En el caserón en las afueras de Manchester está encendido el televisor de la sala. Un partido de la Premier League devuelve la pantalla. ‘Polito’, el bulldog francés que se unió a los Martínez hace cuatro años en Ámsterdam, va y viene con autoridad territorial. Lisandro está lleno de inquietudes, defiende posiciones, indaga a su interlocutor. No le falta el mate al entrerriano, claro. Escucha, estudia, espera. “Cuando doy una entrevista trato que sea… ¿Cómo te puedo explicar? Que sea genuina, eso”, anuncia. Como una declaración de principios, la charla no tendrá poses ni se esconderá en conveniencias. “Me gusta mucho leer, y busco los momentos –avanza–. Me gustó mucho “El secreto”, de Rhonda Byrne, sobre la ley de la atracción; también “Legacy”, la legendaria historia de los All Blacks alrededor del liderazgo y la humildad… Son libros de los que he aprendido”. Para conocerlo un poco mejor, por ahora, los temas futbolísticos tendrán que esperar.
-Hablabas de aprender. Entre abril de 2023 y 2024 estuviste más de 180 días inactivo por la fractura del metatarsiano, por los ligamentos y desgarros. ¿Qué te enseñan las lesiones?
-Mirá… Tema lesiones… Mirá cómo te lo voy a decir: estoy muy agradecido por lo que me pasó. Mirá lo que te digo… Es duro pasar reiteradamente por lesiones, porque las lesiones te destruyen la cabeza, te llenan de miedos, de desconfianza. Emocionalmente es todo negativo a partir de las lesiones: pasás a estar inseguro, dejás de creer en vos, hasta no caminás bien, no sabes qué va a pasar con vos… Pero ahí está el trabajo interno para saberlo sobrellevar y, siempre, sacar lo positivo. Yo soy de los que piensan que las cosas pasan por algo, siempre. Siempre. Las lesiones me han mejorado mucho, me hicieron una mejor persona y un mejor jugador, un mejor profesional. Justamente, después de todo lo que pasé, hoy me encuentro muy tranquilo, muy equilibrado emocionalmente. Sentía que era un objetivo que en algún momento debía cumplir.
-¿A qué te referís con trabajo interno?
-Terapia, meditación… Me encantan, me encantan, hago ambas actividades. A la psicóloga que tengo le gusta mucho el budismo, y a mí también. Medito para estar en paz conmigo mismo y para observar la vida desde un lugar de tranquilidad.
Lisandro Martínez disfruta de su plenitud. A los 26 años, aplomado, referente de Manchester United y con creciente protagonismo en el seleccionado, no regala sonrisas. Pero tampoco escatima compromiso en las respuestas. Se escapa de los modelos y abre otra dimensión. En las redes sociales muestra su sensibilidad y se involucra con temas como la legalización del aborto y la reivindicación del 24 de marzo, se suma a los homenajes para los héroes de Malvinas y fue el único campeón del mundo que apoyó una solicitada en contra de las SAD.
-¿Cómo te vinculás con la Argentina? ¿Te informás por Internet?
-No, no, nada, no soy de ver las noticias porque si entrás, ves que es todo malo. Pero si estoy constantemente al tanto de lo que pasa en mi país porque me importa mucho, y soy muy consciente de todo lo que pasa, pero no a través de las noticias.
-Sí elegís tomar posición frente a algunos temas.
-El fútbol es mi trabajo… ¿Por qué no podría opinar como cualquier argentino más? Simplemente es una opinión. Por supuesto que asumo que, al opinar, se pueden sacar de contexto las cosas, se puede generar algún disenso, pero solo son opiniones. Estamos hablando de temas muy importantes… Tengo derecho a opinar y opino, nada más. No quiero convencer a nadie de nada ni entrar en polémicas. Simplemente son opiniones.
-Quizás, porque no es usual, y llama la atención.
-A los futbolistas nos sigue mucha gente y está bueno que podamos dar nuestra opinión. Yo quiero lo mejor para nuestro país y creo que todos deben tirar para el mismo lado para que a Argentina le vaya bien. Basta con esa grieta que tenemos en nuestro país… Basta, se tiene que terminar. Cuando salimos campeones del mundo fue hermoso ver a todos los argentinos abrazándose, sin que importara nada más que la camiseta. Un país unido, y eso es lo que queremos todos.
-A margen de los títulos, ¿ese es el mayor legado de la selección?
-Creo que somos un ejemplo para los demás con respecto a cómo unir a la gente. Tenemos una humildad increíble cuando ganamos, pero nos pasa que también somos chispa, y cuando nos tocan, o nos quieren boludear o sobrar y… reaccionamos. Pero en la victoria siempre nos hemos comportado bien, siempre saludamos al rival y jamás le hemos enrostrado un título a nadie.
Ya habrá tiempo para volver sobre la selección y el futbolista. A la persona la inspira la superación. Lisandro no necesita congraciarse con nadie, pero elige un nombre muy singular para contar de quién se siente cercano… aunque casi no lo haya tratado. Gabriel Heinze. Y no es por entrerriano ni por defensor. “Siempre me he visto en él. La forma en la que se tomaba cada partido, su determinación, cómo peleaba por su equipo, cómo peleaba para ganar. Esa sangre, esa personalidad… siempre me sentí identificado con él, con su juego y con su manera de ser”, explica. “Un día… yo estaba en las inferiores de Newell´s, tendría 15/16 años, y nos mandaron a hacer algo al gimnasio. Él estaba lesionado, por su rehabilitación estaba con pasadas… y me quedé mirándolo. La seriedad con la que hacía esos ejercicios, se mataba… No podía dejar de mirarlo. ¿Si lo conozco? Solo una vez hablé con él, pero me encantaría conocerlo realmente para que se diera una charla larga, para hablar mucho de fútbol y de la vida con él”.
Y de esta anécdota apenas pasó una década.
-Durante Rusia 2018, Defensa y Justicia estaba por comprarle a Newell´s la totalidad de tu pase, y en Qatar 2022 eras campeón del mundo… ¿Te asusta un poco ese vértigo?
-No, no, porque soy muy consciente de todo lo que estoy viviendo. Entonces lo tomo con gratitud y con los pies sobre la tierra. Yo me enfoco en estar tranquilo, siempre. Tranquilo cuando se pierde y también cuando se gana, porque ante estímulos tan diferentes uno tiene que mantener el equilibrio, ¿no? No vas a ser peor porque perdiste, pero tampoco sos el mejor porque hayas ganado. Así es mi estilo de vida.
-¿Por qué en Inglaterra quieren tanto a los futbolistas argentinos?
-¿Sabés lo que pasa? Los argentinos somos muy agradecidos, cuando alguien nos da la mano, nos abre su casa, apuesta por nosotros y confía, nosotros se lo devolvemos y matamos por el que creyó. Te lo explico así: a nosotros nos compran los clubes y ahí, automáticamente, se nos despierta un instinto interno que nos dice que hay que dejar la vida por ese club. Somos muy competitivos los argentinos, entonces a ese club lo queremos llevar bien arriba. Y esa manera de ser provoca que vos motives a tus compañeros, que ellos se contagien, que la mentalidad sea positiva y ganadora… y enseguida la gente lo capta. Creo que por eso somos muy queridos: el hincha quiere que sus jugadores dejen la vida por su club, y el argentino en eso. Enseguida nos mimetizamos con el club, y los hinchas lo notan rápido. Y algo más: esa conexión se da porque es espontánea, no es forzada, es de corazón, es noble. No hay poses.
-Y los ingleses no mezclan los temas. Para un futbolista inglés no sería sencilla la adaptación a las canchas argentinas…
-… Bueno, es un tema muy sensible. Yo tengo mi absoluta empatía con mi país y con todo lo que pasó en Malvinas, y los ingleses me trataron muy bien desde el día 1 y jamás me nombraron la guerra. Nosotros en la Argentina lo vemos de una forma y los ingleses lo ven de otra forma, son perspectivas distintas.
-¿Qué mundo descubriste en Manchester United?
-Cuando puse un pie en el centro de entrenamiento del United, en Carrington, sentí algo especial. “Acá vamos a ganar”, eso sentí. Como una electricidad, una fuerte energía de gloria… algo que me motivaba muchísimo. “Este es un lugar para ganar”, me dije. Bueno, ya ganamos dos títulos [la Copa de la Liga, conocida como la Carabao Cup, y la FA Cup] muy importantes en dos temporadas, pero hay que seguir creciendo para alcanzar nuestro objetivo que es llegar a lo que siempre fue el Manchester, un equipo de los muy grandes, de los mejores del mundo.
-¿Una característica del club que te haya sorprendido?
-Respetan mucho su historia, respetan mucho a sus leyendas. Mantienen vivo su pasado. Me siento muy identificado y representado en el United, especialmente por mis valores. Es un club donde la unión y el compromiso están de manifiesto en el día a día. Es un club con el que conecto mucho con mi forma de ser.
-¿Recuerdan el paso de otros argentinos, te han hablado de Verón, de Tevez, de Heinze, de Rojo…?
-No, la verdad que no, muy poco, y calculo que se debe a que mucha gente ha cambiado con respecto a esa época porque han cambiado los dueños también.
-¿Has conversado con Alex Ferguson?
-Sí, a Ferguson me lo he cruzado tres o cuatro veces. Ferguson es el Dios de Manchester. Es una persona que le dio mucho al club y que le sigue dando porque permanece conectado. Ahora, también lo han integrado los nuevos dueños. Cuando salimos campeones del mundo hablamos un poquito, me felicitó. Después, también cuando ganamos la Carabao y la FA Cup… es una leyenda del fútbol mundial y yo soy de respetar la privacidad de las personas… Claro que me gustaría poder charlar con él, escucharlo en realidad, pero tampoco me atrevería a invadir su espacio.
-En la temporada 2022/23 fuiste compañero del neerlandés Wout Weghorst. Volviste de Qatar y allí estaba… ¿Hablaron mucho del ‘Andá pa’allá bobo’?
-Al principio, sí, sí… y nos reíamos. Es fútbol, pasan muchas cosas, y lo importante es dejar las cosas en su justa medida, no tomártelas de manera muy personal. Pero él estaba chocho de la vida, ¿eh?, chocho, si lo conocieron por todo el mundo después de lo que pasó.
-Se te ha visto cercano a Guardiola, dialogando animadamente después de un clásico, por ejemplo.
-Sí, sí, he tenido varias charlas con Guardiola. No importa la rivalidad, por encima está el respeto. Hablar de fútbol, escuchar opiniones distintas, intercambiar puntos de vista, eso me interesa mucho.
-La rivalidad en la Argentina es irracional. ¿En Manchester cómo se vive, donde el United es el histórico pero el pulso lo marca el City desde hace varios años?
-Es fútbol, hay muchas emociones enfrentadas… Pero recordá la final de la FA Cup, entre el United y el City en Wembley. Yo no lo podía creer: estaban todos los hinchas mezclados, eran camisetas rojas y celestes una al lado de la otra… y eso en la Argentina es imposible. El fútbol se vive totalmente diferente acá. En Inglaterra sienten mucho, pero mucho respeto por el fútbol.
-Pochettino comentaba que el futbolista es una persona admirada y, entonces, respetada por la sociedad inglesa. En la Argentina, a veces, el futbolista es el destinatario de las frustraciones del hincha…
-… Me hacés entrar en un lugar difícil… son diferentes culturas, entonces la comparación casi que no tiene sentido. No quiero juzgar a nadie. Somos muy diferentes. Como en todos lados, los argentinos tenemos cosas positivas y negativas. Somos muy apasionados, damos siempre el 200%, ya vimos la fiesta incondicional que ofrecieron los hinchas en Qatar y ahora de nuevo en la Copa América… El país no está bien económicamente y aun así, ellos van y dejan su vida por nosotros y por cuidar esa conexión que tenemos. Porque haya hinchas irrespetuosos no deben caer todos en la misma bolsa.
-El apodo completo es ‘El Carnicero de Amsterdam’, porque en realidad te lo pusieron los hinchas de Ajax, y lo adoptaron en Manchester. ¿Te gusta?
-Esas cosas, los apodos, son de los hinchas. Si a ellos les gusta llamarme así, bueno, bienvenido sea. A veces reparto alguna que otra, ¿viste? Soy defensor, tampoco puedo ser muy buenito. No puedo ser buenito.
-Pero también elegís romper líneas con tus salidas, fuiste enganche en las inferiores…
-Pero soy defensor, y el defensor está para defender, no para hacer cosas raras. Muchas veces nos excedemos de confianza y queremos hacer cosas que no se tienen que hacer. Yo trato de jugar lo más simple posible, porque eso es lo lindo del fútbol: hacer simples las cosas difíciles.
-Para vos, como defensor, ¿qué representa tener a Samuel y a Ayala en el cuerpo técnico de la selección?
-Es muy importante, muy. El equipo técnico que tenemos en la selección es increíble, porque todos aportan muchísimo. Para los defensores, para los trabajos de pelota parada, tenerlos a ellos es una ventaja. Por la seriedad con la que trabajan, por su convicción y por la confianza que nos transmiten. Son excelentes personas y muy sencillos, como nosotros, y eso es muy gratificante para el día a día.
-¿Cómo te llevás con el ego? Porque ganaste cuatro títulos con la selección, pero eso no es normal. El éxito es una excepción, se pierde más de lo que se gana a lo largo de una carrera.
-Hay un trabajo psicológico detrás, por eso siempre distingo la importancia de hacer terapia, de contar con un profesional que te ayude a gestionar bien las emociones… ¿Sabés? Yo siempre pienso en el éxito y en todo lo que lo rodea… Vos recién decías que son más las veces que se pierde que las que se gana, y yo pienso lo contrario: nunca se pierde, se aprende. Se aprende de las derrotas y de los triunfos, porque eso es el juego. Se gana y se pierde. Pero, pero… cuando se pierde no me crucifico diciéndome ‘soy un perdedor’. No. Es más, perder está bueno, perder está bueno porque es cuando más crecés, cuando más fuerte te hacés. Miranos a nosotros en el Mundial: perdimos el primer partido y después no paramos de crecer. ¿Entendés? Entonces esos traumas que se hacen por perder… yo los veo distinto.
-Y en la victoria también hay que aprender…
-Oooooobvio, obvio que sí. Totalmente. Por eso hay que tener esa mentalidad para constantemente buscar mejorar. Más allá del resultado. No de manera obsesiva, porque la obsesión te elimina la capacidad para disfrutar de los momentos, pero sí hay que ser detallista. Y tener humildad para aceptar que hay que mejorar, y también saber reconocerte a vos mismo las cosas que hacés bien.
-¿Temiste que se fuera Scaloni?
-Y… estamos tan bien, tan bien, que es difícil imaginarse sin él. Entonces, obviamente el miedo está porque lo que hemos logrado, y cómo seguimos creciendo como grupo, no queremos que se corte. Ojalá que nunca se termine.
-¿Qué significa tener a ‘Dibu’ Martínez atrás?
-Te da confianza, seguridad, es una persona con la que conectás rápido. Y esa es una característica del grupo: cuando todos tiran para el mismo lado, las cosas salen rápido y naturalmente. Vos mencionas al Dibu, pero es un conjunto: los de atrás, los del medio, los de arriba… Y especialmente los que no arrancan como titulares, porque ellos tiran para adelante, el que está atrás saca lo mejor del que está adelante. Ahí advertís que hay grupo… y es muy difícil conseguir eso, ¿eh? No es usual, no se consigue fácil. Porque normalmente hay egos, hay envidias, el jugador quiere jugar siempre y no hay lugar para todos, entonces hay que entender, respetar y poner siempre, pero siempre, el equipo por delante de todo. Siempre, pero mucho más en una selección.
-Vuelvo al riesgo de perder. ¿Cómo gestionan internamente los desafíos y las presiones cuando solamente perdieron dos de los últimos 63 partidos?
-Y… lo que pasa es que tenemos líderes que hacen muy bien su trabajo. Tenemos a un Scaloni que siempre dice las cosas que hay que decir, que maneja muy bien al grupo. Y a eso sumale al líder que tenemos, que es Leo, que también nos da muchas referencias. Es muy importante tener gente que lidere, y después venimos los ‘guerreros’ que seguimos ese camino que nos marcan de arriba. Por eso nosotros seguimos luchando, seguimos hambrientos, por eso nosotros somos compañeros, hermanos adentro de una cancha. Y afuera también. Cuando llegan las competiciones que demandan una larga concentración, siempre las disfrutamos. Y eso es impagable.
-Ahora que no estarán Messi ni Di María, ¿a los ‘guerreros’ les tocará dar un paso adelante en materia de liderazgo?
-Todos vamos a hacer el trabajo que venimos haciendo: seguir enfocados en nuestro hambre de gloria, no tenemos que cambiar absolutamente nada. No apartarnos de lo que venimos haciendo.
-¿Cómo fue tu primer encuentro con Messi? Sucedió en marzo de 2019, para un amistoso con Venezuela, en Madrid, y vos todavía jugabas en Defensa y Justicia.
-Fue una experiencia increíble, muy linda… Fue todo muy shockeante. Imaginate: jugaba en Defensa y Justicia y de repente estaba en la selección y me encontraba con Leo, fue impactante. Pero ese primer encuentro es él el que lo hace sencillo porque Leo es muy cercano, siempre demuestra interés por el otro. Y le gusta integrarse como uno más, y eso está perfecto, porque todos somos personas, y él quiere que sea así, que todos seamos iguales en el grupo.
-Nunca lo enfrentaste…
-No, nunca lo enfrenté y tampoco quisiera enfrentarlo.
-¿Pero cómo lo marcarías?
-No, no, no. No podría, te digo la verdad. No podría enfrentarlo, no. Es al único jugador que no tocaría… no, no. No hay chance.