Debía demostrarse Racing que está entero, que está vigente, más allá de algunos tropezones en el ámbito local y la inesperada derrota de la semana pasada contra Atlético Bucaramanga por 2 a 1 en la Copa Libertadores. Se debía una tarde otoñal, a pleno solo, luminosa, a orillas del mar.
Y lo hizo con alma, corazón, vida y fútbol. El fútbol que suele crear en las copas internacionales (sobre todo, en las exitosas Copa Sudamericana y Recopa), era una cuenta pendiente en el vértigo doméstico. Más allá de los resultados, su imagen no suele ser la misma. Una cuestión de ambición, tal vez. De que es el tiempo del “Racing positivo”, pero versión fuera de casa. Lo cierto es que en Mar del Plata lo consiguió. Ganó y, de a ratos, impuso el carácter de un candidato al título.
La hipótesis, mientras se sitúa ahora entre los 8 clasificados rumbo a la etapa final del torneo Apertura, es determinar si habrá choque de planetas en los octavos de final. Porque Independiente es el líder de la zona, con 28 unidades y Racing alcanzó los 19 puntos. Si se clasifica (fundamental) y luego lo hace en la última ubicación (octavo, último), puede darse el duelo de Avellaneda en los cruces mano a mano. Nada menos.
Maravilla Martínez, probablemente, es el mejor delantero de nuestro medio. Y aspira a la mesa de galanes del ataque en el plano sudamericano. Tiene argumentos de sobra. Lleva 40 goles en 63 partidos, una marca impresionante. Será muy difícil que siga en Avellaneda luego de esta temporada, próximo a cumplir 33 años.
El 1-0 le dio tranquilidad a la Academia, un penal que convirtió justamente Martínez, a los 13 minutos. Un envío de Mura chocó con el brazo derecho de Guerrico, al borde del área, en la jugada que resultó un impulso para el gigante, que en el resto del espectáculo jugó con la confianza de un candidato.
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Cuando quiso atreverse, lo hizo. Cuando debió agarrar la pala, lo hizo. El 2-0, sellado apenas 22 minutos más tarde, fue una serie de destrezas y sutilezas, desmarques y amagos, que acabó con el centro de Martínez, desde la izquierda, como falso wing izquierdo. El Chino Solari, entrando por el otro palo, definió esa pequeña obra de arte.
Con el respaldo de su gente, Aldosivi creció en velocidad e intensidad. Ya no es el equipo que solía perder casi todos los partidos, en el arranque del torneo, algo incómodo desde que volvió a primera división. Mariano Charlier le dio otra impronta al conjunto de Mar del Plata, de guardavidas a entrenador de las divisiones menores, de DT interino a oficial. Al menos, hasta el final del Apertura.
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Se quedó Racing, se aproximó Aldosivi, con otra intensidad y mayor compromiso táctico de unos y otros. En Racing fueron titulares algunos intérpretes que no suelen serlo, por el lógico desgaste entre el ámbito local y el contexto internacional. Entre ellos, Facundo Mura, Bruno Zuculini, Matías Zaracho, Adrián Fernández y Santiago Solari. De todos modos, el plantel de la Academia nada tiene que envidiarle a Boca o River, sin ir más lejos.
Racing está vivo. Si se pone las mismas pilas que en la Copa Libertadores, va al ataque. Contra todos.