Estados Unidos se prepara para una cita electoral crucial este martes por la noche, cuando Donald Trump y Kamala Harris se enfrenten por primera vez cara a cara en un debate por televisión, cuando las encuestas los muestran en una carrera ajustadísima por la Casa Blanca y cualquier traspié o frase inesperada podría inclinar la balanza hacia uno u otro lado. El debate comenzará a las 22 de la Argentina y durará 90 minutos.
Los candidatos se conocerán arriba del escenario ya que no se han visto personalmente jamás. Y es muy probable que incluso sea su único debate antes de las elecciones del 5 de noviembre ya que así estaba acordado desde cuando Joe Biden era candidato. Kamala es consciente de los riesgos de estos duelos: el presidente sufrió una estocada letal semanas atrás, lo que hizo que tuviera que bajar su candidatura para cedérsela a Harris.
La demócrata y el republicano intensificaron la preparación estos últimos días para la cita que tendrán este martes a la noche en Filadelfia ante los presentadores de la cadena ABC. La expectativa por el choque crece ya que las últimas encuestas mostraron que el ascenso de Harris del último mes parece haberse estancado y la carrera ahora aparece extremadamente reñida, con un empate técnico a nivel nacional y con disputas voto a voto en estados clave como Michigan, Wisconsin y Pennsylvania.
Harris estuvo encerrada en un hotel de Pittsburgh, Pennsylvania, donde permanecerá hasta que tenga que partir al debate en Filadelfia. Solo se la vio tomar un descanso por los alrededores el domingo, cuando salió de la mano de su marido para una caminata.
Allí practica con un escenario de tamaño e iluminación similar al real, con un ex asesor de la ex candidata Hillary Clinton, Philippe Reines –que simula ser Trump e incluso está vestido como él–, que tiene la misión de embestirla con acusaciones y temas que el magnate podría sacar a relucir. También trabajan con ella Karen Dunn, una poderosa abogada de Washington y experta en debates que ha asesorado a candidatos demócratas desde 2008. Y Rohini Kosoglu, asesora de política interna de Harris que suele trabajar en sus discursos.
La propia Hillary, que debatió contra Trump en 2016 en un choque en el que resultó airosa, la aconseja: “El no sabe cómo responder a los ataques bien dirigidos”, dijo en una entrevista a The New York Times, y recordó cuando ella lo acusó de ser una marioneta de Putin. “Empezó a tartamudear y se puso nervioso”, señaló.
Harris debe mostrarse fuerte y clara
Harris tiene el desafío de mostrarse fuerte y con la capacidad de estar a cargo de la primera potencia mundial. Pero sobre todo deberá ser clara y precisa en la presentación de sus políticas ya que un 28% de los indecisos “no la conocen suficiente” y quieren “saber más” sobre sus ideas.
De hecho, recién este lunes la campaña de Harris publicó las propuestas de la candidata en el sitio web, que hasta ahora no contenía nada al respecto.
Para atraer parte del electorado moderado –fundamental para ganar las elecciones en EE.UU.— deberá tratar de despejar su imagen de “izquierdista” que le endilga Trump y que muchos creen. Y también erigirse como la candidata del “cambio” (a pesar de ser la vicepresidenta), cuando una encuesta reciente (The New York Times/Siena) reveló que la mayoría de los votantes creen que Trump es quien encarna algo diferente.
Para Harris es un enorme desafío presentarse como agente de cambio sin criticar las políticas de su antecesor, Joe Biden.
Trump, un experto en manejar las cámaras
Trump, en cambio, se entrena de forma más liviana, aunque más que en otras ocasiones. El representante Matt Gaetz, de Florida, tiene el rol de plantearle preguntas difíciles, incluso sobre temas incómodos como sus condenas penales. Tulsi Gabbard, la excongresista demócrata que atacó a Harris en un debate de las primarias presidenciales de 2019 y que ahora se pasó a las filas del magnate, también ha estado ayudando a Trump a prepararse.
Experto en dominar las cámaras, el magnate sabe que debe buscar un equilibrio en atacar a Harris, pero no debe ser demasiado agresivo. Sus asesores le aconsejan que baje el tono, que no ataque a su contendiente por su género o raza, aunque sin dejar de ser Trump.
Al magnate lo beneficiará un dato que habían acordado con Biden y que Harris quiso cambiar sin éxito: los micrófonos permanecerán apagados mientras habla el rival. Los demócratas creen que esto aumenta las chances de que Trump se vea más “racional” porque evitará que interrumpa a Harris constantemente.
El republicano tiene que demostrar que es lo suficientemente razonable, lo suficientemente estable y lo suficientemente informado como para hacer que los votantes indecisos, centristas e independientes se sientan más cómodos con la idea de otra presidencia de Trump. Seguramente insistirá con sus temas favoritos: la “invasión” de inmigrantes y la falta de seguridad.
Pero sobre todo atacará con el estado de la economía estadounidense, que él considera “terrible”. Trump aventaja a Harris en las encuestas por 13 puntos porcentuales sobre el manejo de la economía e insistirá en una simple pregunta de estilo reaganiano: ¿Usted está hoy mejor o peor que antes?