Seis competencias y ningún éxito. Está claro que el balance del año para River es muy negativo. Los números, más allá de los contextos de cada momento, hablan por sí solos: el acumulado de 54 partidos oficiales dejó como saldo 22 triunfos, 21 empates y 11 caídas, es decir que obtuvo el 53,7 % de los puntos, producto de 87 unidades sobre 162 posibles. “Es un año totalmente negativo e incómodo para nosotros”, resumió el entrenador.
Desde que asumió para iniciar su segundo ciclo como reemplazante de Martín Demichelis, el lunes 5 de agosto de 2024, Marcelo Gallardo no pudo lograr que River sea protagonista en ninguno de los siete certámenes largos que disputó a nivel local e internacional. De aquella expectativa lógica que generó al principio, avalado por 14 títulos de distinto tenor en la primera etapa, no quedó nada. Fue una frustración tras otra, con el agravante de que hubo pocos partidos en los que el equipo dejó satisfechos a los hinchas.
Apenas una derrota registraba River luego de 13 partidos oficiales con Gallardo al mando del plantel cuando viajó a Belo Horizonte para disputar la semifinal de ida de la Copa Libertadores ante Atlético Mineiro. Atrás habían quedado las series contra Talleres y Colo-Colo. Aunque no había grandes producciones previas a nivel futbolístico en los cinco triunfos entre el ámbito doméstico y las actuaciones en el exterior, la presencia del Muñeco imponía respeto. Dos conquistas de América y una final perdida frente a Flamengo alimentaban las esperanzas de la gente del Millonario. Y la Conmebol ya tenía definido al estadio Monumental como sede de la final. Semejante combo era una invitación a la ilusión, pero se esfumó en 90 minutos. La caída por 3 a 0 culminó la serie con anticipación, porque la revancha terminó sin goles luego de una bienvenida impactante en Figueroa Alcorta 7597.
La primera, y hasta ahora única, final del segundo ciclo de Gallardo fue heredada. Gracias a la conquista del Trofeo de Campeones frente a Rosario Central en diciembre de 2023, con Demichelis como DT, River se enfrentó a Talleres, segundo de la tabla general durante ese año, pero clasificado al haber sido primero el conjunto de Núñez. Asunción, el 5 de marzo pasado, albergó ese duelo que puso en juego un título oficial.
Cuatro días antes, el Millonario había perdido el invicto al caer por 2 a 0 como local contra Estudiantes de La Plata. Cuatro triunfos, tres empates y la mencionada derrota señalaba la estadística oficial hasta entonces para River, que fue un equipo sin ideas ni frescura en la tarde noche de temperatura elevada en La Nueva Olla. Allí, con Gonzalo Montiel y Matías Rojas como especialistas sin puntería en la resolución desde los 12 pasos, hubo una nueva frustración frente a una versión opaca del club cordobés.
El mejor momento de la segunda etapa de Gallardo se remonta a fines de abril y mediados de mayo de este año. Cuando estaba al borde del nocaut en la altura de Quito ante Independiente del Valle, reaccionó para hacer dos goles y llevarse un valioso punto. Cuatro días después, venció 2-1 a Boca. Hubo cuatro victorias al hilo luego del superclásico: 18 goles anotó River en esa seguidilla de cinco éxitos consecutivos.
El panorama era muy favorable para enfrentarse a Platense en los cuartos de final del Torneo Clausura, el 20 de mayo. Sin embargo, el sorpresivo conjunto de la dupla conformada por Favio Orsi y Sergio Gómez se puso en ventaja y estuvo a segundos de ganar en el tiempo reglamentario, pero el polémico arbitraje de Yael Falcón Pérez le dio vida al Millonario, cuyo gol para el 1-1 llegó gracias a un penal ejecutado por Franco Mastantuono. Esa misma vía permitió que el Calamar, campeón a la postre, eliminara al dueño de casa por 4 a 2.
Con el objetivo de acceder a los octavos de final del Mundial de Clubes como meta de mínima, River arribó a Estados Unidos como candidato a pasar la fase de grupos. Sin brillar, pero con la cuota necesaria de contundencia, superó por 3 a 1 a Urawa Red Diamonds (Japón) en Seattle. La lesión de Sebastián Driussi, víctima de un severo esguince tras anotar el segundo tanto, fue un revés difícil. Para colmo, pese a contar con el aliento de miles de fanáticos en Pasadena, a pocos kilómetros de Los Ángeles, el Millonario empató 0 a 0 frente al Monterrey (México) y quedó obligado a ganarle nada menos que a Inter de Milán, vigente subcampeón de Europa, para meterse entre los 16 mejores.
El curioso sistema implementado por la FIFA apremiaba. Para colmo, Gallardo no pudo contar con Enzo Pérez, suspendido por dos amarillas, ni Kevin Castaño, expulsado. Si bien el primer tiempo tuvo a River como un oponente serio, el conjunto italiano no perdonó luego de la tarjeta roja de Lucas Martínez Quarta y se impuso 2 a 0 el 25 de junio. Afuera.
Palmeiras era el favorito, pero nadie les quitaba la ilusión a los hinchas de River en los cuartos de final de la Libertadores. Era el reencuentro de Gallardo y su par portugués, Abel Ferreira. Con respecto a las semis de principios de 2021, el equipo del Muñeco no pudo rozar la hazaña tampoco. Nuevamente cayó como local, pero en esta ocasión en el Monumental. El 1-2 maquilló la distancia futbolística que exhibió el club paulista. La revancha, el 24 de septiembre, empezó con un gol inmediato de Maximiliano Salas para empardar la serie. Castaño, sobre el cierre de la etapa inicial, estuvo a punto de dar vuelta el marcador global. La segunda parte expuso la diferencia de jerarquía, sobre todo en cuanto a los delanteros, porque Vitor Roque y un doblete de José López le dieron el 3-1 al anfitrión, dejando un 5-2 entre ambos duelos.
Los primeros minutos del 25 de octubre evidenciaron la falta de carácter del plantel de River. Una nueva definición por penales, expuso la tendencia al fracaso en situaciones límites. Luego del 0 a 0 al cabo del tiempo reglamentario y tras una tormenta feroz en Córdoba, el Millonario fue eliminado en las semifinales de la Copa Argentina por Independiente Rivadavia, campeón posteriormente. Aunque llegaba de un 2 a 0 sobre Talleres en ese mismo escenario, el estadio Mario Alberto Kempes, previamente el equipo había perdido frente a Sarmiento y Rosario Central. A los malos resultados se les sumaba una evidente falta de respuestas futbolísticas, acompañadas por varias decisiones sin éxito de Gallardo.
El superclásico en la Bombonera representaba una oportunidad de reivindicación. Apenas seis días después de la asunción de Stefano Di Carlo como nuevo presidente y con Gallardo ratificado en el cargo, tras el anuncio del acuerdo para extender por 12 meses la duración de su contrato, River afrontaba un partido clave para revertir su mal momento. El DT dispuso un inesperado 5-1-3-1 y estaba por llegar al entretiempo sin riesgos, con el partido bajo control y un 0-0 razonable para el desarrollo, pero el poder desequilibrante de Exequiel Zeballos fue determinante en el epílogo de la primera mitad y en el comienzo de la segunda: anotó el primer tanto y le sirvió el 2-0 definitivo al uruguayo Miguel Merentiel.
Sin la clasificación a la próxima edición de la Libertadores mediante la tabla general, River quedó supeditado a ser campeón del Apertura o depender de un título ajeno para acceder al repechaje. Los playoffs eran una nueva chance para redimirse, pero el equipo flaqueó otra vez. Racing se puso arriba en el marcador cuando apenas iban tres minutos. Los cambios de Gallardo le ofrecieron una dinámica distinta a River en el segundo capítulo, al punto de que dio vuelta el partido con los goles de los ingresados Ian Subiabre y Juan Fernando Quintero.
Fue un oasis en el desierto, porque el conjunto de Gustavo Costas reaccionó con mucha convicción y ganó por 3 a 2 en el tiempo de descuento, poniéndole punto final anticipado al año del Millonario, que terminó a nivel de competencias oficiales en Avellaneda, tal como en 2022 y 2024, aunque en esta ocasión con el Muñeco golpeado, pero dispuesto a torcer el rumbo en 2026: “No le tengo miedo a empezar el año desde el lugar que corresponda, con la cabeza totalmente renovada y haciéndome cargo de lo que venga. Desde ese lugar espero reestructurarnos, refrescarnos y volver a conformar una estructura que nos identifique”.


