Alejandro Garnacho busca en Chelsea la plataforma de despegue definitiva de su carrera. A los 21 años, luego de un par de temporadas con vaivenes y conflictos en Manchster United (sobre todo, con Ruben Amorim, el entrenador), se presentó el 30 de agosto pasado en Londres, en el club azul, en donde verdaderamente quería estar. Y este sábado tuvo su primer gran logro, más allá de la inesperada derrota de su equipo frente a Sunderland por 2 a 1.
Acompañado por Enzo Fernández, capitán del campeón del mundo (en el nuevo formato creado por la FIFA), trata de recuperar el brillo perdido y, por qué no, volver a ser citado por Lionel Scaloni. Nunca entró en el corazón del grupo de la selección, tampoco pudo demostrar su jerarquía individual. Está a tiempo: falta mucho para la lista definitiva rumbo al Mundial 2026.
La novena fecha de la Premier League se ofrecía como una ocasión ideal para el joven nacido en Madrid y que representa a la Argentina: en Stamford Bridge y frente a Sunderland, un buen equipo aunque lejos de los pergaminos del gigante londinense. Tomó nota Enzo Maresca, el conductor (también le dio pista en la Champions League, confía en sus condiciones) y le mandó un mensaje: marcar la diferencia, a base de velocidad y gambeta, en el sector izquierdo del ataque. Como los antiguos números 11, un wing izquierdo (perfil invertido) de los de antes.
Con algo de actualidad, claro: camiseta número 49 y obligaciones en la marca. A los 4 minutos consiguió lo que más deseaba: marcar su primer gol para los azules.
Capturó un pase largo de Pedro Neto, tomó el balón y encaró, siempre por el carril izquierdo. Un amago y el zurdazo cruzado, que no pudo detener para Robin Roefs (¿pudo haber hecho algo más?). Abrió el marcador, convirtió el primero en su nuevo club y sintió una alegría inmensa. El festejo, sobre los carteles de publicidad, en un gesto de unipersonal, lo grafica tal cual es.
Más tarde, Chelsea se fue apagando y Sunderland encontró el empate, con un disparo de Wilson Isidor. Así acabó la primera mitad, con el protagonismo de Garnacho (encaró un par de veces más, con entusiasmo y complicidad de la gente) y una estructura que todavía no es lo suficientemente confiable. La conexión por el mismo carril con Marc Cucurella fue otro de los aciertos tácticos de Chelsea, que de todos modos le faltó fuego en el área rival. Se fue apagando.
La insistencia de Chelsea fue una constante en el tramo final, con Enzo en modo conductor y Garnacho, como una suerte de velocista, siempre por el lado izquierdo. Hasta que Maresca cambió de decisión: se inclinó por el ingreso de Estevao, el pequeño crack brasileño, de 18 años, en lugar del Bichito. Iban 13 minutos de la segunda mitad.
Sin embargo, no resultó. Ni Fernández, con un par de toques elegantes y llegadas con cierta profundidad, ni el joven brasileño, ni el resto de la delegación. Nadie salió a dar la cara por Chelsea, que a medida que se fue apagando, permitió la reacción inesperada de Sunderland.
Y en un contraataque fatal, en tiempo de descuento, transformó la derrota en una victoria fuera de todo cálculo. Chemsdine Talbi acabó la faena y celebró en el gran escenario de Londres, la tarde en la que Garnacho festejó su primer gol… con el peor final.

