Desde que fue descubierto en 1985, el Titanic ha sido objeto de numerosos descensos y expediciones hasta la zona del naufragio. Inmersiones con ROVs que nos han permitido explorar, descubrir y documentar los restos del barco, pero también ser partícipes del deterioro paulatino de su estado. Tras la última de las “excursiones”, tenemos una noticia buena y otra mala. Hemos dado con un tesoro, pero también se ha perdido otro.
La última expedición. Se trata de dos inmersines sin tripulación que tuvieron lugar hace unas semanas a cargo de RMS Titanic, Inc., la compañía que tiene los derechos exclusivos de salvamento sobre los restos del Titanic, a través de un vehículo equipado con cámaras de alta resolución y equipo de escaneo. De hecho, es la primera vez desde 2010 que la empresa hace una inmersión así.
Uno de los objetivos de la misión era encontrar y fotografiar artefactos que pudieran recuperarse en el futuro. De fondo, la búsqueda del tesoro más codiciado: «Diana de Versalles», una estatua de bronce que ocupaba el salón de primera clase del Titanic. La estatua había sido fotografiada por última vez en 1986, y las probabilidades de encontrarla de nuevo eran como encontrar «una aguja en un pajar», explican los investigadores.
La buena noticia. Finalmente, la estatua de bronce que no se había visto en décadas y que se temía que se hubiera perdido para siempre, se encontró entre los descubrimientos realizados por la empresa. Los hallazgos del viaje «muestran una mezcla agridulce de preservación y pérdida», ha contado RMS Titanic en un comunicado.
«Después de muchos ensayos y errores, logramos encontrar a Diana y tomar sus primeras fotos en 38 años, y la encontramos cuando quedaban apenas unas horas para que terminara la expedición. Este redescubrimiento de la estatua es el argumento perfecto contra toda idea de dejar el Titanic en paz», ha comunicado la empresa.
Y la mala noticia. El descenso también certificó que una sección importante de la barandilla que rodea la cubierta del castillo de proa del barco se había caído. La barandilla todavía estaba en pie hasta 2022. Dicho de otra forma, la escena más icónica de la película de James Cameron, aquella inmortalizada cuando Jack, interpretado por DiCaprio, levanta a Rose, interpretada por Winslet, en el aire mientras están de pie en la parte delantera de la proa del trasatlántico, ya no está, hoy es una escena imposible.
Según ha explicado James Penca, investigador de RMS Titanic, Inc., «descubrimos cuando llegamos al naufragio el mes pasado que la barandilla del lado de babor se había caído. Esto es algo muy natural, diferentes partes de la barandilla se están debilitando. Pero que una barandilla tan destacada, tan fotografiada e icónica esté ahora descansando en el fondo del océano es un cambio significativo. El Titanic literalmente nunca volverá a verse igual», agregó.
Millones de fotografías del deterioro. Durante la inmersión, los investigadores también tomaron alrededor de 2 millones de fotos del Titanic junto a 24 horas de metraje de alta definición. Como cuentan, el tiempo es esencial para registrar la mayor parte posible del naufragio en cámara, ya que los científicos han predicho que las bacterias podrían consumir suficiente parte del armazón de metal como para que las ruinas desaparezcan en un puñado de años.
De hecho, además de la barandilla perdida, encontraron que casi toda la estructura metálica está siendo devorada por microbios, creando estalactitas de óxido llamadas rusticles.
Siguiente paso. La misión cartografió por completo el naufragio y su campo de escombros con un equipo que debería mejorar la comprensión del lugar. El siguiente paso consistirá en procesar los datos para que puedan compartirse con la comunidad científica y así «se puedan identificar los artefactos históricamente significativos y en riesgo para su recuperación segura en futuras expediciones», explica la compañía.
De hecho, se tratará de traer de vuelta la estatua de Diana. «Era una obra de arte que debía ser vista y apreciada. Y ahora esa hermosa obra de arte está en el fondo del océano… en la oscuridad total, donde ha estado durante 112 años. Traer a Diana de vuelta para que la gente pueda verla con sus propios ojos… el valor que tiene, despertar el amor por la historia, el buceo, la conservación, los naufragios, la escultura… Nunca podríamos dejar eso en el fondo del océano», zanja la compañía.
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En Xataka | 36 años después de que grabáramos los restos del Titanic por primera vez, al fin podemos verlos al completo