El nuevo gobierno francés del primer ministro Michel Barnier está en la cuerda floja ante la amenaza de un voto de censura, que podría perder. El presupuesto y la amenaza de pasarlo por el mecanismo 49,3, que no exige votación en la Asamblea Nacional, es la razón.
El «49.3» da al primer ministro la posibilidad de aprobar un proyecto de ley sin la votación de la Asamblea Nacional. Para ello, asume la responsabilidad del gobierno, previa deliberación del Consejo de ministros. El texto se considera adoptado, si no se aprueba ninguna moción de censura contra el gobierno.
Si pierde el voto de censura, este gobierno cae. El presidente Emmanuel Macron deberá convocar a un gobierno técnico, para el que no hay demasiados interesados, o llamar a elecciones generales anticipadas, con su renuncia incluida.
Encuentro Barnier-Le Pen
En un día tormentoso en Francia, Marine Le Pen, la diputada y líder lepenista de Reagrupación Nacional se reunió a la hora del desayuno del lunes con el primer ministro Michel Barnier, disfrazado de negociador y con la experiencia de años de diplomacia y su ex rol de canciller. No consiguió convencer a la hija de Jean Marie Le Pen de cambiar de opinión.
“Si el presupuesto continúa en este estado, será la censura”, alertó Le Pen.
Michel Barnier está más que nunca bajo presión. La líder de extrema derecha sigue dispuesta a votar una moción de censura, si el presupuesto sigue «tal cual».
“Mi posición no ha cambiado. Parece que no ha evolucionado más de lo que ha evolucionado el del primer ministro”, dijo Le Pen al salir de Matignon.
Sin embargo, “el primer ministro me pareció cortés y firme en sus posiciones”. Si su posición “no ha evolucionado”, tampoco “le parece” la de Michel Barnier. “Veremos si las declaraciones de hoy tienen éxito, pero nada es menos seguro», dijo la diputada Le Pen.
Fuera del presupuesto, los dos discutieron “cuestiones importantes”, explicó Marine Le Pen. En cuanto a la inmigración, consideró que la nueva ley, anunciada por el ministro del Interior, Bruno Retailleau, le parece «extremadamente prudente». Sobre el establecimiento de una representación proporcional en las elecciones legislativas, el primer ministro «reiteró que no se opone a pensar en ello», según Marine Le Pen. Pero «el camino todavía parece largo».
La líder de los diputados de la Reagrupación Nacional explicó que había “repetido sus líneas rojas” al primer ministro. Consideró, en particular, que «el aumento de los impuestos sobre la electricidad era inaceptable», al igual que la desindexación de las pensiones, incluso reducidas a la mitad. Denunció «el reembolso de los medicamentos» y pidió «ahorros claros» en inmigración, en particular en el presupuesto de ayuda médica estatal, así como «en el funcionamiento del Estado».
El voto de censura
Le Pen minimizó las consecuencias del rechazo del presupuesto, negándose a ceder «a la pequeña música que consiste en decir que, si alguna vez se rechaza este presupuesto, si hay censura, será dramático, será el caos, etc.».
“El presupuesto que se aplicará será el del año pasado. Es bastante menos malo que éste, ya que hay menos impuestos que pesarán sobre las clases trabajadoras y las clases medias”, consideró.
Fuera del presupuesto, los dos funcionarios discutieron sobre inmigración, proporcionalidad y agricultura, indicó. Pero según ella, sin noticias del primer ministro sobre estos temas.
Marine Le Pen llegó a Matignon sin decir palabra hacia las 8:30 de la mañana, acompañada por el diputado RN Jean-Philippe Tanguy, que había dicho que estaba dispuesto a votar “contra” el presupuesto, y por Renaud Labaye, secretario general del grupo en la Asamblea Nacional.
«Michel Barnier crea las condiciones para la censura«, afirmó el domingo el vicepresidente de la Agrupación Nacional, Sébastien Chenu. Y la RN enumera sus quejas: revalorización de las pensiones, impuesto a la electricidad, “aumento de la contribución de Francia a la Unión Europea”, o incluso la falta de ahorro en “las milhojas del Estado” y “en inmigración”.
Una semana delicada para el gobierno
Esta es una densa semana para el gobierno. No solo está el artículo 49,3 en preparativos, que podría aplicarse en las próximas semanas. Antes llegará un voto de censura que derroque al gobierno. Los lepenistas se sumarían en la censura a una moción presentada por Francia Insumisa, el partido de Jean Luc Mélenchon el martes la Asamblea Nacional debatirá y votará el acuerdo del Mercosur.
El presidente de la república tiene varias posibilidades frente al voto de censura: renombrar al mismo Barnier como primer ministro, nombrar un nuevo primer ministro, renunciar a la presidencia si no encuentra otra solución y convocar elecciones anticipadas, o lanzar un referéndum, que es lo que quieren los lepenistas.
En un sondeo de Ipsos para La Tribune Dimanche , el 53 por ciento de los franceses quiere ver caer al gobierno.
“Si hay censura, hay crisis de régimen”, alertó François Bayrou, un centrista que es aliado de Macron. Un escenario “a la griega”, con crisis financiera, es el más temido.