventas de exportación para ayudar a la región a recuperarse.
Fin a las restricciones en UK. El sitio escogido tampoco es una coincidencia. Gran Bretaña levantó la última de las restricciones a la importación de productos alimenticios de Fukushima, principalmente pescado y mariscos, en 2022. Estos productos solo se importan al Reino Unido en pequeñas cantidades y se venden a restaurantes japoneses y tiendas especializadas.
De hecho, aquel movimiento supuso un comunicado público desde Japón agradeciendo al Reino Unido por tomar decisiones «basadas en evidencia científica» que ayudarán a la «reconstrucción» de la región 13 años después del peor desastre nuclear en el planeta desde Chernóbil.
¿Y valen lo que cuestan? Esta semana, Telegraph hacía una especie de “unboxing” tras comprar tres de las preciadas y costosas piezas de fruta. A juicio del medio, al menos las que probaron, no justificaban el desorbitado precio. La fruta fue catalogada de “decepcionante” añadiendo que el melocotón “estaba duro, sin un sabor que te detuviera en seco y que justificara pagar 2,25 libras por bocado”.
Del 2011 hasta hoy. Como la mayoría recordarán, la planta nuclear de Fukushima Daiichi quedó destruída en marzo de 2011 después de que un terremoto de magnitud 9,0 generara monstruosas olas de tsunami que provocaron fusiones en tres reactores.
La situación fue tal que obligó a evacuar a más de 150.000 residentes en toda la región, miles de los cuales nunca han regresado, y eso a pesar de que los niveles de radiación se han disipado a niveles en los que se puede vivir.
Agricultura en shock. Conocida por su rica herencia agrícola en Japón, además de por los melocotones, la zona es famosa por sus cerezas, peras y uvas, frutas cultivadas minuciosamente por los agricultores locales. También su marisco local, el arroz blanco de calidad y su sake nihonshu son famosos en todo Japón.
Sin embargo, el sector quedó herido de muerte tras el desastre nuclear de 2011, y los agricultores y pescadores se han visto especialmente afectados por las preocupaciones de seguridad relacionadas con la radiación, a pesar de las pruebas periódicas y las garantías del gobierno de que los alimentos son seguros.
Comienzan las labores de retirada. Como decíamos al inicio, la noticia de la venta a precio de oro de los melocotones en Harrods se produce a la misma vez que comienzan las labores de retirada de los restos altamente radiactivos de la destruida planta de Fukushima a través de robots.
Un esfuerzo que prevé largo, donde se intentará recuperar alrededor de 900 toneladas de material extremadamente peligroso atrapado en el interior de sus reactores, posiblemente la labor más delicada y peligrosa. Es Japón y se lo tomarán con su debido tiempo. Podría llevar un siglo completar el trabajo.
Imagen | IAEA Imagebank, Dominio Público
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