Durante décadas, los científicos han discutido sobre los efectos de las dietas veganas y ovolactovegetarianas en la pérdida de peso y en la prevención de enfermedades cardiacas. Sin mucho, mucho éxito. Las pistas a favor se han ido acumulando, es cierto: pero faltaba un nexo común, un hilo que cogiera toda esa evidencia científica y le diera sentido.
Ahora un equipo de médicos del Hospital Qilu de la Universidad de Shandong cree que ha encontrado ese hilo.
Y es importante. Sobre todo, porque la obesidad se está convirtiendo en la gran epidemia del siglo XXI. 1.900 millones de personas con sobrepeso, unos 600 millones de personas con obesidad y subiendo. Algo que no sería un problema si no fuera porque, como escriben Yani Xu y su equipo en su investigación, «la obesidad y sus complicaciones asociadas no sólo conducen a un aumento de la morbilidad y la mortalidad, sino también a una reducción de la calidad de vida».
¿Pero esto no lo solucionaba Ozempic? Es cierto que la llegada de Ozempic (y el resto de nuevos medicamentos para perder peso) ha cambiado de forma radical nuestra forma de ver el sobrepeso: como decía Antonio Ortiz, estos medicamentos nos están ayudando a entender que el metabolismo y el apetito son hechos biológicos, no elecciones morales. Hechos biológicos y consecuencias sociales.
Sin embargo, están muy lejos de ser la solución a todos nuestros problemas. No solo es que se trata de medicamentos muy caros (y la obesidad muestra una clara correlación entre mayores tasas de pobreza y precariedad económica); sino que no son sustitutos de unos hábitos más saludables y equilibrados.
Ahí es donde entran Yani Xu y su equipo.
En busca de la evidencia perdida. Rastreando en la bibliografía anterios, los investigadores chinos encontraron 24 estudios que seguían a más de 2.000 personas. Eran estudios de bastante calidad (ensayos clínicos aleatorizados) y eso les ha permitido concluir que había un detalle que mostraba vínculos muy fuertes con un menor riesgo de obesidad y problemas cardiacos: las verduras crudas.
De hecho, esto es cierto incluso cuando eliminaban de la ecuación el efecto de los factores genéticos. Esto es lo interesante.
«La dieta vegetariana es una opción viable para las personas que desean controlar su peso corporal y [prevenir] enfermedades metabólicas», explican.
¿Cómo es posible? Los investigadores barajan algunas ideas: desde su alto contenido de fitoesteroles y grasas insaturadas a su papel en la reducción de la inflamación y el estrés oxidativo. Sin embargo, no está demasiado claro. Ese ha sido, históricamente, uno de los grandes problemas a la hora de establecer una relación clara entre pérdida de peso y el veganismo.
Sin embargo, con los datos que vamos teniendo encima de la mesa, parece que la idea de ir aumentando progresivamente el peso de los vegetales (y los vegetales crudas) parece una estrategia positiva. Más positiva de lo que creíamos.
Imagen | Elena Mozhvilo
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