A veces, una décima de segundo puede ser la respuesta. Hace al menos 2.500 años en un enclave de Irán, unos mineros murieron de la forma más espantosa imaginable. Su agonía no caerá en balde. De hecho, el rictus final antes de fallecer y quedar conservados en sal por los siglos de los siglos, puede acabar resolviendo uno de los grandes enigmas de aquella época.
Morir conservado en sal. La historia de los «hombres de sal» en Irán se refiere a un grupo de momias naturales descubiertas en las minas de sal de Chehrabad, cerca de la ciudad de Zanján. Los cuerpos, preservados por las condiciones salinas, datan de distintas épocas, desde el siglo IV a.C. hasta la era sasánida (224-651 d.C.).
La primera de las momias fue descubierta en 1993 por mineros locales, revelando un hombre con una barba blanca y una oreja perforada, con restos de ropas y herramientas que lo acompañaban. La sal actuó como un agente conservante natural, preservando no solo los cuerpos, sino también los objetos personales y vestimentas de estos antiguos mineros.
Una puerta al pasado. El impactante descubrimiento ha proporcionado valiosa información sobre la vida y las costumbres de las civilizaciones antiguas en la región. Hasta la fecha, se han encontrado al menos ocho cuerpos, algunos exhibidos en museos iraníes.
Estos hallazgos, por supuesto, también han sido objeto de extensos estudios que han permitido entender mejor las condiciones de trabajo y los peligros de la minería en aquella época, así como aspectos culturales y biológicos de las personas que vivieron hace miles de años. Un nuevo estudio parece cerrar parte del misterio en torno a la antigua mina.
Morir por sal. Los restos de estos «Hombres de Sal», algunos congelados con el rictus de sus últimos gritos aterrorizados mientras eran enterrados vivos, datan al menos del primer imperio que gobernó la región: la dinastía aqueménida de Persia de 550 a 330 a. C. Sin embargo, un nuevo trabajo sugiere que los primeros humanos que se aprovecharon de la sal de la mina pueden datar de casi cuatro mil años antes.
Esto se sabe ahora por los asentamientos desenterrados en las cercanías. La revelación se produce tras una serie de especímenes «excepcionales», indican en el estudio, conservados en sal y desenterrados en los alrededores del lugar, incluida una oveja momificada de 1.600 años en 2021 cuya «notable integridad del ADN» mantuvo «las secuencias de todo el genoma» intactas durante milenios.
Sal e Imperio. Como decíamos, de los ocho hombres momificados que se han desenterrado, la mayoría se remontan a la época del imperio aqueménida, la misma que gobernó hasta Egipto al oeste y el valle del río Indo al sureste, zonas que ahora forman parte de Pakistán y la India. Sin embargo, los investigadores indican que en el apogeo del reinado de esta dinastía, «la mina aqueménida fue abandonada después de una catástrofe minera que costó la vida a tres mineros».
Dicho de otra forma, las evidencias muestran que las operaciones de extracción de sal no se reanudaron durante casi dos siglos. Sea como fuere, la catástrofe, “que ocurrió en algún momento entre el 405 y el 380 a. C.», proporcionó a los expertos las imágenes más nítidas hasta ahora de la actividad humana antigua en el lugar, todo a través de las momias conservadas de las víctimas del derrumbe de la mina.
El efecto «higroscópico». Según la paleopatóloga Lena Öhrström, “en el caso de las momias de sal, el proceso de momificación fue inducido por la sal”. En su estudio publicado en 2021 indicaba que el llamado “efecto «higroscópico» o de absorción de humedad de los extensos depósitos de sal de la mina, deshidrató a los hombres de sal hasta que fueron momificados «naturalmente». La deshidratación resultante inhibe el crecimiento bacteriano y detiene la descomposición”.
El nuevo estudio. Pero volver atrás en el tiempo en este antiguo yacimiento, ahora formalmente llamado mina de sal de Chehrābād de Douzlākh, ha resultado complicado. Situado en el noroeste de Irán, el enorme depósito explotado por esta mina probablemente fue utilizado por muchos de los que vivían cerca a lo largo de las eras.
Así, el nuevo estudio reunió datos de 18 yacimientos arqueológicos cercanos que datan «desde la prehistoria hasta el período islámico», con la esperanza de determinar en qué momento de la historia humana comenzó la minería y extracción de sal. Como indica el trabajo, “»una montaña de sal, especialmente una tan fácilmente accesible y explotable en la superficie como la cúpula de sal de Douzlākh, asumió un papel central en la vida económica de las poblaciones rurales».
Una hipótesis y una certeza. Sin embargo, a pesar de los asentamientos encontrados, algunos de los cuales datan del 5000 a. C., hay pocas pruebas que demuestren que se dedicaban efectivamente a la extracción de sal. Por ello, en el trabajo teorizan preguntándose: “¿La falta de pruebas se relaciona con un tipo de explotación subterránea que es diferente de la recolección de sal en la superficie? ¿O se relaciona con la falta de estructuras administrativas y de gobernanza para la explotación de la sal?”.
Sea como fuere, el equipo sospecha que estas comunidades de la Edad de Piedra y del Cobre podrían haber extraído la sal mediante métodos que se han perdido en el tiempo «o que estaban demasiado desorganizadas como para intentarlo». De lo que parece que quedan pocas dudas tras los yacimientos y el último trabajo es que, sea de la manera que fuera, la mina se utilizaba casi 4.000 años antes de las estimaciones actuales.
Imagen | Mardetanha, Hugues Desponts