Australia celebrará «un día de reflexión» el domingo, cuando se cumple una semana del atentado en la famosa playa de Bondi en Sídney, y pondrá en marcha un plan de recompra de armas, anunció este viernes el primer ministro Anthony Albanese.
Un padre y su hijo, Sajid y Naveed Akram, están acusados de abrir fuego el pasado domingo en Bondi Beach contra una multitud que celebraba la festividad judía de Janucá, en un ataque que dejó 15 muertos. Las autoridades consideran que estuvo motivado por la ideología del grupo terrorista ISIS.
Albanese instó a los australianos a encender velas a las 18:47 del domingo, «exactamente una semana después de que se produjera el ataque».
«Es un momento para hacer una pausa, reflexionar y afirmar que el odio y la violencia nunca definirán quiénes somos como australianos», aseguró.
El funcionario se comprometió a endurecer las leyes que permitieron a Sajid Akram poseer seis armas de cañón largo.
«Hay algo que no funciona en las leyes de concesión de licencias cuando este tipo puede tener seis rifles de alta potencia», afirmó Albanese.
Próximamente, dijo, se pondrá en marcha un amplio plan de recompra de armas con el fin de reducir los arsenales privados de «armas de fuego recién prohibidas e ilegales».
La calificó como la mayor iniciativa de recuperación de armamento desde 1996, cuando Australia tomó medidas drásticas contra las armas a raíz de un tiroteo que causó la muerte de 35 personas en Port Arthur.
«Los terribles acontecimientos de Bondi demuestran que necesitamos retirar más armas de nuestras calles«, justificó Albanese.
La experiencia argentina del Plan Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego
Durante el último tramo de la gestión de Néstor Kirchner (en enero de 2007) se promulgó la Ley 26.216, que dio origen al Plan Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego (PEVAF).
Al igual que en Australia, el plan nació impulsado por una tragedia: el caso de Alfredo Marcenac, un joven asesinado en 2006 por un tirador en la vía pública en el barrio de Belgrano. Su familia y diversas ONGs (como la Red Argentina para el Desarme) presionaron para que el Estado redujera el circulante de armas en manos de civiles
El sistema fue diseñado para ser extremadamente accesible y seguro para el ciudadano: no se pedían documentos ni se preguntaba por el origen del arma. Esto permitía que incluso personas con armas no registradas o «heredadas» participaran sin miedo a acciones legales.
Se entregaba una suma de dinero a cambio del arma. Los valores variaban según el tipo de arma (pistola, revólver, escopeta, etc.) y se actualizaban por resolución ministerial.
El arma se inutilizaba frente al dueño con una prensa hidráulica en el momento de la entrega. Luego, los restos se fundían para convertirse en hierro reciclado.
Históricamente, el dinero obtenido de la venta del acero resultante de la fundición era donado al Hospital de Pediatría Garrahan.
Desde su inicio en 2007 hasta 2022, se recolectaron y destruyeron más de 200.000 armas y más de 2 millones de municiones.
El programa fue premiado por la ONU en 2013, destacándolo como un modelo de «política de desarme civil» para el mundo pero su efectividad fue debatida. Mientras que algunos estudios indicaron una baja en accidentes domésticos y suicidios con armas, otros críticos señalaron que el programa recolectaba principalmente armas viejas o en desuso («armas de cajón») y no las que usaba el crimen organizado.
En agosto de 2025, el gobierno de Javier Milei emitió el Decreto 445/2025, que eliminó la ANMaC (Agencia Nacional de Materiales Controlados, el organismo que gestionaba el plan) para restablecer el antiguo RENAR. Esto ha generado un intenso debate sobre si el programa de entrega voluntaria continuará con la misma fuerza o si habrá un cambio de enfoque hacia la flexibilización de la tenencia legítima.
En junio, a través de otro decreto 397/2025, el Gobierno habilitó la compra y tenencia de armas semiautomáticas bajo un régimen de «control especial», que dejó sin efecto una prohibición vigente desde 1995, durante la presidencia de Carlos Menem.

