El desarrollo de la energía de fusión requiere ciencia de vanguardia. Y la ciencia de vanguardia no suele ser precisamente barata. Actualmente hay unas 45 empresas diseminadas por todo el planeta cuya actividad es, precisamente, la puesta a punto de la fusión nuclear. Y, por supuesto, está ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor), el reactor experimental de fusión que un consorcio internacional liderado por Europa está construyendo en Cadarache, una localidad del sur de Francia.
En ITER participan, además de Europa, EEUU, Rusia, China, Japón, Corea del Sur e India. La Unión Europea se responsabiliza de la financiación de aproximadamente el 40% del proyecto, y los seis países restantes aportan un 10% del coste total cada uno de ellos. ITER costará unos 24.000 millones de euros, por lo que se consolidará como el quinto proyecto más costoso de la historia de la humanidad solo por detrás del programa Apolo, la Estación Espacial Internacional, el sistema GPS y el proyecto Manhattan.
Una empresa emergente de China cree que puede hacerlo por mucho menos dinero
Ye Yuming, un graduado de la Universidad Tsinghua de Pekín (China), cofundó en 2021 la empresa Energy Singularity junto a varios científicos formados en la Universidad de Stanford, la Universidad de Princeton (ambas en EEUU) y la Universidad Jiaotong de Shanghái (China). Su propósito es construir un reactor tokamak relativamente compacto con el que pretenden demostrar que es posible generar energía de fusión por un coste mucho más bajo que el que requieren los proyectos que están en marcha en EEUU.
Los ingenieros de Energy Singularity quieren construir un reactor muy similar al del MIT y CFS, pero por mucho menos dinero
Lo curioso es que la fuente de inspiración de Energy Singularity es el reactor de fusión compacto que están construyendo el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y la empresa estadounidense CFS (Commonwealth Fusion Systems). El corazón del proyecto del MIT son los imanes superconductores de alta temperatura fabricados en un material conocido como ReBCO. Este compuesto combina óxidos de bario, cobre y una tierra rara, que puede ser gadolinio, itrio o neodimio, entre otras opciones. Según el MIT sus imanes son capaces de generar un campo magnético de hasta 20 teslas.
Precisamente la alta intensidad del campo magnético que se responsabiliza del confinamiento del combustible constituido por los núcleos de deuterio y tritio permite que el volumen del reactor sea mucho más comedido que el de, por ejemplo, ITER. Los ingenieros de Energy Singularity quieren en esencia construir un reactor muy similar al del MIT y CFS, pero pretenden hacerlo por mucho menos dinero. De hecho, están intentando recaudar 500 millones de dólares debido a que, según sus cálculos, es el dinero que necesitan para llevar a buen puerto su proyecto.
La baza con la que cuentan los técnicos de Energy Singularity es que pueden conseguir de forma local la mayor parte de los elementos que necesitan para poner a punto su reactor. No tienen la necesidad de importar apenas nada, ni siquiera para fabricar los imanes superconductores de alta temperatura (no olvidemos que China es el principal productor de tierras raras del planeta).
Y, además, los costes de producción en este país asiático son mucho más bajos que los de EEUU, Europa o Japón, que son algunas de las potencias científicas y tecnológicas involucradas en el desarrollo de la fusión nuclear. Será interesante comprobar si con tan «solo» 500 millones de dólares consiguen llevar a buen puerto su proyecto. Les seguiremos la pista muy de cerca.
Imagen | Institute of Plasma Physics at Hefei Institutes of Physical Science, Chinese Academy of Sciences
Más información | Financial Times