Se viene el cuarto episodio de los nueve que le ofrecerá el calendario. Otro cambio de continente, el tercero que visitará en cuatro grandes premios. La Fórmula 1 aterrizó en América y Franco Colapinto empezará un nuevo capítulo de esta aventura mágica, impensada cuando se inició el año y que resultó un estallido para el paddock y los fanáticos argentinos del automovilismo.
El Gran Premio de Estados Unidos, en el circuito de Austin, el debut en un fin de semana con programa irregular: el pilarense vivirá la experiencia de la carrera Sprint. Un programa que no le resulta ajeno al talento de Williams, aunque las vivencias de antes, en la F.2, no tenían la misma repercusión y eran parte del habitual cronograma de cada fecha de la temporada. El reto deportivo, el aprendizaje de un escenario novedoso, la sorpresiva irrupción en una transmisión de un medio argentino, la visita al Fan Zone de la escudería en Texas… la agenda antes de iniciar oficialmente el esquema que demandará la segunda de las tres carreras que se desarrollarán en territorio estadounidense.
“Es genial estar cerca de casa, en América, para el próximo triplete. Este fin de semana será la primera vez que corra en COTA y mi primer evento Sprint en F.1. Tener solo una hora de entrenamientos libres hace que sea un desafío tomar velocidad antes de la clasificación Sprint, pero estoy determinado a salir a la pista y comenzar bien. Durante el receso trabajé en el simulador en Grove con el equipo para estar lo más preparado posible”, reflejó Colapinto, en declaraciones que difundió Williams, antes de presentarse en el Circuito de las Américas. La modalidad Sprint se convirtió en una excelente carta de presentación en las categorías teloneras para Colapinto: en la F.3, el argentino ganó en circuitos tradicionales como Imola, Silverstone y en dos oportunidades en Monza; en la F.2, su único éxito lo firmó en el circuito Enzo y Dino Ferrari…
La adaptación rápida sorprendió tanto como que en su segunda presentación sumara los primeros puntos con el octavo puesto en Bakú. “Estoy cómodo, porque ellos me ayudan para estar cómodo. Toda gente agradecida, feliz y con expectativas de que cambiara la energía que había en el equipo. Conseguimos sumar puntos y subir en el campeonato de equipos… Pero hay que seguir: faltan muchas carreras y con las Sprint Racing van a ser fines de semana complicados”, comentó sobre la adaptación a Williams y a lo que resultará un cronograma comprimido en la F.1 en Austin, donde solamente tendrá una hora de entrenamientos libres antes de comenzar con las sesiones competitivas: la clasificación para la carrera Sprint, la propia carrera, la clasificación para el gran premio y la carrera principal.
Contra el pensamiento de aquellos que desconocen la exigencia de la F.1, el argentino señaló la cantidad de tiempo que pasó en el simulador en algunas de las jornadas en Grove: “No hay tiempo para muchas cosas cuando uno se enfoca en la F.1. El martes estuve en el simulador de 8.30 a 20, no quería ver más los autitos, no quería manejar más. Cuando estoy en Williams apenas paro una hora para comer y el brake de cuando miramos y analizamos datos. Quedás exhausto, pero cuando te levantás y pensás que estás en F.1, que es tu sueño, el cansancio se te va. La parte física no la pude trabajar: en los último 25 días fui tres veces al gimnasio, porque en el último mes y medio apenas estuve tres días en casa”.
Hay detalles que reflejan la naturalidad con la que pesa la responsabilidad y que el glamour del Gran Circo no lo envolvió. “A la fábrica voy en colectivo. Me cruzo con gente que va a trabajar a Grove, o algún fanático, y me quedan mirando como diciendo ‘¿este pibe está loco? ¿No tiene un auto?’”. Pero es una boludez que te den un auto para un viaje de 10 o 15 minutos. Me subo, me voy al segundo piso del colectivo… Y en la fábrica soy como cualquiera de ellos: como con ellos en el almuerzo, recorro los sectores para ver dónde y cómo trabajan… Es demostrar que todos estamos ahí por el mismo objetivo, que es llevar a Williams adelante otra vez”, relata lo que puede ser el día a día cuando no hay actividad en el calendario.
Fiel a su estilo de romper protocolos, instalado en Estados Unidos, mantuvo y antes de participar en el Fan Zone, mantuvo una charla con el programa Corazón de F.1, una creación de Jorge Magistri, una de las personas que conoce al piloto desde sus comienzos en el karting argentino. No fue una invitación: Colapinto se enteró por redes sociales de que la transmisión es por un canal de Youtube, que tiene una sección denominada Colapinto hoy y desde su cuenta de Instagram escribió por privado que deseaba salir al aire.
“Estoy en Estados Unidos matando el jet-lag. Para vos sería normal, porque te levantás a las 3 para mirar una carrera de F.3″, dijo entre risas al conductor, mientras pedaleaba en una bicicleta fija. “Estoy bien, es un montón de cosas nuevas y estoy creciendo como persona y piloto. No esperaba algunas cosas, pero la base siempre es la misma: ahora tengo un auto con más potencia, más carga aerodinámica… Las cosas van bien si cumplís con los fundamentos, que es un poco lo que hice. Pero me falta un montón de experiencia: saber usar bien todos los tools, con lo que podés hacer desde el volante con el balance del auto, son dos o tres décimas y eso lo vas adquiriendo con experiencia, con tiempo, y yo recién estoy aprendiendo. Tengo mucho por mejorar”, apuntó acerca de cómo sobrelleva cada capítulo.
La presencia argentina en Monza, cuando debutó, enseñó que Colapinto es un fenómeno para los fanáticos. La sorpresa para el pilarense fue descubrir seguidores en Azerbaiyán o en Singapur. “Había argentinos y yo decía cómo mierda llegó acá. Me preguntaba por qué trabaja en Singapur, que está en el culo del mundo. En Bakú, lo mismo. Son lugares donde no va tanta gente desde Europa, están más que nada los locales. Por eso me gusta interactuar con ellos cuando los veo”, reveló el piloto, que con la serie de circuitos que componen Austin, Ciudad de México, Interlagos, Las Vegas y Losail inicia una hoja de ruta de cinco escenarios sin referencias. De los trazados que restan para la finalización del calendario únicamente conoce el de Abu Dhabi, donde participó en su primera carrera de F.2, en 2023, y luego tomó parte del rookie test con Williams.
El futuro de Colapinto es un tema que, extrañamente, al piloto no lo inquieta. “La verdad que estoy muy enfocado en este año, en lo que tengo que hacer y en lo que el equipo quiere. Sinceramente, siento que vienen cosas buenas para el futuro, no sé si para el año que viene porque es todo muy complicado, pero en unos años más vendrán cosas buenas. Estoy disfrutando el momento, de la oportunidad única que tuve y trabajando para mejorar. Me preguntan todo el tiempo por el futuro, ¿y sabés qué? Me chupa todo un huevo. No tengo idea de qué voy a hacer: capaz que termino corriendo en casa en un simulador o en karting. No estoy pensando en eso. No es algo que tenga en la cabeza ahora. Obviamente que tengo ganas de demostrar que llegué para quedarme y que me merezco el asiento para los años que vienen, pero primero me enfoco en este año”, disparó Colapinto, que empezó el calendario con la misión de juntar el presupuesto para correr en la F.2 y Williams lo catapultó a la F.1. Todo ganancia para un joven talento que asombra a cada paso.
LA NACION