Lo que pudimos presenciar este jueves en ‘La revuelta’ no es habitual: un programa acusando a otro, con nombres y apellidos, de llevar a cabo prácticas poco legítimas para sabotearles los invitados. A menudo estos conflictos se solucionan en despachos, en pasillos y detrás de las cámaras. Pero estas estrategias maquiavélicas a veces tensan tanto la cuerda que acaba sucediendo lo que precedió a la berrea del ciervo: que alguno de los implicados estalla. Y sin embargo, el choque de Motos y Broncano no es nuevo. De hecho, las tanganas entre estrellas mediáticas son una tradición televisiva más que recurrente.
De hecho, que Motos se enfrente a múltiples rivales en su franja horaria no es infrecuente, aunque ninguno había tenido tanta fortuna en el choque como Broncano, por lo que es lógico que ‘El Hormiguero’ haya reaccionado con particular virulencia. Pero hasta ahora se las ha visto con un centenar de programas entre los que se cuentan otras propuestas de La 1 como ‘Enredad@s’, ‘TVEmos’ o el programa de Javier Cárdenas. También Telecinco lo ha intentado, encadenando una larga cadena de productos fallidos. El último de ellos, ‘Babylon Show de Carlos Latre, no pudo soportar más de un par de semanas la presión de dos competidores tan fuertes como ‘La Revuelta y ‘El Hormiguero’.
Las guerras de Ana Rosa
Ana Rosa Quintana ha ido sembrando su paso por distintos horarios de la parrilla de conflictos con distintas rivales. Actualmente, sin ir más lejos, libra una encarnizada batalla con Sonsoles Ónega y su ‘Y ahora Sonsoles’. Aunque las audiencias son comparables, suele ganar Ónega: ‘TardeAR’, el programa de Ana Rosa, solo ha tomado la delantera en unas pocas ocasiones. Lo contrario sucedía por las mañanas: 18 años han estado enfrentadas por las mañanas Ana Rosa y Susanna Griso con ‘Espejo Público’, y aunque las audiencias iban en paralelo, quien llevaba el liderazgo era Ana Rosa en ‘Las mañanas de Ana Rosa.
Sin embargo, su némesis más clásica fue María Teresa Camos, después de que en 2004 ésta abandonara Telecinco para instalarse en las mañanas de Antena 3. Hubo intercambio porque Ana Rosa acababa de salir de Antena 3 después de la cancelación de su icónico ‘Sabor a ti’. En 2005 llegó el programa de Ana Rosa a las mañanas de Telecinco y rápidamente consiguió que el programa de María Teresa Campos, ‘Cada día’, fuera fulminado de la parrilla para ser sustituida por Susanna Griso.
Locura en el late night
Antes de Las Guerras del Access que vivimos en la actualidad, la franja más reñida de la televisión era el late night, cuando aún existía en España. Y el choque se produjo con un formato importado de EEUU y que luego se ha adaptado para ‘El Hormiguero’ y ‘La Revuelta’: los talk shows. En 1995 Telecinco estrenaba ‘Esta noche cruzamos el Mississipi’, una mezcla de humor, sucesos y cotilleos nunca vista en España y que tocó techo de audiencia con su crónica sobre Alcàsser. Antena 3 solo pudo contrarrestarlo a golpe de talonario y llevándose a Navarro para que arrancara allí ‘La sonrisa del pelícano’.
La respuesta de Telecinco fue arrolladora: Xavier Sardá empezó con ‘Crónicas marcianas’. Sardá y Navarro iniciarían una encarnizada batalla de audiencias estratosféricas (ambos programas en torno al 20% de share), y que arrancó con el triunfo de ‘La sonrisa del pelícano’. Pero en solo un mes, las tornas cambiaron, y mientras Sardá afianzaba un estilo histérico y rebosante de freaks, Navarro se sumergía en una serie de polémicas sobre el caso Arny y el GAL que acabarían llevando a la cancelación del programa en ese mismo 1997 en el que debutaba y, supuestamente, por cuestiones deontológicas de Antena 3.
Crónicas marcianas acabaría cerrando sin que nadie le plantara cara y como líder absoluto de audiencia en su franja. Tuvo un pequeño enfrentamiento con Andreu BNuenafuente en la temporada de 2004-2005, que aunque le quitó algunos espectadores, fuer incapaz de resistir a un programa ya veterano. Ese mismo año que llegaba Buenafuente se retiraba Sardá, aún imbatido por la guerra de audiencias con el formato acusando el desgaste y tras sucesos como la muerte de uno de los creadores del espacio y mano derecha de Sardá, Joan Ramón Mainat.
Las ondas de la muerte
Hay un último choque mediático que incluso daría para una serie. Como de hecho, dio recientemente: ‘Reyes de la noche’, de 2021, producida por Movistar Plus+, que no fue renovada por una segunda temporada según José Ramón de la Morena, por presiones de José María García. Estos dos periodistas radiofónicos especializados en deportes, el primero con ‘El larguero’ y el segundo con ‘Supergarcía’, protagonizaron un agrio y frontal enfrentamiento en los años noventa que fue mucho más allá de las cifras de audiencia para convertirse en algo casi personal.
El primero en conocer el éxito fue José María García, que dejaba ‘Hora 25’ en la SER en 1981 después de revolucionar el periodismo deportivo con su estilo verborreico y agresivo para abanderar un nuevo proyecto radiofónico, Antena 3. Allí nació ‘Supergarcía’, donde ganó muchísimo poder e influencia en el sector (y dinero, al convertirse en una de nuestras primeras superestrellas periodísticas). Cuando la SER fue adquirida por PRISA en 1985, se decidió plantarle cara con un estilo radicalmente opuesto, más ligero y amable: José Ramón de la Morena (que había empezado como becario de García) y ‘El larguero’, que arrancó en 1989.
Desde el primer momento, las hostilidades nacieron entre ambos: García insultaba a PRISA y los enfoques de De la Morena, y éste respondía con similar vehemencia. La cosa se complicó cuando el responsable de ‘El larguero’ acusó al director general de la SER de ser amigo y hacer favores a García, algo por lo que el periodista fue expedientado. Cuando volvió, se sucedieron los fichajes estrella y los periodistas de otros medios de PRISA, aunque no le quitaron el liderazgo a García. Cuando en 1992 PRISA compró Antena 3, en una operación polémica y politizada, García (y Antonio Herrero) fichó por la COPE e inició una campaña de ataques contra la dueña de la SER. Fue entonces cuando De la Morena tuvo permiso para atacar a García sin límites y se multiplicó la tensión.
Gracias a este enfrentamiento la audiencia subió, sobre todo por la renovación de la audiencia, con oyentes jóvenes que preferían esta fórmula más fresca. Hubo de todo: insultos directos, guerras por exclusivas… eran peones del claro enfrentamiento entre PRISA y la COPE. La llegada del belicoso Alfonso Azuara a ‘El larguero’ agrió aún más la guerra, y en 1995, por primera vez, superaba en audiencia a García. Cuando Telefónica se hizo con Onda Cero en 1999 para plantar cara a PRISA, García volvería a cambiar de casa, pero se retiraría definitivamente en 2002. Con su desaparición, se daba carpetazo a uno de los choques periodísticos más intensos de la historia reciente.