El Papa advirtió al pueblo, en su homilía ante una extraordinaria multitud de 600 mil personas, que representan casi la mitad de toda la población de Timor Oriental, de 1,3 millones de habitantes, sobre el peligro de “los cocodrilos que quieren cambiar su cultura y su historia”.
La más grande reunión de gente que se recuerda en este país muy pobre, se juntó este martes en un gran clima de fiesta para ovacionar al Papa en un país católico en un 95%, con un baño de multitud extraordinario.
“Estén atentos y no se acerquen a los cocodrilos, que tienen la mordida fuerte y muerden mucho. Ellos quieren cambiarles la cultura, la historia”, dijo improvisando al final de la homilía.
El Papa, que ya denunciado durante su pontificado “las colonizaciones ideológicas y culturales”, también instó a las autoridades a “una mejor gestión de los recursos naturales del país, como el petróleo y el gas”, que “podrían ofrecer posibilidades de un desarrollo sin precedentes”.
El pontífice aseguró que “lo mejor de Timor Oriental es su pueblo. No puedo olvidar ese pueblo a los lados del camino, con los niños. Lo mejor que tiene este pueblo es la sonrisa de los niños.”
Desde el lunes, cuando el Papa llegó en avión a Dili, la capital, ya había cientos de miles de personas llegadas desde el interior que acampaban en los alrededores de la ciudad para participar de la misa de esta martes, convocada por el Papa 35 años después de la visita de san Juan Pablo II cuando Timor Oriental era todavía una colonia de Indonesia y luchaba por su independencia..
En los vastos humedales contiguos a la explanada de Taci Tolu, una selva de paraguas amarillos y blancos, que son los colores del Vaticano, afrontó una jornada de gran calor que obligó a Francisco a postergar hasta el final su recorrida con el papamóvil, en un baño de multitud impresionante con sus fieles timorenses.
Muchos participantes recordaron que llegaron a la explanada de Taci Tolu recordaron, que en el lugar hay un monumento en honor de San Juan Pablo II, para recordar su apoyo fundamental en la visita de 1989 a la independencia de Timor Este.
En su homilía durante la misa, Francisco pidió a los fieles de uno de los países más pobres del mundo: “Queridos hermanos y hermanas no tengamos miedo de hacernos pequeños ante Dios, de perder nuestra vida, de donar nuestro tiempo para la acogida a los demás”.
En un país donde predominan los jóvenes, el Papa dijo que “la presencia de tanta juventud y de tantos niños es un don inmenso, que constantemente renueva la frescura, la energía y la alegría de su pueblo”,
Dijo que “Timor Oriental es bello porque hay tantos niños”.
“En cada ángulo se siente explotar la vida. Este es un don grande, pero también un signo para dar espacio a los chicos y hacernos también nosotros chicos delante de Dios y los unos frente a los otros”.
En todo el trayecto de ocho kilómetros hasta la explanada Taci Tolu, había multitudes que saludaban al paso del pontífice, que se detuvo varias veces ante el entusiasmo de la gente.
El Papa habló en español en la homilía. Se refirió a dos figuras tradicionales de Timor, el “Kalbauk” y el Belax”. La primera representa los cuernos del búfalo y la luz del sol. Representa ”la potencia de Dios que dona la vida” y nos recuerda que también nosotros podemos cooperar con nuestras acciones en el gran diseño de la redención. A su vez, el “Belax”, que se pone sobre el pecho, recuerda el delicado calor de la luna y la tierna ternura de la madre que convierte lo que toca en “luminosa luz que recibo de Dios”.
“Ambas figuras”, recordó el Papa, “representan la fuerza y la ternura del Padre y de la Madre: así el Señor manifiesta su regalidad, hecha de caridad y misericordia”.
Tras la celebración eucarística habló el arzobispo de Dili, cardenal do Carmo da Silva, quian dijo: «Hoy este lugar de Taci Tolu es de nuevo el epicentro de un evento histórico para el pueblo timorense. La presencia de Papa Francisco representa un paso fundamental en el proceso de construcción del País, de su identidad y su cultura”.
El cardenal dijo que “en el pasado exploradores y navegantes fueron atraídos a Timor por el perfumo del sándalo que a un cierto punto de la historia se ha encuadrado con el del Evangelio, que persiste hasta hoy gracias al empeño de los misioneros”.
Francisco intervino improvisando. Dijo que no solo el sándalo sino que el entero pueblo de Timor tiene “un buen perfume”.
“Yo deseo la paz”, agregó, citando otra vez la sonrisa de los niños y ancianos, “la memoria de esta bella tierra”, antes concluir, entre los aplauso, con una invitación a mirar hacia adelane “y hacerlo con esperanza”.
Antes de la misa multitudinaria el Papa se reunió este martes con los obispos, religiosos y religiosas de Timor Oriental y les pidió que ¡amen la pobreza” y no se dejen llevar “por la soberbia y el poder”.
El encuentro se realizó en la catedral de María Inmaculada. Tras recorrer las calles de Dili, donde decenas de miles de personas lo saludaron con entusiasmo a su paso, Francisco llegó al centro religioso de una Iglesia que cuenta con 347 sacerdotes y 1038 religiosas y con 6 parroquias.
La única misionera argentina
Entre ellos se encontraba la única misionera argentina presente en el país, María Cecilia Andereggen, pertenece a la congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón Jesús.
La monja misionera tiene 37 años y lleva ocho años en Timor Oriental. Vive en Santele, en las montañas, donde trabaja en una escuela rural, informó la agencia EFE.
“Papa nosotros, que venga es un signo, como una manera de decir que la iglesia es de los pobres y para los pobres, y que venga a uno de os países más pobres. Su presencia nos mueve a estar más cerca de ellos”, dijo la misionera argentina.
Mañana miércoles 11, en el pontífice encontrara a los jóvenes en un centro de convenciones y pronunciará un discurso. Después tendrá lugar en el aeropuerto la ceremonia de despedida. El Papa volará al mediodía a Singapur, ultima etapa de su gira por cuatro países asiáticos y de Oceanía