Lo cierto es que los mensajes desde el espacio exterior no son nada nuevo. Llevamos literalmente décadas recibiendo todo tipo de señales de radio del espacio, y en muchos casos ni siquiera la física actual puede explicarlas. En otras ocasiones el mensaje viene desde algún dispositivo enviado por humanos, por ejemplo, una sonda moribunda en forma de SOS. En el caso que nos ocupa, hablamos de un misterioso mensaje que vino desde el Planeta Rojo.
Un críptico. En un esfuerzo por prepararse para un posible encuentro con vida extraterrestre, sea futuro o no tanto, el Instituto del SETI y el proyecto A Sign in Space colaboraron en un fascinante experimento de comunicación interestelar. El mensaje, diseñado por la artista Daniela de Paulis, se envió desde el satélite ExoMars Trace Gas Orbiter el 24 de mayo de 2023 y se recibió en tres observatorios terrestres.
A saber: una serie de puntos blancos dispuestos en cinco grupos sobre un fondo negro. Una señal extraterrestre simulada transmitida desde Marte que posteriormente se publicó al planeta entero para que cualquiera intentara descifrarlo. Ahora, después de algo más de un año de especulaciones, un padre y su hija han dado con la solución.
Un problema con vistas al futuro. Después de que los tres observatorios de radioastronomía en la Tierra interceptaran la señal, el desafío consistía, en primer lugar, en extraer el mensaje de los datos brutos de la señal de radio y, en segundo, descifrarlo.
Como explicaba la ESA estos días, “en tan solo 10 días, una comunidad de 5.000 científicos ciudadanos se reunió online y logró extraer la señal. La segunda tarea llevó más tiempo y requirió algunas mentes visionarias”.
Un rompecabezas cósmico. Doce meses después, de Paulis recibió en su bandeja de entrada una sencilla imagen de aspecto retro que representaba cinco aminoácidos. Ken y Keli Chaffin, un dúo de padre e hija, habían logrado resolver el misterioso mensaje ideado por la artista.
Lo han hecho, al parecer, a través de simulaciones, interpretando que la señal representaba una especie de formación celular y esos cinco aminoácidos, un conjunto de elementos claves en la vida terrestre, y codificados en un patrón molecular que asociaron a las estructuras del universo, como cúmulos estelares y redes cósmicas. Casi nada.
La «vida», en un mensaje. Como se ha recordado ahora que se ha puesto fin al enigma, el mensaje no es baladí. Los aminoácidos, fundamentales en la construcción de vida, son relevantes para la astrobiología, la misma que estudia la posible vida fuera de la Tierra. Dicho de otra forma, la inclusión de estos en el mensaje invita a reflexionar sobre el origen de la vida en otros planetas, vinculando los elementos esenciales de la biología con el misterio cósmico.
Interpretaciones y reflexiones culturales. Con todo, el significado del mensaje aún es ambiguo. Desde Seti y la ESA se alienta al público a debatirlo en plataformas digitales. Al parecer, de Paulis diseñó el mensaje con el propósito de inspirar una conversación sobre la forma en que los humanos interpretan y dan sentido a conceptos fuera de sus parámetros culturales, mostrando cómo la humanidad buscaría entender una comunicación interplanetaria.
“Ahora que se ha descifrado la señal críptica, comienza la búsqueda del significado. La interpretación del mensaje, como cualquier obra de arte, sigue abierta”, ha subrayado la ESA. En definitiva, un experimento que, no solo destaca las dificultades de descifrar un mensaje extraterrestre, sino que sugiere que comprender su contenido cultural o simbólico puede ser el mayor de los retos. De hecho, parece que la complejidad técnica y los filtros culturales hacen que imaginar una comunicación directa entre especies espaciales impulse la creatividad humana y fomente el entendimiento de nuestra percepción en el cosmos. Todo sea por estar preparados el día menos esperado.
Imagen | ESA