Nueva Zelanda rompió el pacto con sus socios de la Sanzaar en 2020 con la excusa de la pandemia y se cortó solo en el Super Rugby. Apenas cuatro años más tarde pretende enmendar su error y se alía con Sudáfrica, esta vez en detrimento del Rugby Championship, deteriorando aun más el estatus de la Argentina. Está todo acordado para que, a partir de 2026 y cada cuatro años, All Blacks y Springboks intercambien giras de tres test matches y varios partidos provinciales, al estilo de antaño y de las giras de los Lions. El certamen cuatripartito, en este contexto, queda relegado.
“La rivalidad más grande del mundo” (“Rugby’s greatest rivalry”) es el rótulo con el que se comercializará este nuevo emprendimiento, cuya factibilidad empezó a gestarse un año atrás y que ya se encuentra en instancias de rubricación de contratos, según informó el periódico sudafricano Daily Maverick.
El cruce entre Springboks y All Blacks del último sábado en Johannesburgo, paradójicamente por el Rugby Championship, enmarcó el avance de las negociaciones entre dirigentes de ambas superpotencias, en las que fueron ultimados pormenores. “El contexto y los detalles ya están totalmente acordados en principio y se está redactando los contratos finales”, informó el periódico citando a Rian Oberholzer, director ejecutivo de la Unión de Rugby Sudafricana (SARU).
Así, el Rugby Championship, que ya se ve cercenado al medio en los años mundialistas, sufriría un destino similar en los años en que se desarrolle este choque de titanes. Cabe señalar que el acuerdo dentro de la Sanzaar (Sudáfrica, Nueva Zelanda, Australia y la Argentina) respecto al certamen finalizará en 2025, el último año que abarca el contrato televisivo, y urge renegociar. ¿Cómo quedará configurado en este contexto?
“El Rugby Championship seguirá, pero probablemente en una sola rueda [tres partidos por equipo en lugar de seis], que es aquello por lo que estamos peleando”, dijo Oberholzer. “Si no se llegara a realizar, le dijimos a Argentina y Australia que jugaremos un test match contra cada uno de ellos. Es una discusión que necesitamos concretar en la segunda semana de septiembre”.
En su momento, la pandemia fue un pretexto para tapar desajustes financieros y mermas deportivas del rugby neozelandés, que se abrió del Super Rugby para crear su propia competencia, primero, y luego aliarse con Australia y Fiji, con auxilio de World Rugby, en el Super Rugby Pacific. La Argentina fue el país más afectado, ya que su única franquicia, Jaguares, quedó a la deriva. Desapareció. La UAR perdió el control de sus jugadores, obligados entonces a jugar con un doble calendario: el del norte en el nivel de clubes, ya que la gran mayoría milita en Europa, y el del sur en el nivel de seleccionados. Sudáfrica encontró cobijo en el hemisferio Norte y trasladó sus equipos al United Rugby Championship. Aun con el doble calendario, al poseer tantas franquicias y conservar el control de sus jugadores, encontró la fórmula para dosificar cargas y mantener el excelso nivel de competitividad.
Nueva Zelanda retrocedió, empezaron a aparecer agujeros financieros y ahora intenta rehacer su vínculo con los sudafricanos. “Batallemos en la cancha y trabajemos fuera de ella para mejorar ambas uniones”, dijo Oberholzer. “Tenemos un gran desafío en el rugby en materia de financiamiento, por lo que tenemos que crear nuestras propias oportunidades, y en eso estamos ocupados en este momento. Hemos firmado un memorándum de entendimiento y ahora estamos en las fases de planificación. Tenemos un cronograma preliminar que aún debe ser acordado. Nos reunimos con los agentes comerciales para establecer la propiedad comercial y la matriz de patrocinio, y saldremos al mercado a su debido tiempo”.
Según el acuerdo, la gira comprenderá 10 partidos: tres test matches, seis encuentros provinciales (con Stormers, Sharks, Bulls, etcétera) y uno con Sudáfrica XV. Además, habría un cuarto test match, en Estados Unidos o Londres, aunque por fuera del marco de la gira. Los enfrentamientos de 2026 serán exactamente 30 años después de la última gira de Nueva Zelanda a Sudáfrica. La primera había sido en 1928, y desde entonces uno y el otro cruzaron fronteras periódicamente. En 1996, la última, los All Blacks se impusieron por 2-1 en la serie de test matches y sumaron cinco triunfos y un empate frente a combinados provinciales. Dos años antes, los Springboks habían viajado a Nueva Zelanda para jugar 14 partidos.
Ante esta circunstancia, Australia ya empezó a moverse. Con o sin Rugby Championship, mantendrá indemne su compromiso por la Bledisloe Cup ante los All Blacks en partidos de ida y vuelta, y está cerca de sumar un tercero fuera de calendario: según informó el Sydney Morning Herald, hay negociaciones avanzadas para jugar un Test Match adicional en el feriado denominado ANZAC Day, que cada 25 de abril honra en ambos países vecinos a los soldados australianos y neozelandeses que pelearon en las distintas guerras. El informe agrega que el hueco que dejaría un Championship reducido los Wallabies lo llenarían con Test un lucrativo Test ante Japón y otro ante los vecinos de Fiji.
Las potencias encuentran novedosas variantes para escapar de la crisis con fórmulas añejas. Los países emergentes, como la Argentina, vuelven a quedar al margen. Una vez más, habrá que agudizar el ingenio.