La temperatura en las aguas del Caribe cercanas a Venezuela roza el estado de ebullición. La «Operación Southern Spear» (Lanza del Sur) lanzada por Donald Trump en su supuesta lucha contra el «narcoterrorismo» y con la mira puesta en líder chavista, Nicolas Maduro, dejó la región regada de una fuerza naval tan grande que incluso supera la desplegada en la invasión de Panamá en 1989.
La presencia militar de Estados Unidos en el Caribe ha alcanzado niveles que los analistas comparan con la acumulación naval de 1965, en la Operación Power Pack, cuando Lyndon B. Johnson temía que la guerra civil en República Dominicana derivara en «una segunda Cuba».
Aquella fue la intervención militar estadounidense más grande en el hemisferio occidental durante la Guerra Fría. EE.UU. movilizó a 42.000 marines y soldados y una flota de 41 buques de guerra.
Al igual que ahora con Trump y Venezuela, en 1965 fue una acción decidida por el presidente bajo la premisa de la «seguridad del hemisferio», desplegando una fuerza abrumadora para forzar un resultado político en un país vecino.
Otros analistas comparan el despliegue actual con el de la Guerra del Golfo, en la Operación Tormenta del Desierto. Aunque en aquella ocasión el escenario fue el Golfo Pérsico, la concentración de un Grupo de Ataque de Portaaviones (CSG) completo, junto con submarinos nucleares y bombarderos estratégicos B-52, guarda una similitud táctica: el uso de una fuerza abrumadora para forzar un cambio político bajo el pretexto de una «amenaza a la seguridad nacional» (en este caso, el narcoterrorismo).
Cómo es la fuerza que EE.UU. desplegó en el Caribe
La presencia estadounidense en el Caribe se articula en torno al USS Gerald R. Ford, el portaaviones más avanzado de la Armada estadounidense, que lidera un grupo de ataque masivo:
En una escala del 1 al 10, si la capacidad de EE. UU. es un 10, la de Venezuela en combate abierto es un 2. Sin embargo, su capacidad de disuasión es alta debido a los sistemas S-300 y a la amenaza de una guerra de guerrillas prolongada que Donald Trump, en pleno año electoral o de gestión crítica, quizás no quiera asumir.
Venezuela es consciente de que no puede ganar una batalla en mar abierto contra la Armada estadounidense, por lo que su capacidad de respuesta se basa en tres pilares:
Venezuela posee la red de defensa aérea más densa y avanzada de América Latina. Aunque el portaaviones Gerald Ford cuenta con tecnología stealth (F-35C), Caracas confía en su sistema de capas:
Aunque su Armada es pequeña, Venezuela cuenta con recursos para intentar «golpes de mano» que aumenten el costo político de la operación para EE. UU.:
3. La «Fusión Popular-Militar» (guerra de desgaste)
La verdadera apuesta de Nicolás Maduro es el terreno. Si el bloqueo naval derivara en una incursión terrestre, Venezuela activaría el plan de «Guerra de Todo el Pueblo»:
En su campaña de hostigamiento, Estados Unidos comenzó en septiembre a hundir a fuerza de misiles lanchas que supuestamente transportan cargamentos de drogas desde Venezuela hacia Estados Unidos. Esos ataques incluyen a embarcaciones que navegan por el Pacífico, donde Venezuela no tiene costa, pero donde se encuentran la mayor cantidad de rutas del narcotráfico.
Con el hundimiento, este jueves, de otra embarcaciones, Estados Unidos ya llevó a cabo 26 ataques a lanchas, con un saldo de al menos 99 muertos.
En otro frente de asedio, Trump anunció también el bloque naval a todos los petroleros «sancionados» que entren o salgan de Venzuela. Ya incautó uno: el Skipper, y anunció que los abordajes continuarán.
El gobierno de Venezuela ordenó a su Armada escoltar a los barcos que transportan productos petrolíferos desde el puerto, lo que aumenta el riesgo de una confrontación con Estados Unidos.
Algunos buques petroleros están evitando ir a Venezuela.
Al menos 30 buques sancionados navegan cerca de Venezuela, según Windward, una compañía de inteligencia marítima que ayuda a las autoridades estadounidenses a identificar a la flotilla fantasma. Algunos han comenzado a modificar su rumbo, tal vez por miedo a enfrentar el mismo destino que el Skipper.

