En Japón el arroz se ha convertido en algo más que uno de los pilares de su alimentación y base de algunos de sus platos más populares, como los nigiris o makis. Desde hace unos meses es además un gran quebradero de cabeza para el país, al que le ha tocado lidiar con su stock de grano más bajo de los últimos 20 años y unos precios al alza, un 20, 30 o incluso 40% superiores a los de 2023.
De plato delicioso… a amargo problema.
¿Una crisis del arroz? Así es. En Japón no corren buenos tiempos para los amantes del sushi ni de cualquier otro plato a base de arroz. Os lo contábamos la semana pasada. En cuestión de unos meses, en el país se han combinado una serie de factores que han derivado en una escasez de stock y el aumento de precios.
En esa particular tormenta perfecta han influido la política nipona de los últimos años, el efecto del calor extremo en las cosechas, las ‘compras de pánico’ alentadas en verano por la amenaza de un «mega terremoto» y el boom turístico del país, que se ha llenado de visitantes deseosos de comer sushi. El grano escasea. Y suben los precio. La imagen más elocuente de la crisis llegó en agosto, cuando circularon fotos de tiendas con carteles que rogaban comprar un solo paquete al día.
¿Tanto se ha encarecido? Los datos desgranados hoy por Nikkei son desde luego llamativos. Asegura que el arroz que utilizan los restaurantes de Japón es hoy mucho más caro que hace un año: entre un 30 y 40% más, porcentajes que se explican por la crisis y el empeño de las empresas por garantizarse el suministro de grano. A modo de referencia, Nikkei señala los valores que maneja JA Group, un conglomerado de cooperativas regionales del país con gran peso en el sector.
El grupo ha fijado en 15.000 yenes (105 dólares) el saco de 60 kilos de una variedad de arroz muy usada en los menús. Es un 39% más que el año pasado. Nikkei cita otra variedad, extendida también entre los restaurantes y las empresas que se dedican a fabricar comida preparada con arroz, que se ha encarecido un 38%. Ahora sus sacos cuestan alrededor de 16.500 yenes, unos 115 dólares.
¿Hay más referencias? Sí. Y aunque pueden variar los datos, todas apuntan a un encarecimiento del grano. Citando datos del Ministerio del Interior, la agencia Kyodo asegura que en agosto los precios del arroz subieron un 28,3% con respecto al mismo mes del año pasado, lo que explica —junto a otros factores, como el coste de otros alimentos o de la energía— el incremento del IPC en el país. Otras fuentes apuntan a que los paquetes vendidos en las tiendas se encarecieron un 23%: de los 1.839 yenes (13 euros) por cinco kilos del año pasado se pasó a 2.266 yenes.
El escenario no es del todo nuevo. En julio el grano estaba ya en su mayor nivel de los últimos 11 años. En general, Nikkei calcula que las variedades de arroz para uso doméstico se han encarecido entre un 10 y 30% en comparación con 2023.
«Cualquier precio». El entrecomillado es de un empleado de JA Group, que aseguraba hace poco que, en su empeño por asegurarse un suministro estable de grano en plena crisis, una empresa llegó a ofrecerse a «pagar cualquier precio» siempre y cuando se le garantizase la cantidad necesaria para su negocio.
Con ese telón de fondo, Japón ve cómo hay operadores asumiendo desembolsos muy superiores a los de hace un año a cambio de blindar su stock mientras tiendas y restaurantes se ven forzadas a subir precios. Se calcula que el coste de una ración de arroz al curry, un alimento popular y asequible en Japón, alcanzó en verano los 342 yenes, el valor más alto en casi una década y unos 44 yenes más que el año anterior. El motivo: el encarecimiento de las verduras y la escasez de arroz.
«Ya se había agotado». Un vecino de la prefectura de Chiba, a las afueras de Tokio, explicaba hace unas semanas a China Daily que tomó conciencia de la crisis del arroz que atraviesa el país en agosto, al encontrarse las baldas vacías. «Cuando fui al súper, el arroz ya se había agotado. Tan solo quedaba de marcas extranjeras. Hemos empezado a comer más fideos», relataba. Otro vecino de Ibaraki se quejaba del encarecimiento del grano, que «ha ido aumentando gradualmente».
Sus quejas están en sintonía con el análisis de expertos u organismos como el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA), que durante los últimos meses se han dedicado a indagar en las causas de la crisis. Hace poco esta última institución advertía que las existencias habían alcanzado «su nivel más bajos en dos décadas».
Un fenómeno complejo. La crisis del arroz solo puede entenderse por una combinación de factores, como el efecto del calor en las cosechas, las «compras de pánico» y el aumento de demanda, alentada por un turismo en niveles récord. Para expertos como Kazuhito Yamashita, investigador de CIGS, el factor determinante ha sido sin embargo otro: «La política de reducción de superficie cultivada».
Imagen | Youjeen Cho (Unsplash)
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