El Papa Francisco se reunió en la tarde de este sábado con los religiosos y religiosas de Papúa Nueva Guinea que representan al 30% de católicos en este país de 12 millones de habitantes, y los reconfortó: «No están ustedes solos”, dijo, y los animó a ocuparse de los marginados.
Recibido con gran entusiasmo en el Santuario de María Auxiliadora en el acto que marcó el fin de su primera jornada completa en Papúa, Francisco afirmó: «Estamos aquí y aún a pesar de los desafíos que no faltan hoy en día, seguimos adelante sin miedos sabiendo que no estamos solos, porque es el Señor quién actúa en nosotros y con nosotros”.
En la gran explanada del santuario se congregaron muchos fieles llegados de varias partes del país para ver pasar al Papa. Una buena parte estaban ataviados con sus ropas tradicionales, que dedicaron sus cantos y bailes al paso del pontífice creando un clima de auténtica fiesta.
En el interior del templo Francisco indicó a los fieles y autoridades católicas que se ocuparan “de las personas de los sectores más desfavorecidos de las poblaciones urbanas, así como de aquellos que viven en las zonas más remotas y abandonadas, donde a menudo falta lo indispensable”.
Pobreza y esperanza
Papúa es uno de los países más pobres del mundo, solo detrás de los del África Subsahariana, El Papa pidió a los religiosos y misioneros que se dediquen “a las personas marginadas y heridas tanto moral físicamente a causa de los prejuicios y las supersticiones, hasta el punto en algunas ocasiones de arriesgar la propia vida”.
Loena Jenal contó ante el Papa que en la “Casa de la Esperanza” donde trabaja, en la diócesis de Mensi, “se ofrece seguridad, refugio, esperanza y curación a quiénes están en apuros por acusaciones de brujería”, informó la agencia española EFE.
La religiosa suiza dijo que las acciones de los misioneros deben “seguir sembrando pequeñas semillas de bien en los surcos del mundo”.
“Parecen acciones minúsculas como un grano de mostaza, pero si tenemos confianza y no nos cansamos de esparcirlas brotará por la gracia de Dios, darán una cosecha abundante”, agregó.
El Papa siguió sus palabras demostrando mucho interés. Afirmó: “Sigamos evangelizando con paciencia, sin dejarnos desanimar por las dificultades y las incomprensiones”. Invitó a los religiosos y religiosas en tierra de misión ser a testigos de la valentía, la belleza y la esperanza.”
Francisco se despidió diciendo a los misioneros religiosos y religiosas: «Les doy las gracias por lo que hacen».
Una religiosa española, Fatima Benito, dijo a EFE que había llegado al santurio desde Alotau, situada a unos 400 ilómetros de la capital, con 150 fieles de su diócesis. “Hemos venidos en lancha e incluso caminando en un viaje de varios días para ver al Papa. Muchos incluso no conocían la capital”, explicó.
«Para nosotros significa todo, como un renacer de las cenizas, que alguien tan importante tenga a este pueblo en su mente, por eso han querido estos sacrificios para estar aquí”, agregó la misionera.
Desigualdad y abandono
El Papa fue también al encuentro de cientos de niños con problemas de pobreza, abandono y discapacidad. Acudió a la escuela técnica de la Caritas en la capital.
“¿Por qué no soy como los demás?”, preguntó una niña. “¿Por qué este sufrimiento?” “Hay esperanzas para nosotros? ¿Por qué no tenemos oportunidades como los demás niños? ¿Cómo podmos ser útiles para hacer un mundo más hermoso?», preguntaron al pontífice.
Jorge Bergoglio les aseguró que las preguntas eran muy difíciles, pero la única respuesta es que “ninguno es como los otros, porque somos únicos delante de Dios y hay esperanzas para todos”.
Agregó que “aunque tenemos límites, esto no es lo que determina nuestra felicidad sino cuánto amor ponemos en lo que hacemos”.
“Esto es lo más importante”, señaló Francisco. “Donar amor y acoger con los brazos abiertos el amor de quien nos quiere”.
El Papa confortó a los niños asegurándoles que “somos todos dones bellísimos de Dios”.
El pontífice argentino agradeció a los que se ocupan de las asociaciones benéficas de mayoría cristiana, de los cuales el 3O% es católico. “Gracias porque ustedes trabajan con amor. Dejen encendida esa lu que esuna señal de esperana para nuestro mundo, que es tan egooísta y preoupado por las cosas que no cuentan”, finalizó.
El domingo, el Papa viajará por la tarde en avión hasta la pequeña ciudad de Vanimo, donde grupos misioneros realizan una gran labor en una zona selvática y de difícil acceso. Allí trabaja también un grupo de misioneros argentinos.
Tras los encuentros y las visitas a los lugares de las misiones, el Papa regresará al anochecer por avión a la capital, Puerto Moresby.