La Fórmula 1 está llena de controversias y opiniones diferentes, pero parece haber una coincidencia muy extendida en que Adrian Newey es el mejor ingeniero de su historia de 75 temporadas. En 34 años de acción las escuderías en las que trabajó ganaron 12 campeonatos de constructores, con modelos muy dominantes, como los Williams de los noventas y los Red Bull de esta década y de comienzos de la anterior. Y en una época en que los autos hacen más diferencia que los pilotos, los diseñadores cobran enorme importancia.
Por eso la carrera que protagonizaron Ferrari y Aston Martin por contar con el genio de Newey, una vez que se supo que no continuaría en Red Bull, al cabo de 18 años. ¿Qué tenía la Scuderia para tenerlo? La historia, la mística, el deseo de casi todo protagonista importante de la Fórmula 1 de consagrarse en el Cavallino Rampante y la rutilante incorporación del heptacampeón Lewis Hamilton en 2025. ¿Y qué tenía la marca verde? La comodidad de que la fábrica estaba en Inglaterra, la presencia de Fernando Alonso –piloto admirado por el Newey– y… una montaña de billetes.
No es que Ferrari no tuviera los suyos, claro. Frédéric Vasseur, su director, se había asegurado un buen presupuesto para atraerlo. Y el equipo rojo incluso ofrecía a Newey trabajar como consultor como se hace tanto ahora, de forma remota, desde su oficina –algo que realizaba su colega y compatriota John Barnard en los agrios noventas–. Pero en junio el ingeniero efectuó una visita secreta a la sede de Aston Martin, en Silverstone (muy cerca del autódromo), y el canadiense Lawrence Stroll, propietario de la escuadra de Fórmula 1, le llenó de ceros el monto de un posible contrato.
Stroll lo logró: en los próximos días, posiblemente poco antes del Gran Premio de Azerbaiyán (13 al 15 de septiembre), Aston Martin anunciará la llegada de Adrian Newey en 2025. Seguramente no dirá por cuánta plata, pero se entiende que el acuerdo es de 100.000.000 de dólares por tres temporadas, más extras según resultados. Es decir, el diseñador de 65 años ganará como un piloto estelar de Fórmula 1. Tal vez sea mérito de su representante, Eddie Jordan, aquel irlandés histriónico dueño de una escudería de mitad de tabla en los campeonatos del cambio de milenio, que de vez en cuando hace las preguntas “oficiales” a los conductores que irán al podio de un gran premio.
Por supuesto que hay más, que un crack de la estatura de Newey no es convencido por dinero solamente. Aston Martin, que goza de una gran inversión del multimillonario Stroll (padre de Lance, piloto del equipo), estrenará pronto un túnel de viento, elemento indispensable en el mejor automovilismo del mundo. Y se ocupó de tener bien rodeado al crack, para el caso de que éste aceptara: contrató a Andy Cowell, ex jefe de motores de Mercedes y que será el director general cuando se vaya Martin Whitmarsh, y a Enrico Cardile, ex jefe de diseño de chasis de Ferrari. Además, ya tenía como director técnico a Dan Fallows, que supo trabajar con Newey.
“Adrian y yo hemos estado hablando no sólo durante meses, sino durante años”, comentó en su momento el presidente ejecutivo Stroll. “Basándonos en su carrera y en su historia, podemos decir que Adrian es claramente la figura de mayor talento de la Fórmula 1, además de ser todo un caballero. Así que me encantaría que se uniera a nosotros, y creo que todos los demás equipos de Fórmula 1 sentirían exactamente lo mismo”, expresó ante Bloomberg, citado por Motorsport.com, antes de que se tuviera certeza de que la estructura y el ingeniero unirán sus caminos el año próximo.
Ante semejante propuesta de Aston Martín, Ferrari abandonó la puja por Newey. Y se enfoca en mejorar su dotación, como lo realizó al hacerse de Loïc Serra, proveniente de Mercedes, para ocupar el vacío que provocó la salida de Cardile. Y contará con –se sabe– un plantel de pilotos de lujo: Hamilton y el monegasco Charles Leclerc, reciente vencedor en Monza.
Aston Martin, además de Lance Stroll, tendrá a Alonso, uno de los tres mejores conductores de la grilla, y de los favoritos de Newey. Para el español será un sueño cumplido trabajar con aquél al que considera el mejor ingeniero de todos los tiempos. Pero nada está garantizado para el bicampeón, porque la escudería, que hoy compite mano a mano con Haas y Williams, tiene mucho por mejorar, como él mismo lo hizo explícito. “Bueno, todavía son sólo rumores”, apaciguó en Monza el entusiasmo acerca del inminente pase del genio inglés.
“Y creo que no es un trabajo de un solo hombre arreglar las cosas”, advirtió Alonso, que espera buenos resultados pero no en un corto plazo. Él acaba de cumplir 43 años, y se quedará en Aston Martin hasta el fin de 2026, para cuando tiene previsto su retiro definitivo de la Fórmula 1. Quizá le quede una sola bala para lograr ese tercer campeonato mundial que espera desde hace 17 años. El brusco cambio de reglamento de dentro de dos temporadas le dará una chance. Y ahí estará Adrian Newey para cooperar con esa conquista que el talento del español merece, pero que se hace desear desde 2007.
LA NACION