La consagración, el mes pasado, en la Recopa Sudamericana, con la vuelta olímpica en Río de Janeiro ante Botafogo tras una gran superioridad en la serie, parece haber causado algo de relajación en Racing. La Academia llegó a estar tres partidos sin vencer en el Torneo Apertura antes de volver al triunfo la semana anterior, en un encuentro pendiente con Unión (1-0). Y frente a Independiente Rivadavia, este jueves en Mendoza, dio otro indicio de que le perdió el gusto a ganar: estuvo en ventaja, pero el local le dio vuelta el cruce por la 11ª fecha y Racing vuelve a Avellaneda con una derrota por 2-1.
El entrenador Gustavo Costas utilizó el juego como examen para saber si su equipo mantiene en el torneo local el apetito competitivo que muestra en el ámbito internacional. Apostar a lo mejor que tiene (a excepción del suspendido arquero Gabriel Arias y el lesionado Bruno Zuculini) fue un mensaje ante una situación deportiva por un lado delicada, porque el equipo está fuera hoy del lote de ocho que avanzarán a la siguiente instancia en el grupo A y se le achica el margen de error: le quedan 15 puntos en disputa y, con 13 sumados, está a 4 del octavo puesto de clasificación, que ocupan Barracas Central y Defensa y Justicia (éste, con compromiso de menos). También, porque el martes próximo comenzará su participación en la Copa Libertadores, su gran objetivo del año, y la obsesión es mostrar en ese torneo el hambre y el funcionamiento que le permitieron conquistar la Sudamericana y la Recopa. Lo espera Fortaleza, con el que la Academia jugará de regreso a Brasil tras aquel logro.
“Todo el mundo habla de Racing y no nos damos cuenta, porque hay muchos pel… y no se dan cuenta de lo que logramos. Me dio mucha lástima cuando no llenamos la cancha contra Huracán”, dijo el DT anteayer, en una fiesta de la Agrupación Cruzada Renovadora Académica. Otro mensaje, de los que tienen repercusiones de otro tipo. Aquello sucedió hace tres semanas, en la caída a manos del Globo por 1-0 en Avellaneda, con algunas bajas.
Anoche, la Academia comenzó mostrando la cara que se venía viendo en el certamen argentino, vulnerable y distraído. Independiente Rivadavia fabricó las primeras llegadas de peligro, apeló al orden para defender cuando no tenía la pelota y jugó sus cartas a la velocidad y a la inteligencia de Matías Fernández para exigir a Facundo Cambeses. La señal de alerta estaba encendida. La respuesta la dio a los 25 minutos, en la primera ocasión que Racing le dio rienda a la creación, en un tiro libre en el que Luciano Vietto combinó con Gabriel Rojas, ganó metros y lanzó un centro perfecto para que Juan Nardoni sorprenda al asomar por el primer palo. El mediocampista puso el pie derecho, cambió el rumbo de la pelota desairando a todos y convirtió el 1-0.
El local sintió el golpe, se desestabilizó en todos los sentidos durante un tiempo, hasta que se concientizó que debía reordenarse. El visitante descubrió que era capaz de incomodar a la Lepra en la búsqueda cruzada sobre el área y ganó en confianza. Y fue por más, una y otra vez, con la mira en el arco que defendió Ezequiel Centurión, que cerca del final de la etapa inicial estuvo rápido para achicar y taparle una definición a Maravilla Martínez. No obstante, Cambeses se tuvo que seguir revolcando hasta que se fueron al entretiempo.
El segundo tiempo comenzó con vértigo y se prestaban la pelota. Y a los 5 minutos, los nervios cobraron protagonismo después de una jugada en la que Victorio Ramis quedó enganchado con Nardoni en el piso y su tobillo giró de manera escalofriante, como si se tratara de una fractura expuesta. Llegaron los médicos para atenderlo enseguida, antes de subirlo primero a una camilla y después, a una ambulancia, rumbo a un sanatorio con inmediatez. Alrededor, corridas, empujones y reproches, con Sebastián Villa encabezando el grupo que acusaba al jugador de Racing de una deslealtad en la acción.
La seria lesión de Ramis
Los nervios y las imprecisiones aumentaron. También, las fricciones. Independiente Rivadavia se animó un poco más, apretó los dientes, recuperó el espíritu del inicio del juego y dio vuelta el marcador en 10 minutos. Primero, Villa le sacó jugo al espacio que le dio Gastón Martirena: amagó una y otra vez, y lanzó en forma de centro desde la izquierda un pase perfecto a la cabeza de Juan Barbieri, el reemplazante de Ramis, que batió a Cambeses y puso el 1-1.
Después, el propio Barbieri fue optimista para estar alerta a un centro desde la derecha que fue a descolgar el arquero de Racing. Parecía sencillo, que todo estaba controlado. Pero la pelota se le escapó a Cambeses y el goleador seguía ahí para aprovechar el descuido. Así, puso el 2-1, a casi 10 minutos de un final que no estaba en los planes para el conjunto de Avellaneda, a cinco días de iniciar su camino en la Libertadores.