Estos últimos meses hemos sido testigos de un cambio de tendencia en la producción de energía a nivel global. Siete empresas solares chinas han generado más capacidad que las petroleras y, en Europa, las energías solar y eólica se han abierto paso a codazos. Y una forma de seguir produciendo energía limpia sin impactar en el territorio de cada país es abriendo parques eólicos en mitad del mar.
Evidentemente, eso abre una pregunta: ¿tiene un impacto la producción de energía offshore en la pesca? Hay opiniones de todo tipo, así como varios estudios y propuestas para realizar una correcta comunión entre ambos sectores. Y es algo que vamos a repasar.
Energía offshore. Antes de nada, las plataformas offshore son aquellas que, como su nombre indica, se instalan «en alta mar». Aunque se pueden crear granjas de paneles flotantes, actualmente el término se utiliza, sobre todo, para referirse a la energía eólica marina. Es una genial forma de aprovechar las fuertes corrientes de viento que se producen en el mar (hasta el doble que en un parque terrestre medio) y, además, los aerogeneradores pueden tener un mayor tamaño, lo que permite que alcancen potencias unitarias mucho mayores que en tierra.
Por tanto, se posicionan como un componente clave para que los países alcancen sus objetivos de descarbonización y, además, como un paso adelante para la consecución de hidrógeno verde. De hecho, este tipo de fuente de energía es algo que se quiere potenciar y desde la Comisión Europea anunciaron objetivos para multiplicar la producción de energía marina en la UE.
¿Dónde? Actualmente, los parques eólicos se instalan en aguas no muy profundas y se deben cumplir una serie de requisitos:
- En zonas hasta los 60 metros de calado.
- Alejados de las costas
- Sin interferir con las rutas de tráfico marino o con las instalaciones estratégicas navales.
- Tampoco pueden interferir con los espacios de interés ecológico.
Además, entre sus ventajas está que el impacto visual es casi nulo y que, como no hay problemas con el ruido, puede haber más generadores y de mayor tamaño. Y la gran pregunta es qué ocurre con la pesca, ya que aquí hay voces que se han alzado en contra de la instalación masiva de este tipo de plantas.
Los pescadores. La Asociación de Organizaciones Nacionales de Empresas Pesqueras de la Unión Europea levantó la voz hace un tiempo. Consideran que los estudios para dar luz verde a estos proyectos han pasado por alto el impacto en sus actividades pesqueras y el sector afirma que «representa una amenaza directa a los principales objetivos de la Estrategia sobre la Biodiversidad y al buen estado medioambiental tanto de nuestras aguas como de la vida en ellas».
Desde las organizaciones pesqueras se ha puesto en tela de juicio la afirmación de las autoridades de que la industrialización del mar como fuente de energía es un win-win para todos y Javier Garat, presidente de la asociación, fue contundente en su comunicado. Aseguró que las comunidades pesqueras serán las primeras en sufrir los graves impactos medioambientales de este tipo de energía, añadiendo que «nuestros pescadores están perdiendo continuamente valiosas zonas de pesca y el acceso a poblaciones saludables, debido al creciente uso del espacio marino por nuevas actividades marítimas y por el cierre de áreas para realizar prácticas de conservación de la naturaleza».
Más críticas. Pim Visser es el presidente de la EAPO (Asociación Europea de Organizaciones de Productores de Pescado) y también ha sido rotundo: «el cambio de paradigma hacia la industrialización del mar como fuente de energía renovable se ha producido a expensas de la producción de alimentos renovables, de los pescadores, de sus familias y de sus comunidades, todo sin una evaluación sensata».
Debido a las polémicas, en algunos países se han puesto en marcha mecanismos para que pescadores e industria energética lleguen a acuerdos antes de la instalación de nuevas plantas, pero veamos los estudios porque también hay partes enfrentadas.
Estudios a favor de los parques. En un escenario en el que cada uno parece que va a barrer para casa, hay estudios que apoyan ambas posturas. Por un lado, tenemos el de la Asociación Empresarial Eólica de Portugal, un documento que recopila datos extraídos de fuentes oficiales y públicas que estudia el impacto del reciente parque eólico marino flotante de Viana do Castelo:
- 15,15 de capturas en Viana do Castelo en 2020, año de la construcción del parque. Es similar a la media de -15,4% del país en ese año.
- En 2021 se capturó un 22% más y en 2022 un 16% más.
- Se produjo una reducción de pesca de caballa, pero aseguran que su efecto es global en Portugal y no está relacionado con el parque eólico marino.
Por tanto, desde la AEE consideran que no sólo el parque eólico no ha influido en las capturas, sino que se ha experimentado un incremento significativo.
Una de cal, otra de arena. Por otro lado, en 2022 se publicó un estudio en Nature que también se enfocaba en el análisis del impacto de estos parques energéticos. En él se afirma que existe una necesidad urgente de identificar y evaluar los impactos ambientales debido a que hay aspectos que se están abordando deficientemente. Por un lado, se afirma que se protegen los hábitats de algunas especies porque se prohíbe la pesca de arrastre en esa zona. Eso permite que haya más peces y, además, tienen refugio contra los depredadores.
Hay un impacto negativo en la abundancia y distribución de los mamíferos, que abandonan la zona durante la construcción, pero debido a que los peces tienen más protección contra las corrientes y sus depredadores, las poblaciones pueden aumentar y, aunque la pesca de movimiento no se pueda ejercer en la planta eólica, se intuye que el impacto para el sector pesquero no debería ser demasiado negativo si se adaptan a esa situación.
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Los pescadores lo tienen claro. Desde el Servicio Nacional de Pesca Marina de Estados Unidos se ha lanzado un mensaje positivo para mejorar la compatibilidad de la energía eólica marina con la pesca, pero se muestran firmes en los problemas que este tipo de instalaciones están ocasionando:
- Desplazamiento de pescadores de las zonas tradicionales.
- Cambios en la distribución, abundancia y composición de especies en un área (como señala el estudio de Nature).
- Pérdidas económicas.
- Aumento del tráfico marítimo.
- Daño o destrucción de aparejos de pesca.
- Reducción de la seguridad general en el mar debido al tráfico y a los desafíos en la navegación.
Además, afirman lo que comentábamos: los pescadores que utilizan redes de arrastre y aparejos móviles podrían tener que modificar significativamente sus operaciones. Y los que no, también podrían verse afectados debido a nuevos proyectos eólicos marinos o por cambios en el ecosistema.
Problemas más allá de la pesca. Es decir, hay un impacto en la pesca si se realizaba con técnicas de movimiento, pero parece que no hay problema para la población de peces. Ahora bien, no todo es la industria pesquera y hay consecuencias cuando algo falla.
Un ejemplo es la rotura de una turbina de un parque de Nueva Inglaterra, que dejó un rastro de materiales en el mar, afectando a la biodiversidad marina y con un trozo de una de las palas llegando a la playa. Debido a la rotura de la turbina, una cantidad desconocida de fibra de vidrio comenzó a derramarse en el mar. Y no sólo fue un problema para la biodiversidad, sino que se cerró la playa por temor a que los fragmentos afilados fueran un problema para los bañistas.
Proyectos compatibles. La industria eólica no está de brazos cruzados y está desarrollando nuevos proyectos para intentar convivir con la pesca. Por un lado, tenemos unas turbinas flotantes noruegas que afirman ser más respetuosas con la fauna. También parques eólicos y granjas de algas y China quiere que sus parques eólicos sean, directamente, granjas de peces. También hay quien opina que todo debería ser submarino.
Las claves de la coexistencia. Y Europa, por su parte, tiene un plan para que todo pueda convivir. A través de la Plataforma Europea de Planificación y Desarrollo de la Superficie, lanzó una serie de claves a la hora de construir nuevos parques eólicos:
- Diseño compatible con la pesca.
- Protección de los cables para que no queden atrapados en redes y anclas.
- Permitir rutas de paso seguras.
- Programar las fases de construcción fuera de las principales temporadas de pesca.
De la manera que sea, veremos qué ocurre porque cada vez habrá más parques eólicos y algo claro es que van a cambiar la vida de los peces. Como eso afectará a la industria pesquera a medio plazo es algo que está por ver.
Imágenes | Mingyang Smart Energy, World Wide Wind (WWW), SteKrueBe, Joachim Müllerchen
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