El italiano Jannik Sinner, número uno del tenis masculino, venció este viernes a la promesa británica Jack Draper y avanzó a su primera final del Abierto de Estados Unidos. El italiano, que se sobrepuso a una torcedura de la muñeca izquierda en el segundo set, venció por 7-5, 7-6 (7-3) y 6-2 a Draper, que también terminó el partido con visibles problemas físicos.
Sinner, primer italiano en una final masculina del US Open, buscará su segundo título de Grand Slam frente al ganador de la segunda semifinal de este viernes entre los estadounidenses Taylor Fritz y Frances Tiafoe.
Jannik Sinner, el número 1 del mundo de las raquetas, asumió con entereza, al menos hasta ahora y por lo que se observa en Nueva York, su incómoda y controversial situación, tras haber sido absuelto luego de dos pruebas positivas de dopaje realizadas en marzo y publicadas recientemente. El jugador italiano, primer preclasificado en el US Open, el último Grand Slam de la temporada, parece no sentirse afectado por todo el ruido que generó su caso y, dentro del court, se muestra voraz e inspirado.
Para Sinner, se trata del torneo después de que se destapara la investigación por sus positivos por la sustancia prohibida clostebol, un esteroide anabolizante. Estos resultados se registraron en marzo pasado y se mantuvieron en secreto mientras se permitió que Sinner siguiera compitiendo, lo que levantó duras críticas de parte de otros jugadores.
“Han sido meses muy duros. Desde el primer momento nos pusimos a trabajar para explicar al detalle de dónde procedía la sustancia por la que di positivo y tuvimos claro que podíamos demostrar mi inocencia. Errores de este tipo pueden suceder, aunque sean graves e infrecuentes, pero lo importante fue tener clara la manera de explicar ese resultado y el hecho de que la cantidad de clostebol encontrada fuera tan mínima”, declaró días atrás el italiano a ESPN, en donde compartió su preocupación sobre un supuesto trato preferencial en su caso.
Fueron cinco meses complicados para un Sinner que jugó con la mente puesta en la sentencia del proceso en el que buscaba demostrar su inocencia, de comprobar que la sustancia llegó de forma accidental a su cuerpo, lo que quedó confirmado por un tribunal independiente. “Desde que supe que había ocurrido esto, no he sido yo mismo en la cancha. Perdí la alegría en la cancha y me obligué a mí mismo a seguir luchando por cada pelota, pero era complicado competir así. Me enfermé y fueron surgiendo problemas físicos que derivan del estrés que sentía por este proceso”, sostuvo, en una íntima entrevista.
Fue un partido más duro de lo imaginado. “Estoy contento de estar en la final. Sea quien sea va a ser un reto difícil”, dijo Sinner sobre el partido de este domingo, en el que tratará de evitar el primer triunfo de un estadounidense desde 2003.
Aunque tendrá al mayor estadio de tenis del mundo en contra, el italiano será amplio favorito para consagrarse en un torneo que perdió en las primeras rondas a los otros dos candidatos, Novak Djokovic y Carlos Alcaraz. El viernes el implacable tenis de Sinner fue de menos a más hasta sacar del camino a su amigo Draper que, a los 22 años, era el primer británico en estas alturas de Flushing Meadows desde el único triunfo de Andy Murray en 2012.
Sinner, que se lastimó la muñeca izquierda al caer de espaldas en una devolución, consiguió prevalecer frente a un Draper claramente indispuesto que vomitó en varias ocasiones sobre la pista. “Jack y yo nos conocemos muy bien, somos amigos fuera de la pista”, recordó Sinner. “Fue un partido muy físico. Yo traté de mantenerme mentalmente porque él es un rival muy difícil de batir”.
En el Grand Slam que más se le resistía, Sinner supo aislarse de la enorme polémica que le rodea por su doble positivo por clostebol de marzo, del que fue absuelto por considerarse que fue involuntario.
LA NACION